CAPITULO 4 - DESEOS OCULTOS

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Bastián me mira sin ninguna culpabilidad en los ojos y aun así besa a quien tiene encima, mientras sus manos masajean los pechos de la otra chica

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Bastián me mira sin ninguna culpabilidad en los ojos y aun así besa a quien tiene encima, mientras sus manos masajean los pechos de la otra chica.

¿Cómo puedo permitir esto?, me maldigo por dentro por no poder hacer nada, no tengo opción, me siento tan estúpida, me siento usada y vacía.

Avanzo hacia la mesa para llevar mi vaso con lo más fuerte que encuentre, levanto el vaso y bebo el líquido con desesperación, mientras me quema la garganta por lo fuerte que es, siento como me quema todo el interior, me vuelvo a mirar a Bastián que sigue siendo el hijo de puta que es.

Tomo la botella y me dispongo a llevármela a los labios, pero una mano me detiene, mis ojos se encuentran con unos hermosos ojos grises, el boxeador, tiro de la botella, pero él no la suelta.

- Por allá hay otra - señalo hacia la botella que aun esta sellada en la mesa.

- Quiero esta - dice quitándomela de las manos.

Veo como se la lleva a los labios y toma aun con sus ojos en mí, volteo los ojos molesta por su actitud, lo que menos necesito es estar sobria ahora mismo.

- Imbécil - murmuro entre dientes.

- ¿Una mujer como tú hablando así? - levanta las cejas sonriéndome.

- No estoy de humor, ¡Largo! - me volteo dándole la espalda.

- Hermosa vista la que me das - escucho como aclara su voz, me vuelvo y lo miro seria.

Lo evaluó por un momento prestándole la atención que sé que quiere de mí, sus ojos grises son lo que más destacan en él y su fornido cuerpo, sus amplios hombros y brazos tan musculosos, pero balanceado para su tamaño era alto y muy hermoso, por primera vez desde la pelea me había puesto a evaluarlo, sentí un pequeño apretón en mi bajo vientre, su cabello negro y sus facciones eran tan atractivas, aun bebía de la botella sin parar la manzana de su garganta subía y baja en cada trago que daba era casi hipnotizante, es como si hubiera sido tallado por Dios, me corrige es como si hubiera sido hecho por el mismísimo Diablo para tentar.

- Toda tuya - dice entregándome la botella con la mitad del líquido.

Miro una vez más a Bastián que aún sigue entretenido con las mujeres que lo rodean, lo necesito, necesito el alcohol no podía estar al lado de Bastián sin estar inconsciente, el líquido pasa por mi garganta, pero a medida que tomo y tomo siento como a mi cuerpo le recorre un ligero calor que se extiende por cada centímetro de mí.

Bajo la botella y se la extiendo al boxeador que me mira atónito por mi manera de tomar, le sonrió y entre cierro los ojos para mirarlo, sus ojos me miran de una manera rara y eso me está poniendo incomoda.

- ¿Tu padre es el diablo? - dice viendo mi tatuaje y extiende su mano para agarrarme de la muñeca, pero me suelto de su agarre.

- ¿Por qué? - le digo confundida y mirando la pequeña serpiente tatuada en mi antebrazo.

DESEO LETALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora