Capítulo VIII

830 80 39
                                    


La semana había pasado volando. En la reunión de socios de la firma, John me felicitó por haberlo hecho muy bien y tener todo tan organizado. Pensándolo bien creo que lo dijo en forma de burla, siempre me está regañando por llegar tarde y ser un completo desastre.

A pesar de todo eso es considerado conmigo, no sé si es porque es amigo de mis padres y se siente con esa responsabilidad, pero a decir verdad siempre está al pendiente de mí. Es como un hermano mayor, el que nunca tuve por ser hija única. A veces es un poco molesto pero en el fondo no es tan serio como aparenta.

Las cosas con Jungkook en la casa habían pasado de simplemente ingnorarnos por completo, a tratar de socializar de vez en cuando. Lo cual era un poco raro porque él siempre terminaba huyendo sin motivo alguno, o simplemente evitando cualquier tema  de conversación.

A mí me atacaba la desconfianza; verlo actuar amable sin ningún objetivo es un tanto extraño en él. Jin casi todas las mañanas me dejaba de camino a la universidad, incluso Jungkook y yo peleamos una vez por el asiento del copiloto. A pesar de que él ganó en piedra‐papel‐tijeras, fui la ganadora. Jin dijo que yo le agradaba más que él y claro que este se molestó. A partir de ese día se sentó en el asiento trasero sin protestar.

A veces parecía un paciente psiquiátrico con trastorno de la personalidad, como una ruleta de emociones. Unas veces se mostraba alegre, otras molesto, alguna que otra vez solo se quedaba mudo. Tan difícil entenderlo. Quizás era tripolar; o peor, puede que tenga más polos. Como Shrek cuando le explica a Burro que los ogros son como las cebollas, que tenían muchas capas. Tal vez solo era una cebolla apestosa llena de capas.

Apenas son las cuatro de la tarde y la oficina está prácticamente vacía. He archivado todos los casos pendientes para la próxima semana, también organicé la agenda del señor Adams. Un poco sospechoso que me haya pedido que libere su horario, desde el viernes hasta el domingo de la próxima semana. Es un loco adicto al trabajo, este comportamiento no es muy frecuente en él, dice que tomarse días libres es para vagos como yo.

— Sara, espérame. — mi jefe vestía unos deportivos y un chándal gris, con una sudadera de capucha color negro. No sé como le hacía para parecer un universitario a pesar de que me doblaba la edad. Cómo es posible que en esa ropa tan casual y ordinaria se vieran tan guapo. Misterios misteriosamente misteriosos.

Terminé de recoger mis cosas y juntos bajamos al primer piso, saliendo del edificio y adentrándonos en las calles de la ciudad.

— Necesito un favor.— habló levantando un poco la voz por el ruido del tráfico.

—Ok.— lo miré sorprendida. Él no era de pedir favores.

— Bien. Cassandra llegará el viernes y quiero llevarla a un buen lugar. Hacerle pasar un fin de semana inolvidable. Nuestro aniversario es el sábado próximo.— "¿Y a mi qué me importa?", pensé.

— ¡Dios mío! Es tan romántico.— dije batiendo mis pestañas como loca, mientras juntaba mis manos contra mi pecho.

— La verdad es que no sabía si pedirte ayuda.— dudó antes de continuar— Tú no es que seas una fanática del romance.— mi humor cayó al suelo.

¡Qué listo es! Recién se da cuenta. Aplauso.

— Tienes razón. No sé ni para que me preguntas.— apuré el paso y crucé a toda velocidad hasta llegar a la acera del frente.

— Sara, estoy bromeando. No seas así. Ayúdame, por favor.— suplicó agarrándose de mi blusa. Hizo un puchero que me dio mucha gracia. No pude evitar reírme.

— Esta bien, pero quiero algo a cambio.— achicando mis ojos, levanté la barbilla y lo reté con la mirada.

Se lo pensó un poco antes de contestar.

Seven nights with you | jjk + ksj Donde viven las historias. Descúbrelo ahora