Capítulo XX

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By: Jungkook

Un puto infierno; eso es lo que fueron estas dos semanas. No lograba concentrarme en absoluto y me ponía de los nervios casi por todo. Lo único que me relaja es dejarme los nudillos en el saco de boxeo del gimnasio y ni así logro sacarme toda esta frustración.

No tenía muy claro el motivo de porqué toda esta bruma, simplemente me sentía de esa forma. También podría achacarle esta situación a la serie de acontecimientos que de repente se amontonaron en mi vida.

Me había quedado sin blanca, ni siquiera para pagar el próximo semestre de la universidad. Eso significa que tendré que elegir entre volver a Busan o volver a las peleas callejeras; y la primera opción es impensable, me siento demasiado bien en este lugar como para renunciar. Amo esta ciudad; y es imposible no hacerlo. Me niego a cambiar mi libertad y mi pasión por regresar a esa vida aburrida de niño bueno y preocupado por el qué dirán.

Para rematar Minji había regresado y eso me estaba volviendo loco. Jin no estaba enterado de ello, solo yo lo sabía. A penas puso un pie en Los Ángeles me contactó. No mentiré porque la extrañé un montón, a pesar de lo sucedido dos años atrás seguía siendo mi gran amiga; junto a Jin éramos inseparables, como los tres mosqueteros. Aún así las cosas habían cambiado mucho; tanto asi que él ahora tenía novia; nada más y nada menos que nuestra compañera de piso.

Que alguien me explique como es que dos seres se pueden enamorar de la noche a la mañana; ni siquiera lo vi venir. Acaso todos se habían vuelto locos.

Ahora mismo no quiero pensar en eso, ni en nada más.

Lo mejor que puedo hacer es volver al gimnasio y entrenar. Siento que mis músculos se han oxidado y eso que solo ha pasado un mes desde la última pelea. En la mochila echo un par de vendas, un cambio de ropa y el protector bucal.

— ¿Jungkook has visto mi móvil?

Olvidé por completo que Sara se encontraba en el apartamento. Al parecer hoy es su día libre, al contrario de Jin que se fue a la fundación temprano en la mañana.

— No.— respondí a secas alzando la voz para que pudiese escucharme.

Parecía desesperada, no la culpo porque en estos días perder el móvil es como perder un pedacito de la vida misma. Muchas veces ese aparato se nos hace hasta imprescindible.

— No recuerdo dónde lo puse. Hace cinco minutos lo tenía conmigo.— miraba confusa alrededor de los muebles de la pequeña sala.

Buscaba en los mismos lugares una y otra ves, hasta yo me estaba desesperando. Saqué una botella de agua de la heladera, sin poder evitar notar el celular que descansaba sobre esta.

— ¡Aquí está!

De inmediato se acercó y me reparó de pies a cabeza. La miré confundido arqueado una ceja. Tenía esa cara que pone justo antes de pedir alguna cosa.

Es fácil leerla y adivinar lo que sea que este pensando, Sara es algo asi como alguien muy transparente; y su cara y sus muecas suelen delatarla muchas veces. A pesar de que solo nos conocemos hace tres meses mantenemos una relación bastante "amigable" por catalogarlo de alguna manera; aunque a veces me confundía su forma de actuar.

— ¿Vas a salir?— preguntó guardándose el móvil en un bolsillo trasero de su pantalón.

— Si.

— ¿Me puedes acercar al bar?— elevó sus cejas y apretó sus labios formando una pequeña sonrisa— Por favor.

¡Bingo! He acertado.

Seven nights with you | jjk + ksj Donde viven las historias. Descúbrelo ahora