❝ Mafia ❞ • t.k.

•- ２４ -✿❞

Los demonios también lloran.

También sienten, sufren y son heridos. Solamente que les gusta demostrar que son más fuerte, alardean de su inmunidad a los sentimientos, cuando la realidad es otra.

Eso lo supo Seokjin cuando el señor Kim, padre de Taehyung, recibió a su bebé en brazos. El hombre lloró por genuina alegría, y luego después por tristeza, porque de verdad no quería matar a la madre de su bebé.

No fue mal agradecido, una y mil veces le dijo gracias a la hermosa joven preparatoriana, no sólo porque dio a luz a su hijo, sino también porque se ofreció a cuidarlo y velar por él cada que lo necesitará.

Claramente mintió, para mantenerse viva.

Y a la primera oportunidad intentó escapar.

Kim la encontró intentando saltar la barda que rodeaba su casa.

Ahí mismo la asesino, mientras su bebé lloraba en su cuna, la fue a tirar a sus botes de basura. Volvió a casa y él se hizo cargo de su bebé.

Y ya sabemos que frutos dio su crianza, aunque Seokjin haya intervenido un poco en ella, Taehyung parecía ser la clara copia de su padre.

Pero Jungkook llegó y Taehyung encontró algo que su padre jamás logró obtener por nadie, siendo Seokjin la única excepción, pero el viejo Kim no vio lo que se escondía bajo sus pupilas de su mejor amigo.

Ahora quiere hacer algo para que los dos no sigan sufriendo, dejarlos ser almas libres y felices en vida, aunque en la muerte tengan que cumplir condena en el infierno.

— ¿Puedes hacerlo?

— ¿Te das cuenta de lo qué me pides?

— Si, lo sé, pero de verdad necesito que lo hagas. Te pagaré lo que sea.

— Dos millones, un millón por cabeza.

— Eso es demasiado para unos simples documentos.

— Los documentos son simples, pero tu jefe no es una simple persona.

— Bien, hecho —Estrechó la mano de su viejo colega cerrando el trato.

Salió del viejo edificio y subió a su auto, como le había dicho a Hoseok, volvió a la casa en la playa siendo ya algo de noche. Las luces estaban aun encendidas y se podía ver a Hoseok desde la ventana, sentado y solo bebiendo café.

La historia de Hoseok no es tan triste ni lamentable, creció en una buena familia donde lo amaban mucho, pero él a ellos no, era muy impulsivo y simplemente desarrolló un odio inexplicable a sus padres que lo llevó a asesinarlos mientras dormían. Lo atraparon y lo condenaron a más de treinta años, pero el señor Kim le ayudó a pagar su fianza y lo contrato.

Le había impresionado el trabajo que hizo con sus padres.

— ¿Cómo sigue? —Entró al comedor y acompaño a Hoseok en la mesa.

— Estable y perfecto, el doctor acaba de irse, mañana temprano volverá a revisarlo.

— Esta bien, es tan bueno que su estado mejore.

— Es gracias a mi sangre —Contestó con una sonrisa, tuvo que donar de su sangre para salvar a Jungkook porque son compatibles y no había tiempo para viajar hasta un hospital.

— Gracias por eso —Sonrió también.

Y después, el comedor se llenó de un profundo silencio que ninguno de los dos iba a romper, pero el timbre del teléfono de la casa si lo hizo.

Seokjin se puso de pie y no tardo en contestar.

— Diga —Su voz cambiaba mucho cuando se dirigía por teléfono.

— ¿Jin?

El hombre al otro lado de la línea preguntó con duda.

— ¿Joon? —Se sintió aliviado por escuchar su voz. También Hoseok se emocionó al escuchar que mencionaba el nombre de su amigo— Joder, si estas bien.

— Si, si, estamos bien. Al jefe lo dieron de alta está tarde, ahora mismo vamos de camino, logre pedir el teléfono prestado al piloto.

— ¿Y el tuyo?

— No voy a arriesgarme a usarlo ahora. Aún no se si estamos fuera de riesgo.

— Lo están, ya me encargué yo del asunto aquí. Pueden volver tranquilos.

— ¿Qué ocurrió por allá?

— Te cuento y lo vez tú mismo cuando vuelvan —Sonrió pensando en cómo seguramente se encontraba MinGyu ahora.

— Bien, nos vemos en unas horas. Me alegra haber escuchado tu voz, Jin.

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Unas diez horas antes, la policía de Las Vegas estaba interrogando a Taehyung, buscando información alguna sobre su atacante.

Y una explicación sobre los papeles encontrados en su cuarto de hotel.

— Entonces ¿usted acababa de comprar el hotel?

— Si, fue un regalo para mi esposo —Se mantenía algo neutro, mostrando una sincera tristeza por lo sucedido con Jungkook, pues aunque estaba en coma, todos creen que está muerto— Justo ese día íbamos a festejar otro aniversario...

— De verdad lo sentimos, señor Kim —Era un poco incómodo para los oficiales interrogar a un viudo que seguramente no tenía ni ganas de seguir con vida— Debió costarle una verdadera fortuna ¿Cómo logró pagar todo eso?

— Soy un importante empresario en mi país natal, más de la mitad de la ciudad me pertenece, y por Jungkook, yo era capaz hasta de comprarle la luna.

No pudo evitar sollozar y soltar algunas lágrimas.

— Eso... Suena muy lindo —El oficial terminó de anotar. La verdad no había ninguna anomalía, la compra fue hecha correctamente y la cuenta que recibió tal suma de dinero era verdadera. Contactaron al dueño y el hombre confirmo la historia relatada por el hombre rubio.

"Compró el hotel como regalo para su esposo, y siendo sinceros, yo no sé manejar un hotel": Esas fueron las palabras de un tal Franco Massimo.

Hombre italiano, viejo amigo, que le debía un favor a Taehyung.

Si, ya tenía toda una fachada preparada y resultó exitosa.

— Bueno, señor Kim, de nuestra parte eso es todo. De verdad lamentamos su perdida y esperamos poder capturar pronto al responsable.

— Muchas gracias, oficiales.

No sí Taehyung lo asesina primero.

Después de unas horas más el doctor le dio de alta y luego pasó lo ocurrido con Namjoon. Ya a bordo del avión solo podía pensar en su Jungkook.

A su mente llegaron todos aquellos recuerdos más bonitos que compartían, poquitos, pero los había. Lo más bonito dentro de todos sus recuerdos es la risa del menor, como se carcajea de forma estruendosa y adorable, sentía que escuchaba la risa de un ángel.

La última mirada que le dedico cuando estaban en el hotel, lo hizo darse cuenta que quería tenerlo así por siempre, enmendar sus errores, huir con él y amarlo hasta la muerte.

La que parecía estar más cerca cada que seguían en esa vida de peligro, ya no la ve una querida amiga.