Era un cálido sábado por el atardecer, el sol se filtraba a través de las blanquecinas cortinas que cubrían las ventanas que rodeaban la estancia de tu departamento. La habitación se pintaba en una mezcla de colores anaranjados con atisbos de rosado, creando un ambiente agradable en compañía del silencio apaciguado en el que se sumía el lugar.
Si se concentraban bien, podrían lograr escuchar los gritos avivorados de los niños que corrían y jugaban alegremente en el parque que se encontraba contraesquina del complejo departamental.
Tus falanges recorrían perezosas las sedosas hebras de la melena del chico que se encontraba entre tus piernas, un ligero cosquilleo sobre la piel de tus muslos provocaba que los vellos de tu cuerpo se erizaran un tanto ansiosos. Disfrutabas de la paz y tranquilidad que el toque te ofrecía en silencio, adorando la facilidad con la cual un simple roce de Jimin, lograba desvanecer cualquier sensación de malestar en tu interior. Su cabeza reposaba sobre tu pecho, y sus brazos se extendían a ambos lados de tus piernas.
La opresión contra tu caja torácica no era insidiosa, todo lo contrario, resultaba relajante cargar con el peso del chico sobre tu cuerpo, de cierta manera te hacía sentir satisfecha y gustosa.
Sus respiraciones se acompañaban la una a la otra, dejando escapar algún que otro suspiro.
- ¿Te apetece hacer algo? - inquiriste por lo bajo, sobre el oído contrario.
Jimin se removió entre tus brazos a causa del hormigueo que produjo el susurro.
- Podría estar así lo que resta del día.. - confesó, llevando tus manos entre las suyas, para posicionarlas sobre su pecho.
Unieron sus dedos tan pronto como sus movimientos cesaron, sintiendo el agradable calor viajar con el toque. Tus labios se detuvieron sobre la piel expuesta de su nuca, donde te dedicaste a depositar tiernos y castos besos.
Un entrecortado jadeo escapó de los abultados labios ajenos, provocado por el repentino ataque de besos en uno de sus puntos sensibles.
Los besos apenas duraron un par de instantes, cuando Jimin ya se giraba sobre su lugar para erguirse sobre ti, dejando que sus brazos sostuvieran su peso a cada lado de tu cabeza sobre el mullido sillón. Sus orbes se conectaron en el momento en el que encararon sus rostros, notando como un brillo difícil de explicar inundaba las esferas contrarias.
Se observaron durante un par de segundos, donde lo único audible era el sonido de sus respiraciones y por poco el de sus corazones.
Un atisbo de sonrisa traviesa tomaba posesión de los belfos de tu novio, mismos que se hundieron sobre el hueco entre tu cuello y hombro, con el objetivo de besar y juguetear con la zona. La poca piel que era expuesta gracias a la holgada blusa que usabas, era sostenida entre la perfecta dentadura del chico, el cual se encargaba de besar y morder de tanto en tanto con el afán de crear marcas que, estabas segura, perdurarían un par de días.- Jiminie~ - jadeaste, sintiendo como sus labios rozaban tu dermis ansiosamente.
Un profundo gruñido raspó contra tus oídos, acelerando más el bombeo de tu corazón.
- ¿Quieres que me detenga? - bramó por lo bajo, llevando sus besos al filo de tu mandíbula.
Tus manos se deslizaron de sus hombros hasta el cabello de su nuca para estrujarlo furiosamente entre tus dedos, ocasionando que Jimin gruñera nuevamente, un tanto descolocado de sí.
Un gemido roto brotó desde lo más profundo de tu garganta cuando movimientos que simulaban suaves embistes, provocaron que sus caderas impactaran contra las tuyas en un placentero choque de anatomías. Sin ser consciente de ello, te movías al compás del cuerpo opuesto, anhelando más de la adictiva sensación caliente que comprimía cada terminal nerviosa de tu ser.
Sus dedos se escabulleron entre tu blusa y sonrió complacido cuando dió con el cordón que sostenía el short de tu pijama, la necesidad por deshacerse de ellos era inquietante y podías percibirla debido al titubeo con el cual sus ojos te observaban.
Mordió su labio fuertemente, conteniendo la tormenta de sensaciones que se arremolinaba en su mente.
- ¿P-Puedo..?
El cuestionamiento llevaba implícito lo que sus acciones deseaban hacer, dejando en claro que se moría por arrancar las prendas que cubrían tu cuerpo.
- Por supuesto.
Respondiste en un débil y acongojado hilo de voz, dando completa libertad de hacer al chico todo lo que desease contigo.
•••No quiero dejarlxs así pero es justamente lo que estoy haciendo jajaja
Lamento la demora, espero que se encuentren muy bien, ¡gracias por los casi 300k !
Cuídense mucho, beban agua y duerman bien.
🧡🧡🧡
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Jimin's Reactions
RandomReacciones y cortos imaginas de Jiminie ante diversas situaciones de la vida. {Pedidos abiertos} Si tienes alguna idea en mente que te gustaría que escribiera puedes mandarla en privado o dejarla en los comentarios. *ATENCIÓN: Algunas partes contie...