12 horas antes...
Apenas eran las siete de la tarde, la puesta de sol se encargaba de decorar el cielo de la ciudad de Santa Mónica; la mismísima California que para mí es la ciudad más bella de todas. Hace un año que ya vivía aquí y siendo franca podría vivir hasta envejecer. Me encantaba la energía, su gente, las playas; en fin todo de este lugar me parecía fascinante.
Caminábamos por la playa mientras Lucy me hablaba de un bar que solía frecuentar bastante, que ademas según ella era perfecto para salir y divertirse. Siempre estaba repleto, por lo general los fines de semana siempre iban más personas como es lógico, se llenaba en su totalidad. Un lugar con buen ambiente, buena música y muchos chicos lindos.
Yo en particular solo quería ir a por unos tragos, bailar un poco y disfrutar de la música. No me interesaban mucho los chicos, por lo menos no por ahora, no después de lo que pasó. Una historia que se repetía, una desilusión amorosa tras otra. La última había sido la peor y más patética de todas, porque en serio llegué a pensar que quizás había encontrado mi para siempre; muy iluso de mi parte.
Sin embargo ya habían pasado tres meses de que mi novio, bueno ahora ex novio, en aquel entonces. Casi dos años, me comentó que se iría de viaje a donde lo llevara el viento; menudo imbésil, ni que fuera un ave migratoria.
Según él necesitaba despejar y conocer el mundo, tenía que disfrutar su juventud; fueron sus palabras exactas. Luego me enteré que estaba saliendo con una de la facultad de comunicaciones, no es como que hubiese llegado muy lejos. Ironías de la vida. Los hombres son unos inútiles, se creen la gran cosa y piensan que las mujeres solo son un objeto de diversión.
Gracias a eso aprendí que es más fácil follar sin tener sentimientos de por medio. Es egoísta pensar en la satisfacción propia, pero en realidad es un estilo de vida muy práctico. Así que gracias estúpido idiota, aunque no me puedo comparar con mi amiga; ella si que es toda una coleccionista de amantes nocturnos.
Lucy es esa típica amiga que todos tenemos; la cual suele llamar mucho la atención en las fiestas, tanto de chicos como de las chicas. Siempre llevaba un chico distinto a casa; prácticamente todas las noches o simplemente dormía fuera, Dios sabe donde. No me podía quejar, era la mejor amiga que cualquiera quisiera tener.
Nunca se complicaba, siempre estaba ahí cuando la necesitaba, y lo mejor de todo es que nos entendíamos a la perfección. Nunca discutíamos por nada, ella a pesar de ser la relaciones públicas era bastante reservada con su vida privada. Lo malo es que cuando se enfadaba llegaba a ser realmente aterradora, se ponía muy loca lo mismo le daba por llorar, que por reír, o simplemente se quedaba en silencio ajena del mundo; maquinando quien sabe qué en su cabeza.
Me asombró mucho que no se pusiera así, porque con toda esta situación de que nos habíamos quedado sin hogar, por la rotura de las tuberías del edificio, no era para menos. Eso me hacía sospechar, o sea se le veía demasiado feliz y demasiado calmada, como si no hubiese pasado nada.
— ¿Estas escuchándome? — me miraba con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su pecho.
— Ah... no, lo siento. ¿Qué me estabas contando? — Soltó un gran suspiro para después tomar mi mano y comenzar a caminar junto a mí.
— Sara tenemos que hablar. He querido decirte algo desde hace mucho tiempo, pero temía por tu reacción. Conociéndote se que no te va a gustar mucho la idea.— me dijo apretando mi mano con fuerza.
— Si me conocieras de verdad sabrías que no me gustan los rodeos. Así que no le des más vueltas al asunto y dime.— le hablé sin más.
Infló su pecho tomando todo el aire que pudo meter en sus pulmones. — Yo...— hizo una pequeña pausa y continuó— ...yo me voy a ir a Inglaterra a terminar mi carrera. Voy como alumna de intercambio. Jamás pensé que me fueran a escoger por eso no te dije nada; pero entonces pasó y no sabia como decirte por lo qu...
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Seven nights with you | jjk + ksj
Fanfiction- Siete noches. Estaba concentrada en el camino cuando de repente le escuché hablar. Justo en en el momento que trataba de mantener el equilibrio me tendió una mano. La miré dudosa; sin embargo la tomé con total confianza. - Siete noches.- volvió a...