Capítulo 8

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Narrador omnisciente

Yoongi miró por la ventana del auto de sus padres impaciente porque iba a ser la primera vez que intentaría cortejar a alguien.

El auto paró frente a la institución así que salió siendo seguido por sus padres.

—¿Van a venir ustedes también?

—Tenemos que firmar unos papeles más por tu inscripción-— dijo el omega mayor ante la duda de su hijo— además tenemos curiosidad y queremos ver a nuestro futuro yerno.

—Ustedes son imposibles.

—Tranquilo pasaremos casi inadvertidos— dijeron ambos al unísono.

Caminaron por los pasillos y Yoongi se sentía muy incómodo porque su olor estaba expuesto y toda persona que estaba cerca de ellos lo miraba y trataba de acercarse, pero sus padres tal dos guardaespaldas no dejaban que nadie se acercara.

—Lindo~ ¿Me recuerdas?— resonó una voz chillona a lado de Yoongi.

—No, aléjate.

—Soy Jieun, veo que no estás con ese asqueroso omega ¿Es uno de tus padres y un tío?

—Los dos son mis padres, ahora aléjate.

—Muy buenos días señores, me presento soy Lee Jieun— trató de decir lo más cortés que podía, pero tenía falsedad en su rostro, como si quisiera dar buena impresión pero sintiendo asco.

—Ninguno de nosotros te preguntó— soltó el alfa mayor con una mirada fila, haciendo que Jieun se encogiera de hombros, hiciera una reverencia y se fuera.

—Gracias papá.

—Ni lo menciones, se notaba que no le agradó la idea de que tuvieras dos padres tan guapos.

Después de que Yoongi y sus padres salieran de la secretaria de la institución firmando los papeles correspondientes, observó y olió a lo lejos a una persona bastante conocida y deseada.

Pero mientras más se acercaba, más empezaba a notar su cara lastimera.

Corrió preocupado a lo largo del pasillo hasta llegar a él y tomar su rostro con la mayor delicadeza posible, como si estuviera hecho de una capa de cristal muy fina.

—Flecos— Yoongi soltó esa palabra tan lastimera y pesada, no le gustaba lo que veía.

—Buen día, Min— respondió Jimin.

La voz de Jimin era ronca y seca, sus ojos tenían grandes ojeras y su rostro parecía muy cansado, además en la parte de su quijada llegando hasta el labio inferior había una gran marca de un golpe que aún no había sanado y en su muñeca unas marcas moradas que le decían a gritos que lo habían sujetado contra su voluntad.

—¿Quién fue el maldito que llegó a herirte de esa manera? Dímelo ahora, flecos.

—Y-yo sin querer me caí de las escaleras de mi casa y me lastimé— contestó tratando de modular su voz.

Jimin no podía concentrarse bien en las palabras de Yoongi, no solo preocupado porque llegara a descubrir los maltratos que recibía, si no distraído por la fragancia emanada del alfa y su vestuario totalmente atrayente.

Café, regaliz... y manzanilla.

Si Jimin creía que los primeros olores del alfa eran adictivos, atrayentes y pasionales, el tercero era suave y le provocaba una paz inexplicable, un olor de relajación, calma y sobretodo protección.

Su toque era dulce, su voz era suave y calmante— aunque estuviera totalmente exaltado—, tanto que parecía un susurro, un susurro que solo estaba formado para que él y nadie más lo escuchara.

Niño Problemas [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora