Y ahí me encontraba yo; boquiabierta, sin habla, totalmente en blanco, tratando de procesar la toda la información que amablemente nos daba el conserje del edificio.
— Les pido a todos su cooperación, tienen tres horas para desalojar el edificio y recoger sus pertenencias. Una vez más les pido disculpas, la compañía de fontanería nos pronosticó que en un mes máximo ya estará el condominio en plenas condiciones para que puedan regresar.
No dijo más y se esfumó por la puerta principal. Mientras que todos los vecinos se disponían a ir hasta sus respectivos departamentos para sacar sus pertenencias. Mi amiga y yo estábamos estáticas frente a las escaleras sin pronunciar palabra alguna; solo nos mirábamos totalmente perplejas. De repente escuchamos los gritos de la señora que vivía en la puerta al lado de la nuestra, de inmediato comenzados a dar grandes zancadas por la escalera hasta llegar al el tercer piso de donde provenían dichos gritos.
Al llegar casi me resbalo con toda el agua que había esparcida por el suelo, del techo goteaba más agua y también por las paredes. Al parecer el problema con las tuberías de hace semanas atrás; que el dueño del condominio había jurado que estaba solucionado... bueno pues ahora se había convertido en una gran inundación afectando a todo el edificio.
Me acerqué lentamente a la señora con cuidado para no volver a resbalar y/o caer. Me detuve justo detrás de ella.
— ¿Señora, se encuentra bien?— pregunté mas no hubo respuesta por parte de la anciana, que ahora como yo contemplaba su apartamento desde la puerta; viendo como todos los muebles, paredes, adornos y cortinas se encontraban empapados.
No atiné a nada más e inmediatamente me dirigí a mi apartamento donde mi amiga y yo compartíamos piso juntas. Ya sabía que todo estaba inundado pero solo le pedía a Dios que mis libros y mi ropa estuviesen a salvo de todo el gran diluvio.
Los libros por suerte estaban bien, alguno que otro se había mojado por la carátula y por las esquinas pero nada que la secadora de pelo no pudiese arreglar. Con la ropa no tuve la misma suerte, la verdad no tenía mucha pero pude salvar un par de jeans y unos polos; lo mismo fue con los zapatos; dentro de ellos un par de sandalias y mis converse. Mi amiga había corrido con la misma suerte que yo, pudo salvar algo de todo su ropero que era bastante amplio y caro.
Ambas recogimos lo que pudimos y estábamos dispuestas a marcharnos cuando de momento su voz me hizo parar en seco justo antes de cruzar la puerta.
—Sara y ahora... ¿Qué haremos?— nos quedamos varios minutos mirando lo que fue nuestro hogar. Cerré la puerta de un tirón y bajamos las escaleras; sentía su mirada como esperando una respuesta por mi parte, pero la verdad es que no tenía ni la más mínima idea de qué decir.
Al salir del edificio la miré y por fin hablé.
— Lucy, no lo sé. Deberíamos buscar algo donde quedarnos, por lo menos hasta mañana.
Nos encontrábamos en una vieja cafetería del barrio mientras Lucy hablaba por el móvil con no se quién. Lo único en lo que podía pensar era que no quería tener que ir a vivir donde mis padres de nuevo, pero tampoco era como que me quedara otra opción puesto que no tenía mucho dinero solo mis ahorros; con los que definitivamente no podía contar para rentar un nuevo piso a estas alturas.
Ya habíamos pagado por adelantado seis meses de renta en nuestro condominio; del cual ahora mismo no me quiero acordar, y mucho menos del dueño; viejo verde, tacaño, hijo de puta. Estoy casi segura que ni siquiera nos devolvería el mes que estaría de reparación.
En estos momentos me hervía la sangre quería gritar o echarme a llorar... pero a veces mi cuerpo no respondía a mi estado de ánimo, en verdad me sentía agotada. Ayer me quedé hasta tarde en el bar trabajando horas extra y hoy me levanté temprano para ir a la universidad. Me pase todo el día de clase en clase y luego la noticia de la gran inundación; definitivamente hoy era uno de los peores días de mi vida.
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Seven nights with you | jjk + ksj
Fanfic- Siete noches. Estaba concentrada en el camino cuando de repente le escuché hablar. Justo en en el momento que trataba de mantener el equilibrio me tendió una mano. La miré dudosa; sin embargo la tomé con total confianza. - Siete noches.- volvió a...