Clementine— Halsey.
Verdades Mal Contadas.
Harold.
Encendí otro cigarrillo, ya era más o menos el octavo de la noche y mis pulmones seguían recibiendo la nicotina que les ofrecía. Me ardía la garganta de tanto fumar, no había parado en todo el día pero tampoco quería hacerlo.
No sabía en dónde estaba Hailey pero por primera vez no quería molestarla con mis tonterías, mucho menos después de todo lo que había pasado últimamente entre nosotros. Era inútil negar que la necesitaba pero ella tenía razón, tenía que madurar. Tenía que crecer y aceptar que ya no éramos niños y no podía ir a por ella cada que tuviera un problema porque ella también tenía una vida.
—Que te veo mal, Derrick.
Westin estaba de pie conmigo en la esquina de su casa, fumando también. Tenía la mata de cabello castaño escondida bajo un gorro de lana, vestía unos shorts y una camiseta con una calavera.
—Peor que tú no creo, eres idéntico a tu camiseta —le di otra calada y solté el aire segundos después.
Westin jaló un poco el bordillo de su camiseta para comprobar lo que había dicho y curvó la boca hacia abajo.
—De algo hay que morir —se encogió de hombros—. Y a mí me da igual vivir o morir.
—A mí también, créeme —miré el cigarrillo entre mis dedos.
«A Hailey le gusta una combinación rara de cigarrillos y... Fresas. Los cigarrillos con sabor a fresas que me pidió».
—Westin —le llamé.
—¿Qué?
—¿Hay cigarrillos con sabor a fresas? —El moreno me miró con el ceño fruncido pero asintió—. Necesito darle algunos a una persona. Consíguemelos.
—Derrick, que te costarán el doble. Esos son muy escasos —enarcó una ceja.
—Tú consíguelos que yo me encargo del dinero.
Lancé lo que quedaba del cigarrillo al suelo y lo pisoteé. Decidí ya parar por un rato, me dolía la cabeza y quise dar una vuelta.
No veía a mi padre desde hace dos días, llegaba a casa sólo a dormir y él había estado ocupado con los Finnick y con Melania ya que Nathan no se presentó en los últimos cuatro días que habían transcurrido desde que Sally me dijo que Hailey había ido a casa y no pude verla.
Tampoco era que quisiera hacerlo ya. Era suficiente, necesitaba alejarme de ella y dejarla tranquila por el tiempo que pudiera hacerlo. Ella no tenía la culpa de mis problemas, tampoco tenía por qué venir a resolverlos.
Mientras caminaba con las manos dentro de mis bolsillos, pensé en buscar una solución. Saqué mi móvil del bolsillo trasero de mi pantalón y marqué el número que buscaba. Contestaron al primer tono.
—¿Estás bien? —La voz de mi hermana sonaba preocupada.
—Todo está bien, ¿por qué contestas así? —Esbocé una pequeña sonrisa.
—Tú jamás me llamas —sonaba tosca—. ¿Seguro estás bien?
—Sí, Hele. Estoy bien. Te llamo porque... —Miré a mi alrededor, ni siquiera sabía en dónde estaba. No había prestado atención al camino— Quiero un descanso, pero quiero hacer las cosas bien y eres la única que puede ayudarme.
—Venga, te escucho —me alentó.
—Quiero irme de aquí —le dije, con total confianza—. Helena, he vuelto a recaer y necesito un cambio de aires pero quiero el apoyo de alguien cercano.
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Clouds Of Love © [✔]
Ficção Adolescente[COMPLETADA] Los Derrick ocultaban secretos, pero no tantos como la más pequeña de la familia, quién lidiaba constantemente con demonios del pasado que la atormentaban en una danza obscura con la muerte. Todo comienza con la llegada de su padre en e...