Capítulo 39

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Narra Yoongi

—¿Ella te hizo eso?— pregunté molesto.

Guardó silencio y bajó la mirada, él sabía muy bien que no tenía que decirme nada, después de todo solo con verlo entendía.

Sin decir ni una palabra tampoco, toqué con cuidado el costado derecho de su torso —que estaba verde y morado por los moretones— y lo acaricié con delicadeza. Jimin se quejó un poco pero después su cuerpo se fue calmando a medida que mis caricias duraban. Empecé a observarlo de cerca con mucha más claridad y pude darme cuenta de que detrás de su orejita se encontraban raspones provocados por uñas.

Entonces tomé su orejita en mis manos y lo miré triste.

—Nunca más te haré regresar ahí, así me lo pidas a gritos.

—Eso es algo rudo— sonrió suavemente— pero no tienes que preocuparte más, no volveré a este lugar.

—Cuando lleguemos a casa te voy a curar y cuidar hasta que te sientas mejor.

—Tranquilo Yoonie— susurró— ya no siento dolor.

Sacudí su cabello y no respondí sabiendo por su rostro que por fin, él solo, se había decidido.

Lo ayudé a meter sus cosas al auto con rapidez, cuando agarré una de las cajas Jimin se alteró un poco y con sus mejillas rojas dijo que debía tener cuidado con ella, ya que eran obsequios que había preparado para nosotros y pensaba entregarlos en una pequeña reunión que planeaba hacer en casa de Jin.

Lo miré con ojos brillantes de emoción y besé su cien con amor. Quise darle una pequeña espiada a mi regalo pero no me dejó y me apartó de él con un pequeño golpe en la mano.

—Esa no es mi única sorpresa para ti— reclamó avergonzado— debes esperar hasta ese día.

—Pero no es justooooo— me quejé— lo quiero ver ahora.

—No te dejaré.

—¿Y cómo lo harás?

—Lo esconderé muy bien en casa de Jin para que no llegues a espiarlo.

—¿Y qué te garantiza que no lo abriré ahora cuando te distraigas?

—Esto— puso sus manos alrededor de mi cuello y me atrajo hasta él besándome repentinamente.

Ese beso repentino hizo que mi cuerpo se haga ligero casi al instante, así que solté el regalo envuelto de mis manos por la sorpresa y siguiendo la corriente del momento posé mis manos sobre sus caderas acercándome más y profundizando el beso.

Jimin, que no es para nada tonto, velozmente paró el beso y tomó con agilidad el regalo. Mis ojos no podían dejar de seguirlo confundidos e indignados, después de todo porque me había dejado a la mitad de algo importante.

—Esto no es para nada justo— bajé mi cabeza y entré al auto dolido.

—Como digas, como digas. Ahora quédate ahí por un momento.

—¿Olvidaste algo?

—No, no lo hice.

—¿Entonces?

—Quiero darle un último adiós.

Desde mi posición miré como Jimin se acercaba con lentitud a la casa y alzaba su cabeza hacia el cielo. Sus manos se movieron hacia sus oídos y con toda sus fuerzas empezó a gritar.

—¡YO, PARK JIMIN, NUNCA FUI PARTE DE TU MALDITA VIDA! ¡ESTE NO ES MI HOGAR Y YO NO SOY TU HIJO!

Los gritos insultantes de los vecinos y transeúntes molestos por el ruido que provocaba Jimin de inmediato se empezaban a oír, pero eso no podía importarme o importarle a él menos, ya que era el comienzo de nuestra verdadera batalla.

Niño Problemas [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora