CAPITULO 1 - DESEO LETAL

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Los brazos de Bastián me rodeaban la cintura mientras me embestía una y otra vez con más fuerza, mis manos se aferraban a la cama en busca de algo para sujetarme, sus empotradas constantes en mi húmeda feminidad hacia que lo excitaran mucho más, m...

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Los brazos de Bastián me rodeaban la cintura mientras me embestía una y otra vez con más fuerza, mis manos se aferraban a la cama en busca de algo para sujetarme, sus empotradas constantes en mi húmeda feminidad hacia que lo excitaran mucho más, mis piernas temblaban mientras él me sujetaba con más fuerza para poder continuar con su gran hazaña.

- Eres mía - gruñía él mientras hundía su cabeza en mi cuello.

No respondía nada a sus demandas y continuaba disfrutando del placer al cual estaba acostumbrada, no podía decirle si o negarme a serlo, sabía que eso me costaría muchas cosas, estaba en la cama de él hombre que de alguna manera me da todo lo que necesito, pero no lo que deseo.

Mis gritos se duplicaban al sentir el orgasmo cerca, mis manos tapan mi boca, pero Bastian aparta mi mano agarrándola fuerte y sujetándola contra la cama, sus movimientos y su gran miembro se mueve más rápido entrando y saliendo de mí, rápido y fuerte, soy la primera en alcanzar el orgasmo, mi cuerpo se contrae haciendo que él maldiga y saque su miembro masturbándose delante mío acabando en mi abdomen.

Se deja caer al lado mío, rodando para sentarse a mi lado, me siento sobre la cama tratando de buscar mi ropa, pero él rápidamente me sujeta por el brazo jalándome hacia él, mi rostro queda a su altura, una de sus manos toma mi mentón demasiado fuerte, sus grandes ojos celestes se clavan en mí, trato con una de mis manos soltar su agarre, pero el presiona más mi mentón, sus ojos me miran atentos, luego bajan para revisar todo mi cuerpo.

- Samantha - sus dedos se clavan en mi rostro provocando que me duela - cuando te pregunte si eres mía, ¡tienes que responder! - grita, chasqueando su legua - no olvides quien te saco del basurero al que perteneces.

Empuja mi rostro haciéndome retroceder, camino hacia los pies de la cama donde se encontraban mi ropa, la levanto y camino hacia la ducha.

- ¡Samantha! - grita Bastián.

Mis manos cierran rápidamente la puerta del baño, desde el otro lado Bastián golpea la puerta con fuerza.

- Debemos... ir a la PDC - escucho como intenta controlar su voz cuando lo dice.

La dichosa Pelea de Campeones había hecho que toda esta semana Bastián este en casa, rogaba porque ya se largara nuevamente, sabía que luego de la PDC se iría nuevamente, claro que me dejaría con alguno de los perros a los cuales me tiene acostumbrada, pero era fácil quitármelos de encima al mencionarle como me miraban, era suya...no porque quisiera, sino porque era mi deber, era mejor que estar muerta.

Bastián era uno de los tantos empresarios respetados en esta ciudad, su inteligencia y gran habilidad para para encubrir sus negocios ilegales lo hicieron quien es ahora, dueño y señor de toda una gran mafia. Cuando lo conocí quede fascinada de que me eligiera, era imponente, elegante, guapo, pero también posesivo, agresivo, manipulador, obsesionado con que sea suya siempre.

Todos estos tres años había disfrutado del sexo que el medaba y yo a él, pero los últimos meses había cambiado tanto haciendo que el deseo y la pasión que tenía hacia él se apagara, todos los que nos rodeaban hablaban de la obsesión que tenía conmigo, pero nadie se atrevía a decírselo a la cara, porque sería tentar a la suerte, mientras Bastián juega con la pistola con las que los mataría.

Cuando algo le molestaba no dudaba en decírmelo o demostrármelo.

Me meto bajo el agua haciendo que caiga sobre mi cuerpo, mis aureolas se ponen duras al sentir la fría agua resbalar por mi cuerpo, mis ojos se cierran recordando que todo esto es simplemente un día, toda mi vida había deseado con un hombre que me demuestre lo que era tener sexo porque lo deseas y que me posea, borro esa ida de mi cabeza al escuchar como la puerta suena desde afuera.

- ¡Mierda! - exclamo cuando recuerdo que estoy demorando mucho.

Termino de bañarme lo más rápido que puedo, las gotas derraman por todo mi cuerpo, camino hacia mi vestidor en el cual ya tenía listo el vestido que me pondría.

En menos de media hora había terminado de alistarme caminando hacia donde se encontraba Bastián como era costumbre cuando me ve me come con la mirada, avanzo hasta sentarme en sus piernas y darle un beso en los labios.

- Estas igual de hermosa que la primera vez que te vi - dice apretándome contra él.

Él llevaba un traje muy elegante color azul noche haciendo que sus ojos resalten en su rostro, todas las mujeres que lo rodeaban estaban deseosas de que él se aburra de mi para pasar de mí, él había dejado claro que nadie permitiría eso, ni siquiera yo.

Sus palabras hacían que mi mente viaje al momento que por primera vez lo vi, yo estaba parada con mis compañeras buscando un trago en la barra, solo así podía pasar todas las noches en las cuales me llevaban a terminar en un cuarto con un hombre diferente cada hora, por un precio que no merecía. Bastián se había acercado a mi sonriéndome sin descaro y ofreciéndome acompañarlo toda la noche sin necesidad de acostarme con él, fui una estúpida al creer que solo alguien podría desear mi compañía sin que yo me acueste con él, comenzó a visitar todos los días el lugar donde yo trabajaba, hasta que caí en él, ambos habíamos termino en una de las habitaciones que había en el lugar, no podía negar que había sido él mejor hombre con el que había tenido sexo, me había hecho ilusione tontas hasta que en una de sus visitas frecuentes me dijo que me iría con él y que solo sería suya, cuando el dueño del lugar trato de impedírselo termino en el suelo con una bala entre los ojos, mi libertad había sido vendida a un hombre a cual no me amaba, sino que solo me disfrutaba, así que me obligue a hacer lo mismo.

- Bas debemos irnos ya o no llegaremos a la dichosa pelea - él protesta sacando su mano de mis piernas.

- Tienes razón - se acomoda la corbata y mira a uno de sus hombres.

Me separa de él poniéndome de pie.

- ¡Muévete! - grita Bas mirando al hombre a su lado.

- Bas... - él me mira frio y se adelanta dejándome sola.

Un suspiro de cansancio se escapa de mis labios, camino detrás de él saliendo de la casa, algo dentro mío hace que sienta nervios al ir hacia aquel lugar al cual nos dirigíamos.

"DEJA QUE EL DESEO TE CONSUMA, PERO CUIDADO QUE SI TE GUSTA PUEDE SER LETAL"


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