El Miedo De Escogerte (Denki Y Tu)

⚡34. Cerezos⚡

Kaminari entro atropelladamente a la cocina frenando sobre sus talones para disminuir el impacto contra mi hombro, a primera vista se veía agitado y ansioso de alguna manera, sus manos se ajustaron a mis hombros girandome hacia el que sonreía con emoción.

—¡Felicidades!— dijo sacudiendome, atolondrandome.

Alce una ceja ante su felicitación haciendo memoria de los posibles días festivos que merecieron dicha palabra pero mi mente llegaba a la misma conclusión una y otras vez: nada.

—Ni siquiera es mi cumpleaños— dije safandome de su agarre.

El rubio ladeo la cabeza con curiosidad y Mina, quien estaba tomando el desayuno en la barra que separaba la cocina del comedor contuvo una carcajada al tener la boca llena de comida.

—¿No estas saliendo con Bakugo?— pregunto un tanto ¿sorprendido?

Ahora era mi turno de reír ante su pregunta ganandome una mirada confundida de Kaminari y una de reproche por parte de Mina quien se pasaba las tardes sermoneandome sobre mis sentimientos y recalcaba cada cinco minutos que Bakugo no era famoso por su desbordante paciencia, si tenía razón, pero llevaría las cosas a mi modo, nuestra amistad estaba funcionando y nos habíamos hecho más cercanos si eso era posible.

—No— dije con una sonrisa amplia. —Aún no corre con tanta suerte.

El silbido burlesco de Kaminari resaltó sobresalió de las risas de los chicos que habían escuchado mi último comentario y unos penetrantes ojos carmesí taladrabano cabeza nada contento por ser el centro de las burlas, me encogi de hombros y sonreí con inocencia ganandome un gruñido por su parte pasando de largo hasta el refrigerador.

—Y para que quede claro— Bakugo se giró con un envase de jugo en la mano, alzo su mentón e hinchó su pecho con orgullo. —La que no tiene suerte aquí es ______. Nunca supo de cosas buenas.

Bakugo mostró una sonrisa petulante y parecía satisfecho por su comentario ganándose las risas de Sero quien codeaba a Kirishima negando con una amplia sonrisa ante la actitud soberbia de su amigo. Puse los ojos en blanco y crucé mis brazos sobre el pecho frunciendo los labios por su comportamiento, si ese hombre quería guerra, ¿quién soy yo para negarle un capricho como ese a un simple ser humano?

—La arrogancia es sinónimo de estupidez— dije con el dedo índice pegado a mis labios simulando recordar algo.

El crujir del envase alertó a Kaminari quien se fue a esconder detrás de Sero como un cachorro acorralado.

—Aquí van de nuevo— dijo Mina apoyando su rostro en la palma de su mano.

—¿¡A QUIEN LE DICES ESTUPIDO, HAH!? ¡Maldita bruja!— el grito de Bakugo resono por la estancia.

—¿A caso te llame estupido? Porque no lo recuerdo— luché por mantener mi semblante serio ante la enorme sonrisa de superioridad que se quería plasmar en mi rostro de manera orgullosa.

Los ojos rojos del rubio brillaron por partes iguales entre peligro y diversión, su cuerpo se inclinó hacia delante hasta que su cabello rozaba ligeramente mi frente al estar encorvado para poder mirarme mejor. La mirada fiera que transmitía me recordaba a un lobo feroz, que en cualquier momento podría deborarme pero que a su vez era tan dócil como protector.

—No juegues con fuego porque te puedes quemar _______— siseo con una sonrisa ladina.

—Calma, perro rabioso— dije sin contener una sonrisa y con mi dedo índice le di un pequeño golpe en la nariz, y una risa áspera brotó de sus labios. —Todo a su tiempo.

Bakugo abrió la boca para protestar o decir una sarta de groserías que se vieron interrumpidas por su mejor amigo quien nos tenía abrazados por los hombros con una gran sonrisa. Mina rodeó la pequeña barra para adentrarse en la cocina y recargo la parte posterior de su cuerpo sobre el lavabo observandome cocinar.