Capitulo XVII

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Jimin se terminaba de vestir sin prisa. Traté de arreglar el desastre en el baño lo más rápido posible para asistir al encuentro de Jin y Jungkook. Hablando de arreglar desastres, era yo quien tenía que ordenar el lío en mi cabeza.

Si Jin no hubiese llegado, a estas alturas los tres hubiésemos estado haciendo quién sabe qué. Ahora con más calma me cuestionaba, porque no era capaz de reconocerme a mi misma en semejante situación.

Poco a poco avanzaba por el pasillo acomodando mi cabello, para verme lo más normal y casual posible; y no como la chica descolocada que estaba a punto de hacer un trío. Con cada paso sentía como mi corazón se apretaba. No sabía muy bien porqué, quizás eran los nervios o la vergüenza que me causaba lo que casi estuve a punto de hacer.

— ¡Hola!— mi voz salió un poco chillona.

De inmediato Jin se abalanzó sobre mí, casi con histeria. Me tomó fuerte de los hombros. En mi rostro se formó una sonrisa de forma involuntaria. Sus ojos brillaban y todo su cuerpo destilaba alegría. Me encanta su risa, que a pesar de que no ser la más bonita, era la más contagiosa y enérgica que había escuchado en mi vida.

Sus chistes eran lo peor, pero al ser tan malos tenían el mismo efecto que uno buenísimo; por lo menos para mí. Es una de las personas más genuinas que la vida me había permitido conocer y estaba tan feliz por eso.

— Tengo excelentes noticias.— lo decía como si fuera un niño pequeño que había acabado de recibir un juguete nuevo.

Casi con la misma euforia que él, daba pequeños brincos de alegría. Mis ojos por un momento se encontraron con la tela de mi pijama; en una esquina del suelo de la cocina. Jungkook captó al minuto para acto seguido recogerlo y lanzarlo detrás del sofá. Mi pobre pulso se aceleraba a mil por hora.

— ¡¿Jimin!?— se sorprendió Jin.

Ahora si estaba lista para cavar mi propia tumba. Jin se veía un poco confundido y no era para menos.

— ¿Qué pasa? Tu algarabía se escucha en todo el edificio.— hablaba Jimin con calma.

El señorito hacía su aparición triunfal con su característico aire despreocupado. Llevaba unas llaves en la mano; que por cierto nunca había visto y de la cual colgaba una pequeña quitarra roja.

Ambos intercambiamos miradas por unos segundos. Llegó a la heladera, tomó una botella de agua y alzando las llaves hacia Jungkook las zarandeo; escuchándose un suave tintineo metálico.

— Te debo una amigo. Prometo devolverla antes de que caiga la noche. Lo juro.

Al pasar por el lado quien parecía ser el dueño de aquellas llaves, dejó una palmada en su hombro. Se escuchó un pequeño gracias que se escapó de los labios de Jungkook.

— ¡Perdón! Jamás pensé que estaría vivo para presenciar este momento.— Jin abrió los ojos con total desconcierto y continuó— Estás dejando a manos de este descerebrado tu preciada motocicleta.

En este momento Jin se encontraba igual de pasmado que yo. Jungkook es dueño de una motocicleta; no estaba enterada de eso, y al parecer la suele cuidar con recelo. ¡Wau!

— No seas nenaza Jin. Soy su amigo favorito.— acompañó la oración con un guiño super sexy— Felicidades. Ya era hora, se lo merecen. Celebremos esta noche en el bar.— antes de llegar a la puerta se acercó a mí y tomó mi mano izquierda con mucha delicadeza. Dejó un beso en el dorso.— Señorita, usted también esta invitada.

Sin más se despidió y salió del departamento, ahora si tenía prisa. Hay que reconocer que el trabajo en equipo fue espectacular. Hollywood se estaba perdiendo de tres posibles estrellas; expertos en el arte de la improvisación. Ya sabía que Jungkook era todo un profesional, pero Jimin me sorprendió. Como sea, volvía a la realidad donde Jin no dejaba de mirarme de arriba a abajo con el ceño fruncido.

Seven nights with you | jjk + ksj Donde viven las historias. Descúbrelo ahora