CAPITULO 11

156 19 7
                                    

Samantha deja caer la tolla que cubría su cuerpo, veo como la pequeña tela cae lentamente, trago saliva al verla tan cerca, ella deja sus curvas expuestas para ser adoradas por mí, verla delante mío era como tener a la mayor obra de arte solo para mí y deseaba que esto nunca se acabara.

Sus ojos están clavados en mi rostro, pero mi mirada no deja de recorrer su cuerpo de arriba abajo, sus generosos pechos, su cintura, sus amplias caderas y sus piernas, su larga cabellera negra se le pegaba al cuerpo, aun húmedo por haber salido de la ducha, su mirada tan profunda que invitaban a unirme a ella, sus ojos negros destellaban deseo.

Cuando entre al cuarto a hablar con ella no imagine que ella contestara mis preguntas, había sido un cabron con Max y con ella, me había dejado expuesto al confesar que necesitaba mujeres, que no podía lidiar con el rechazo, sobre todo el suyo cuando acaba de decirle que reinaba en toda mi mente, consumiéndome como una droga.

- Seré tuya por esta noche – dice ella posando sus manos en mi pecho.

¡Mierda! Claro que deseaba hacerla mía, deseaba que sea mía de una y mil formas, deseaba hacer que sienta lo que yo siento cuando la tengo cerca, deseaba poder poseerla como ningún otro hombre lo había hecho, deseaba poder hacer todo lo que ella deseaba.

- Brenet – dice ella, con los ojos en mis labios.

Sabía que luego de esta noche cambiaria todo, que desde esta noche no podría conformarme con menos y desearía siempre pertenecerle a ella.

Junto mis labios con los de Samanthan besándola tan ferozmente que temo que se asuste por un momento, pero al escucharla jadear en mi boca hace que eso me excite más, mis manos viajan a sus piernas y la levanto haciendo que ella me rodee con ellas, siento sus pechos tocar mi cuerpo, pero el toque es interrumpido por la ropa que traigo puesto, la beso, mi lengua masajea la suya y mis manos presionan más su cintura.

¡Dios! podría perder la cordura con solo sentirla así, con solo besarla sentía que toda la sangre de mi cuerpo se concentraba en un solo lugar, mi miembro gritaba que lo libere y me hunda en Samantha hasta hacerla mía una y otra vez.

Esta noche ella sería mía, sería tan mía que dudaba en dejarla ir, sería un idiota al mentir que no soy egoísta, porque la deseaba solo para mí.

La tomaría siempre como si ella fuera una droga, por la cual yo estaría dispuesto a morir de sobredosis de ella.

Tomo la orilla del polo de Brenet y se lo saco dejando expuesto su torso, mis manos acarician su duro cuerpo, él se sienta sobre la cama conmigo encima, siento como mi humedad se incrementa, Brenet con una sola mirada nota mis ansias, muevo mis caderas restregándome contra él, sus manos presionan mi trasero y una de sus manos sube hacia mi pecho, lo toma entre sus manos y comienza a lamerlo jugando con él, cierro los ojos por las oleadas de placer que siento, no soporto más el no tenerlo entre mis piernas, mis manos lo empujan haciendo que el caiga contra la cama, mis manos se mueven rápidamente para bajar su pantalón, libero su miembro de una vez por toda y comienzo a masajearlo, esta tan erecto que muerdo mis labios al verlo, me agacho hasta colocar mi boca sobre su miembro, me lo meto a la boca y comienzo a succionar despacio subiendo y bajando la cabeza, metiéndomela más a la boca, pero es inútil no me cabe toda en la boca.

- Sam... - dice él con los ojos cerrados.

Sus músculos están tensos, vuelvo hacer el mismo movimiento repitiéndolo, con la punta de mi lengua dibuja círculos en su glande, lamo todo su miembro, mientras el abre los ojos para verme, me vuelvo a meter a la boca su gran miembro succionando esta vez más rápido y subiendo y bajando para metérmela hasta más adentro.

DESEO LETALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora