⚡37. Cosas de chicas⚡

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El agujero negro en el que me encontraba no parecía llegar jamás a su final.

No sé cuántos días estuve en cama después del funeral, ni cuantas comidas me negué a ingerir o lo racia que estuve de salir de mi triste y cómoda pijama, constantemente alejaba a todos, volviendome uraña y rehuyendo a cualquier contacto condescendiente que intentaran. Incluso había perdido la noción del tiempo de clase, iba de vez en cuando, pero mi mente divagaba por lugares que no conocía, desconectandome del mundo que me rodeaba. Ajena al dolor por estar en mi propia burbuja.

Los chicos de vez en cuando iban a  visitarme o simplemente para asegurarse de que estuviera bien. Un día de la nada Bakugo entró azotando la puerta con violencia filtrando la luz del pasillo molestando mi cómoda oscuridad, kaminari salió de su espalda con una mirada cargada de preocupación antes de sentarse en la orilla de una maltrecha cama.

—¿Como estas hoy, pequeño tigrillo?— susurró Kaminari con pesar.

En respuesta me cubría con las mantas hasta la cabeza haciéndome un ovillo dándoles una clara señal que quería estar sola.

—Hoy hace un día muy lindo, que tal si vamos al parque a caminar un rato, quien sabe, tal vez te rías de mi como aquella vez que intente trepar un árbol para impresionarte y termine más asustado que un gato, ¿te parece?— volvió a hablar en un suspiro.

Una leve sonrisa apareció en mi rostro al recordar aquel cómico incidente.

—No quiero salir— dije después de un rato.

Otras dos voces cuchicheaban, pero no asome la cabeza para ver de quienes se trataban.

—Venga ______, vamos a hacer esas cosas de chicas que tanto nos gustan— la tercera voz le pertenecía a Mina.

No obtuvieron ninguna respuesta mía. Más murmullos. Y un tirón de mantas dejándome desprotegida de la luz que se filtraba sobre la puerta.

—¡A ver maldito trapo andrajoso! Mueve  culo al baño y duchate por ti misma o juro por todos los malditos infiernos que entre los cuatro te obligaremos a tomar un baño— Bakugo fue tan delicado como una valla de alto voltaje.

Lo observé un largo rato con los ojos entrecerrados y sosteniendole la mirada sin que ninguno de los dos cediera hasta que los amarillos ojos de Kaminari se enfocaron en los míos suavizando mis expresiones. Con la delicadeza que siempre le caracterizó tomo mi mano y me condujo hasta el cuarto de baño, me sentó sobre el retrete mientras templaba el agua con una enorme sonrisa.

—Eres el desastre más bonito que e visto en toda mi vida— dijo mirándome con añoranza.

Cuando escuche la puerta cerrarse deje salir un largo y cansado suspiro antes de dirigir mi vista hacia la regadera con fastidio, con desgana comencé a desvestirme para sentir el agua caliente correr sobre los músculos de mi cuello relajandolos casi al instante.

Tenia la pequeña esperanza que al poner de nuevo los pies en mi habitación estaría vacía dejándome el silencio remarcando la soledad, sin embargo, no fue asi.

Todos estaban esparcidos en mi habitación haciendo cosas totalmente distintas. Mina asaltaba mi clóset, Tsuyu leía uno de mis libros, Bakugo parecía muy interesado en los tulipanes sobre mi escritorio y Denki estaba sentado en mi cama jugando en su celular. Todos totalmente en silencio.

Fruncí mi nariz al verlos.

—Uno creería que siempre son así de tranquilos— dije frotandome el cabello con la toalla.

—¿Ya nos vamos?— preguntó Kaminari, guardando el celular en uno de los bolsillos de sus vaqueros.

—¿A donde?

El Miedo De Escogerte (Denki Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora