•- 13 -✿❞

1K 92 17
                                    

Dos años más y ya controlaba toda la mafia en Asia.

Temido, respetado por lo mismo, porque la gente le tiene miedo. Mentiroso. Manipulador.

Rompe corazones.

¿Y todo gracias a quién?

A un niñato, que ahora ya no es niñato, que se propuso el querer ayudar a Kim Taehyung en su objetivo de volverse algo así como un rey. Ha pecado, ha sido deshonesto y asesino.

Tenía su pase en primera fila al infierno. Incluso entraría a la zona VIP.

¿Por qué ayudarlo a volver más basura el mundo? ¿A quitar la seguridad de las calles y dañar a la gente?

Empezó a gustarle. Disfruto matar, engañar, extorsionar, apostar con locura y ganar millones. Taehyung lo tenía en bandeja de plata. Su joya de la corona. Pará Jungkook todo comenzó a ser más perfecto, alguien vio por el, le dio la atención que antes no tenía, le hizo sentirse especial y querido. Pará Taehyung valía mucho. Literal.

Solo había una pequeña cosa insignificante que odiaba dentro de su vida. Siendo joven, inseguro y con falta de afecto es de esperarse que confundiria la atención que se le fue dada, y dejaría que sus sentimientos fueran por un camino incorrecto.

Se enamoró.

Y aunque ahora era un adulto más maduro y frío, esos sentimientos no se van. Igualmente, Taehyung se volvió más duro y firme con él, mostrándose cómo un verdadero jefe de la mafia. Así al menos podría enterrar lo que sentía e intentar olvidarlo, dañando así a su corazón y a su mente, pero no importa.

Lo jodido estaba en que Taehyung no iba a soportar más mantener ese maldito comportamiento con el menor. Joder, que ganas le traía a Jungkook, sí cuando era aún un niño le ponía, ahora estaba todo peor, porque ese niño era...

— Muy sexy —Gruño, mientras contempla el cuerpo del menor que vestía un pantalón ajustado negro, una camiseta simple color negra también, guantes y chaleco de cuero, y su cabello ligeramente largo y desordenado se veía perfecto.

Con los años solo le era más difícil contenerse, pero lo hacía no sabiendo de donde venía tanta voluntad propia.

Tiro el arma al primer sofá que vio al cruzar la puerta de la oficina y ajusto más a sus manos sus guantes ensangrentados. Un estúpido se creyó tan listo como para atacar a Kim saliendo de su casino.

— ¿Tan pronto has acabado?

— Es el tercero que lo intenta esta semana, ¿me quieres decir a quién carajos molestaste? —Se atrevió a hablarle con tanta confianza, comenzaron llevarse tan normal como "amigos" desde hace ya mucho. Ya había dejado los honoríficos y el respeto de lado, su relación cambió en el transcurso de los años.

—Se encogió de hombros despreocupado— Quizás a un político tonto que creyó que puede chantajearme. Nada que no se pueda solucionar —Le sonrío ampliamente, pero no tardo en convertir la sonrisa en una mueca al ver la herida en la mejilla del menor. Suspiro cansado, el desconocido atacante le había dado batalla a su chico.

— Haré que parezca un robo que salió mal. Da la orden y yo lo hago —Se tenso al tener el rostro de Taehyung tan cerca, se había puesto de pie solo para acercarse y revisar el pequeño rasguño en su pómulo— Estoy bien, solo fue un golpe.

— Sabes que odio que te hagan daño —En un rápido movimiento lo tomo de la cintura y lo acorralo contra su escritorio, estiro su mano para alcanzar su pañuelo de la mesa y con ella poder limpiar la poca sangre de la herida— Y sobre lo otro, no te preocupes. Yo hablaré primero con él

❝ Mafia ❞ • t.k.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora