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Ajustaste el delantal de color negro a tu cintura, retrayendo después, con un poco de agua, algunos cuantos cabellos rebeldes que sobresalían de tu coleta. El rubor de tus mejillas manifiesta el claro ajetreo que trae consigo la jornada de trabajo, al tratarse de un sábado por la tarde.

Sin dejar pasar más tiempo en detalles, observaste tu reflejo en el espejo del tocador femenino una última ocasión para abandonar de una por todas la habitación y continuar con tu labor.

El comedor te recibió con agradables conversaciones de los clientes que degustaban sus platillos, así como de algunos cuantos gritillos alegres de los niños que eran acompañados de sus padres.

Sonreíste castamente, dirigiéndote a la barra principal para tomar un par de menús entre tus manos.

- ¿A qué hora termina tu turno? - Yugyeom, tu compañero de trabajo y amigo, inquirió con el afán de iniciar una conversación a falta de comensales que requieran su atención.

- Me quedo para el cierre junto a Teuchi-nim. - respondiste, con ligero pesar - ¿Terminas antes hoy? - agregaste al tiempo, obteniendo un silencioso asentimiento al instante.

Yugyeom sonreía con satisfacción, antes de decir:

- Me quedan dos horas más, aprovecharé la oportunidad para reunirme con mis amigos. - explicó con un brillo emocionado, aplaudiendo en un gesto infantil.

Reíste debido a su reacción prosiguiendo a continuar con la charla de no haber sido por la campana que se agitaba junto a la puerta, indicando la llegada de alguien a lugar.

Desde la cocina, Teuchi, tu jefe y chef principal, saludaba a los presentes con alegría, vitoreando en agradecimiento la presencia de los recién llegados.

- Es tu mesa. - el castaño afirmó, señalando con un vistazo al trío de chicos que tomaba lugar en la esquina superior derecha del lugar.

Asentiste en acuerdo, contando que los menús de tus manos fueran la cantidad correcta. Al poco tiempo, te dirigiste a donde los jóvenes se encontraban y saludaste empleando un reverencia.

- Bienvenidos a Ichiraku Ramen~ - dijiste cortésmente, esbozando una sonrisa amistosa que fue correspondida por tres más - ¿Desean algo de beber antes de que tome su orden? - cuestionaste amablemente, entregando con cautela el menú a cada uno de los chicos.

Ahora que prestabas un poco de atención a sus rostros, podías deducir que los tres chicos apenas estaban en sus plenos veintes, muy posiblemente se trataban de amigos que buscaban un buen bocadillo y agradable sitio para conversar, no había similitudes entre ellos.

El único azabache y de oscuros orbes, rascó su nuca con un gesto pensativo poco antes de girarse con atención al chico de su costado, un castaño claro de piel morena.

- Hyung, ¿Te gustaría un poco de soju? - formuló por lo bajo, siendo apenas percibido por el aludido.

El joven suspiró dubitativo, recargando su barbilla en una de sus manos.

- Soju y ramen.. - soltó, con interés - Suena bien, ¿No es así? - replicó con una sonrisa geométrica, provocando que el azabache riera al instante y chocara su hombro suavemente.

- Me has convencido. - aceptó gustoso, revolviendo juguetonamente las hebras oscuras del contrario, antes de girarse al restante de los tres - ¿Qué dices Jiminie, soju?

"Jiminie" como lo llamó su amigo, de melena rosada y brillante, mantenía su visión clavada en el menú, indagando con escrutinio la sección de bebidas.

Sus labios se fruncen en un enfurruñado puchero al igual que su espeso entrecejo.

Había algo en él que capturaba tu atención, olvidándote del resto de presentes en el lugar, quizás se debía al llamativo color de su cabello o a las delicadas facciones que su rostro de piel pálida piel manifiesta. Tu mirada se posó más instantes de los necesarios en el contrario, siendo atrapada en el acto cuando la mirada del pelirosa se apartó del papel en sus manos para posarse en la tuya.

Jimin's ReactionsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora