☁️Capítulo 4.☁️

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La fiesta.

Hailey.

De acuerdo, admito que tal vez retarlo no fue una idea muy inteligente, pero es algo complicado de entender, cuando él está cerca, siempre hay una tensión tan extraña que ambos perdemos el control en cuestión de minutos, y es inevitable no discutir o gritarnos, o cualquier cosa que implique una rivalidad.

Supongo que lo que sucedió entre nosotros nos dejó más rotos de lo que había imaginado. Tal vez ya sea hora de superarlo y seguir con nuestras vidas como si eso jamás hubiera sucedido, cómo si nunca hubiéramos llorado hasta que nuestros ojos dolieran, como si jamás intentamos atentar contra nuestras vidas y cómo si nunca hubiéramos extrañado al otro.

Pero era algo... Muy poco probable, por mi parte, estaría dispuesta a intentar arreglar las cosas como los hermanos y amigos que somos pero era difícil, muy difícil, sobre todo si toda la culpa de esto, fue mía.

«Eras una niña, no fue tu culpa».

Tal vez no, pero quizás si pude haber evitado muchas cosas...

Miré el hacia arriba y en el techo de mi habitación habían nubes y estrellas dibujadas con pintura, mamá había decorado nuestras habitaciones así. La de Helena era de la luna y los planetas, la de Harold con estrellas y la mía con nubes, las tres habitaciones estaban en un orden que combinaba y entre las tres, estaba creado el cielo y universo perfecto.

Tres amigos, tres hijos, tres hermanos.

Tres toques sonaron en mi puerta y me levanté para abrirla. Era papá. Estaba apoyado en el umbral, al verme, levantó la mirada. Mi padre no era tan joven, pero tampoco tan viejo, se conservaba muy bien. Cuando era adolescente practicó todo tipo de deportes, era muy bueno, jamás perdió el toque.

—Tu hermano me ha dicho que irán a una fiesta, le dije a Ed que podías ir si así lo deseabas, pero no me comentó que irías con Harold. Pensé que sólo ustedes dos —enarcó una ceja.

—Ed me invitó a mí, le dijo a Harold pero se negó y encima, se interpuso pero Ed dijo que ya había hablado contigo así que supuse que no habría problema.

—Harold irá contigo y no se discute —se dio la vuelta y se encaminó al piso de abajo.

—¡Papá! —Cuestioné.

—¡O no vas! —Demandó.

—¡Vamos, papá! —Insistí.

—¡También te amo, cariño! —Rió a carcajadas.

Corrí a la habitación de Harold y toqué bruscamente. Abrió la puerta después de tanto insistir y su rostro era sarcasmo, idiotez y cinismo puro.

—¿Qué deseas? —Se cruzó de brazos.

Tenía el cabello empapado, los labios rojos y los ojos brillantes. Acababa de salir de la ducha.

—Lo hiciste a propósito, idiota —lo empujé hacia la habitación y cuando ambos estuvimos dentro, cerré la puerta—. No iré contigo.

—Entonces no irás a ninguna parte —se encogió de hombros—. Ya escuchaste a papá.

—¿Por qué te comportas como un crío? Ya no soy una niña, puedo ir sola, además, voy con Ed y...—

—O vas conmigo, o no vas —abrió las puertas del armario y sacó una chaqueta, unos vaqueros, un par de deportivos y rebuscó en sus cajones dando con un hermoso reloj de plata.

—Lo haces sólo por joderme, quiero distraerme sin que tú estés presente y todo lo arruinas. —tragué grueso conteniendo la ira.

Me di la vuelta y tomé el pomo de la puerta para salir. «No pienso ir con ese idiota».

Clouds Of Love © [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora