CAPITULO 32 - LA VERDAD

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Sus ojos están rojos mientras se apoya contra el suelo para no caer, su respiración es como la de un animal buscando salvar su vida

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Sus ojos están rojos mientras se apoya contra el suelo para no caer, su respiración es como la de un animal buscando salvar su vida.

Mi mano tiembla al escuchar sus palabras me lleno de ira y las lagrimas me ciegan haciendo que mi visión sea más nublosa.

- Dime todo lo que sabes ¡Ya! – le exijo.

Uno de los hombres de Bastián sujeta mi mano de manera rápido y terminan reduciéndome con fuerza intentándome quitarme el arma.

La dirección del arma que sostengo la apunto hacia Bastián, sus hombres levantan sus manos y se alejan tratando de calmarme.

- ¡Que le hiciste! ¡Dímelo! – grito tan fuerte que el dolor en mi garganta se hace presente.

Siento como se me desgarra el alma en cada pregunta y cada posible respuesta.

- ¡No! – uno de los hombres se aprovecha.

Se acerca quitándome el arma, me patea detrás de la rodilla haciéndome caer de rodillas contra el suelo, uno de ellos me apunta con su arma hacia la cabeza.

- Mátenlo – ordena Bastián hacia el Polaco.

- ¡No! – grito

Era el único que sabia lo que realmente le había pasado a mi hermano y donde estaba.

Me levanto y intento irme contra Bastián, pero el me sujeta con fuerza mientras intento alcanzar a detener que maten al polaco, pero es inevitable veo como le apuntan a la cabeza. Clavo mis uñas en los brazos y cara de Bastián mientras intento soltarme.

El ruido de la bala hace que me detenga en el acto. La única persona que por fin me había dado información de mi hermano acaba de recibir una bala en la cabeza, mientras le abrían la boca para cortarle la lengua.

Me suelto de Bastián y caigo de rodillas lentamente hacia el suelo, las lagrimas que derramaba ahora mismo no sabia si eran de dolor o de ira, pero podía sentir como algo dentro mío crecía algo que remplazaba el dolor.

Un fuerte golpe hace que reaccione, el sabor metálico de la sangre invade mis labios.

Bastián me vuelve a jalar por el brazo y veo como cierra su puño delante de mi rostro y me vuelve a golpear con fuerza haciendo que apoye mis manos sobre el suelo para no caer de cara.

- Ser blando contigo no sirvió de nada – dice mientras enreda su mano en mi largo cabello.

Su puño golpea mi mentón y comienzo a sentir dolores punzantes en mi cara. No digo ni una sola palabra solo puedo llorar por el dolor que siento en todo mi cuerpo.

Veo como detrás de él Brenet lo jala con tal fuerza que casi lo hace caer de espaldas, los hombres de Bastián comienzas a detener a Brenet bloqueándole el paso a él y Max luchando contra ellos para contenerlos y que no se metan en lo que estaba pasando.

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