⚡18. Ayudame⚡

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—¿Sabes una cosa? Jiro estaría segura de sus sentimientos—Las palabras de Kaminari retumbaron en mi interior destruyendo todo a su paso.

Lo miré dolida, sentía que mis ojos comenzaba a aguantarse. Estaba segura de lo que sentía por el, sin embargo algo me detenía, algo no me permitía decirle todo, pensaba que con mis acciones lo entendería y podría compensar mi falta de palabra, pero por lo visto no fue así.

—Yo no soy Jiro— dije apenas en un susurro, me lleve las manos a mis ojos y limpie las lágrimas que comenzaban a caer, sentía la rabia y la tristeza en mi interior. —Pero, si quieres tener a un perro faldero detrás de ti, ve con ella, que se muere de ganas por estar contigo, que los he visto juntos, ella te hará feliz, así que vete— me esforcé en sonar lo más serena posible.

Kaminari me miró unos segundos y después simplemente se dio la media vuelta y se fue, me quedé viendo como se alejaba cada vez más, quería que se detuviera y volviera a mi, que volviera a abrazarme y refugiarme en sus brazos, pero eso no sucedió, cuando lo perdí de vista mis lágrimas corrieron creando ríos en mis mejillas, jamás había experimentado un dolor tan horrible como ahora, sentía que mi pecho podría partirse en dos en cualquier momento. No sé cuánto tiempo estuve parada en el mismo sitio pero la noche ya había comenzado a caer.

Puse mis pies en marcha y comencé a caminar sin rumbo fijo, no me importó donde pudiera estar, de eso me preocuparía después, por el momento solo quería estar sola, compadecerme un poco de mi, tomar valor para volver a la universidad e ignorar a Kaminari por mi propio bien. Cuando pensé que mis lágrimas se habían agotado aún pude seguir llorando. Llegue a una especie de parque y me senté en la primera banca que vi, enterre mi cara entre mis manos y dejé que los sollozos brotaran de mi boca sin pena alguna.

—Seria una pena arruinar tu linda carita, preciosa— una voz detrás de mi hizo que el vello de mi nuca se erizara y algo frío presionaba mi mejilla derecha.

—No tengo nada que ofrecer— mi cuerpo estaba tenso y mi mente trabajaba a mil por hora, me sorprendí pensando como actuar cuando hace menos de cinco minutos estaba llorando a mares.

Escuche un gemido en mi oreja, el estómago se me revolvió, con la mirada buscaba a alguien para pedir ayuda pero estaba desierto, ni un alma.

—Yo que tu no lo pensaba primor— la voz soltó una pequeña risa apretando más la navaja en mi mejilla y comencé a sentir húmedo, un hilo de sangre comenzaba a bajar por mi cara; podía sentir la respiración de mi agresor en mi cuello, una lengua y después unos dientes, me estaba mordiendo. Solté un sollozo ahogado cerrando fuerte mis ojos. —Sabes tan dulce, que todos vean como provocaste a un desconocido, te marcare como una ramera.

Su mano libre apretaba partes de mi torso y mis brazos, su agarre era tan fuerte que lastimaba, ya no podía pensar en como salir de ahí, mi mente estaba estancada en la palabras "como provocaste a un desconocido" ¿cómo iba a provocarlo estando llorando? Mi instinto me hizo correr antes de que mi mente pudiera reaccionar, sentí un ardor en mi cara y el ruido de una tela rasgandose, corri tan rápido como mis piernas temblorosas me lo permitían, pero una mano jalo mi cuerpo hacia atrás haciendo que chocara contra el pavimento, el impacto hizo que el aire comenzara a faltarme y mi cabeza empezó a palpitar del dolor cuando crujio contra el suelo.

Aquel hombre se colocó a horcajadas sobre mi aprisionado mis piernas con las suyas, con una mano sujetaba las mías sobre mi cabeza lo que hacía que estuviera ligeramente inclinado hacia mi, se relamio los labios a la vez que yo luchaba por librarme de su peso, con su mano libre tomo la navaja y con ella recorrió mi cuerpo haciendo presión en algunas partes cosa que me hacía gritar de dolor, cada vez que cortaba perdia la esperanza un poco más.

El Miedo De Escogerte (Denki Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora