Capítulo 23

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Narra Jimin

Los padres de Yoongi se habían ido así que, en teoría, teníamos la casa solo para nosotros durante lo que queda de la tarde, y tal vez la noche.

No podía evitar estar nevioso, tendría a Min para mí solo lo que resta del día. Mi emoción estaba tan elevada que se convertía en sudor y ansiedad.

—Flecos~— oí llamar a Min desde la cocina— puse el helado a congelar un rato porque estaba algo derretido.

—Está bien— caminé hacia la cocina con semblante calmado— podemos hacer otra cosa mientras esperamos.

Yoongi se sonrojó ante mis palabras, no lo había dicho con la intención de querer hacer algo "raro" mientras esperábamos. Pero su mirada y timidez me provocaba un escalofrío que recorría toda mi espina dorsal y llenaba mi cabeza de algún tipo de irreconocible expectativa.

Sobretodo porque éramos dos adolescentes solos en una casa.

—Está bien— tomó una bocanada de aire para calmarse— la verdad quería enseñarte algo.

—¿Enseñarme algo?

—Sí— habló aún sonrojado— vamos a mi habitación.

Está bien, a mi perspectiva eso es sinónimo de peligro. Pero no era la clase de peligro en la que piensas que si vas con una persona a un lugar cerrado y solitario te puede hacer daño, porque sé que Yoongi nunca me haría nada ¿Cierto?

Él me ha demostrado que es perseverante pero paciente, si hay algo que yo no quiero él no lo hará. Lo verdaderamente peligroso es que en realidad en él fondo de mi conciencia... quería que pasara algo.

Maldita mente podrida.

Me sentía nervioso por el hecho de que era la primera vez que iba a entrar a la habitación de un alfa y aún más aterrador, la habitación de Min Yoongi. Rezaba a los cielos para que ese alfa despistado intente algo conmigo y así no sentirme culpable por pensar en él de esa manera.

Imaginaba calaveras como decoración, arañas falsas colgando del techo y muchos pósters de bandas de rock por todo el cuarto. Era probable también que todas las paredes de ese lugar estén pintadas de negro.

Mis ocurrencias de cómo sería la habitación de Yoongi crecían mientras lo seguía escaleras arriba.

Llegamos al pasillo de un tercer piso y caminamos hacia una de las tantas puertas que se podía observar por toda la casa. Él la abrió ligeramente y suspiré al ver dentro ya que la habitación no era lo que imaginaba.

El espacio era enorme, toda la habitación de Yoongi equivalía a mi casa entera. No había calaveras ni arañas, tampoco pósters por todo lado, y menos aún paredes negras, todo estaba neutro y muy bien ordenado. Su cama era amplia y se veía muy suave, sentía unas ganas inmensas de lanzarme encima de ella pero contuve mis instintos, alado de la misma había una mesita de noche donde descansaba una lámpara y algunas fotos enmarcadas de Yoongi con sus padres y con otras personas que no conocía. Pero lo que más resaltaba en esa habitación de paredes blancas y suelo gris, era un espléndido piano. Este estaba en una de las esquinas de la habitación siendo el centro de atención de cualquiera que entrase.

Abrí mis ojos emocionado siguiendo a Yoongi hasta estar cerca de su piano. Él se sentó en un pequeño banco que estaba al frente del mismo y me miró a los ojos.

—Quería que fueras la primera persona en escucharme tocar el piano desde el accidente— sonrió melancólico— no lo he hecho en años y en verdad quiero... Que entiendas ahora mis sentimientos.

Mi corazón palpitaba a mil por hora, no sé si era por la sensación de felicidad que le brindaba a mi alma las palabras sencillas pero sinceras que Min soltaba de sus bellos labios o por el mareo que me causaban mis propias fantasías solo con verlo a los ojos.

Niño Problemas [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora