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— Excelente, simplemente excelente.

Negociar en la tierra del pecado era más fácil de lo que creía. En sus manos tenía unos papeles recién firmados por su querido, y nuevo colega de negocios, que le pondremos de nombre Ethan, quien muy gustoso aceptó la extensión de Kim hasta su territorio.

Territorio que ahora es de Kim y de Jungkook.

— Uh. Amigo, de verdad no sabes mantener un rastro limpio con tus hoteles, quiero decir, mis hoteles —Negó con su cabeza mientras hacía chasquidos con la boca— Que pésimo trabajo hacías.

Legalmente tenía que conseguir ser propietario de los hoteles de Ethan, así que firmaron el acuerdo que le cedía todo por medio de una compra. ¿Por qué adquirió hoteles? Porque Jungkook se lo había pedido anoche, pero no exactamente así.

Le otorgó los papeles a Namjoon, quien salió con ellos y se fue dejando a su jefe y Ethan solos en la habitación.

— E-eres un hijo de puta —Ethan apenas si podía pronunciar palabras, escupió sangre y se hacía presión en el agujero de bala en su abdomen.

— Si, es divertido serlo —Sonrió sacando de su abrigo un estuche de cuchillos. Se colocó sus guantes negros y ató las manos de Ethan a su espalda.

Su marca, o sello, que deja al terminar un trabajo exitoso es dejar a sus "socios" sin rostro, sin importar qué estuvieran vivos o muertos, gozaba de escucharlos gritar. Robó la idea de un villano de los cómics de DC.

Cuando estuvo hecho, recogió la hielera con su tesoro de colección dentro, su abrigo de cuero negro estaba algo manchado pero podría limpiarse fácilmente, se limpió antes sus guantes y salió de la habitación para dirigirse al ascensor.

Ahí recibió una llamada, quizás ya la número cien, sonrió en grande al ver el nombre en la pantalla de su aparato.

— Hablas con el amor de tu vida, el hombre que te mete su pene gordo hasta tu manzana de Adán —Era una divertida contestación que se había inventado.

¿¡Dónde carajos estas!?

Kim alejó el aparato de su oído ante el repentino grito.

— ¿Alguien esta de malas? —Río levemente. No había avisado a Jungkook sobre su rápida salida.

¡Puta madre Taehyung! ¡Me levantó y no te encontró por ningún lado! ¿Sabes cuantas horas han pasado?

— Quizás... ¿unas tres horas?

¡Seis putas horas! —Corrigió— ¡Seis putas malditas horas en las que no respondes el teléfono!

— ¿De verdad? —Tuvo que mirar el reloj en su muñeca para confirmarlo. Llevaba seis horas lejos de su amado Jungkook, se levanto a las cinco de la mañana y ya eran las once del día, casi las doce— Lo siento, amor mio, me perdí la noción del tiempo.

¿Donde mierda estas?

Ahora hubo un repentino cambio en su voz, lloriqueo, jadeo con preocupación. No lo demostraba para hacerse el fuerte, pero también estaba jodido con el asunto de MinGyu y su maldita intimidación, no se asustó cuando despertó solo en la cama, entró en pánico cuando dos horas pasaron y el rubio no dana señales de vida y ni contestaba el teléfono.

❝ Mafia ❞ • t.k.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora