Capítulo XVI

736 59 88
                                    


El olor a café y pan recién tostado invadía todo el apartamento; junto con el calor que emanaba el cuerpo de Jimin era la sensación más exquisita que podía existir, un perfecto despertar.

No sé exactamente en qué momento se había colado en mi cama; lo que si recuerdo era que había llegado muy risueño y oliendo un poco a whisky. Casi me orino de risa cuando comenzó a quejarse de mi compañera de trabajo. La calificó de intensa e insípida; aunque lo último no me lo esperaba, puesto que según como dejé las cosas en el bar parecía que se lo quería devorar de un solo bocado.

Su flequillo azabache caía justo en mi frente, me hacía cosquillas con sus puntas en mi nariz. Nuestras respiraciones se mezclaban tranquilamente. Me dedicaba a acariciar su cabeza con parsimonia, mientras él hacía lo mismo en mi hombro descubierto con suaves roces, haciendo que mi piel se erizara. Ambos manteníamos los ojos cerrados.

— ¡Maldición!— seguido se escuchó un ruido estruendoso desde la cocina.

Jimin se removió un poco en desde su posición, aprisionado uno de mis muslos sobre su regazo. Repitió los mismos toques que anteriormente daba en mi hombro, ahora en esta zona. Suspiró de forma exagerada y pasado unos largos segundos soltó una risa nasal.

— Tal vez, ¿serían tan amables de traernos el desayuno a la cama?— no pude evitar visualizar esa escena en mi cabeza, algo que me causó mucha gracia.

— Lo dudo.— dije divertida, aún con la voz un poco adormilada.

— ¿Qué hora es?— preguntó sin moverse ni un ápice.

La verdad es que no tenía la menor idea. Se notaba que era de día porque la claridad del sol se colaba por las endijas de la pequeña ventana. Fue entonces cuando detuve las caricias en la cabeza de Jimin y estiré mi brazo para alcanzar el móvil. En la pantalla ya marcaba las nueve y veinte.

— Aún es temprano.— se me escapó un bostezo — ¿A qué hora nos fuimos a la cama?— pregunté tallando mis ojos.

Se estiró y soltó un bostezo despreocupado, para luego aprisionar mi cintura entre sus brazos.

— Te refieres a dormir o a...— elevaba sus cejas repetidamente con una sonrisa pícara.

Su respiración hacía cosquillas en mi cuello, mientras se dedicaba a dejar pequeños besos por toda la zona. Creo que podría acostumbrarme a esto. Jimin era un chico pasional y hasta un poco salvaje, pero de la misma manera podía llegar de un extremo a otro, siendo demasiado tierno y delicado. Perfecto para tener una relación sana, pero sin compromiso.

Ya era hora de comenzar el día y despertar de este lindo sueño que aunque real sería solo un recuerdo efímero.

— Hagamos un trato.— tomé la iniciativa de levantarme de la cama, antes de que me engatusara de nuevo— Que te parece si yo voy a por algo de desayunar para ambos... en lo que tú te duchas.— le aventé una toalla limpia directo a la cabeza.

— No suena mal...— repuso pensativo— ... pero, que tal si mejor nos duchamos juntos...— esto último lo dijo con una sonrisa perversa— ...y luego, preparamos el desayuno para los dos.

— No suena mal...— traté de imitarlo con una sonrisa igual de perversa— ...pero no sería lo más prudente.— aclaré mi garganta— Los criados podrían oírnos y no podemos dejar que piensen que sus patrones son unos inmorales.— dije como si viviéramos aún en el siglo pasado.

La risa de Jimin resonaba en la pequeña habitación y no fue necesario sino unos segundos para que me contagiase con ella, claro que la mía era mucho más escandalosa.

Puede que solo yo; o alguien más quizá, sentía la misma necesidad. A veces fantaseaba con parar el tiempo o repetir un lapso de el; como en esas películas de ciencia ficción donde tenían toda clase de poderes. Deseaba detener el tiempo en estos momentos; en los que me sentía tan yo.

Seven nights with you | jjk + ksj Donde viven las historias. Descúbrelo ahora