Capítulo 26

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Narra Yoongi

Los suspiros del amor que le dedicaba a mi ahora lindo novio eran cada vez más evidentes.

No podía parar de observar lo grandioso e interesante que ese ser terco, sinvergüenza y malhablado era. Pero mientras más lo observaba, más dolía mi corazón.

Lo veía como si admirara una pintura, pero a veces por más que la miras, analizas sus rasgos, visualizas los colores, tratas de darle sentido a su forma, no puedes comprender todo lo que el artista sintió y quiso representar en ella. Porque sí, Jimin era el pintor de su propia pintura, se notaba que él mismo pintó su vida, trató de darle un color atrevido pero por más que lo veo es suave, dulce y tranquilizador. Pero mi preocupación llegaba hasta el punto que yo no puedo entender, el límite de mi comprensión, la parte apartada de su propio cuadro, el lugar oscuro del que casi nadie se percata, que solo puede entender el artista. El cuadro de la personalidad de Park Jimin tenía un lado melancólico y oscuro que tal vez no fue pintado por él, sino fue corrompido por alguien. Esa misma corrupción era la que lo rompía de a poco, la que poco a poco iba manchando su cordura.

Esta misma persona está ahora en mi habitación y se va comiendo tres tarros de helado de chocolate que recurrentemente iba a traer del refrigerador mientras llora con la película "El viento se levanta", y me daba una charla larga de cómo trataba de entender el sentimiento de frustración al crear algo tan complejo y perfecto a los ojos de su propio creador (como un avión) y tener que usarlo con un fin no tan moral como le hubiera gustado que fuera. De las dudas que tenía en el medio, de sostener una gran responsabilidad, y de la pérdida trágica de un amor.

Yo estaba encantado con sus acciones y escuchaba con atención cada palabra que salía melodiosa de sus labios, limpiaba con un pañito húmedo los rastros de chocolate que ensuciaban sus labios, quijada y mejillas, mientras ocasionalmente con papel higiénico secaba las lágrimas que recorrían su bonito rostro.

Dejaba castos besos recurrentes en cada parte de su rostro y manos, me encantaba hacerlo y sabía que a él también por las sonrisas y timidez que me mostraba cuando lo hacía.

La película concluyó y mi pequeño flecos tenía sus ojos completamente hinchados por las lágrimas que soltó durante la película, así que solo lo miré con ternura y sacudí su cabello.

—Min ¿Me puedes prestar tu ducha?— preguntó sorbiendo ligeramente su nariz.

Asentí con una sonrisa. —También te prestaré ropa para dormir, después de todo me convenciste de no ir a tu casa por un cambio de ropa, te la preparé y dejaré fuera de la ducha.

—Lo siento— agachó su cabeza.

—No te disculpes, después de todo amo verte con mi ropa puesta.

—¿Eso también pensabas cuando me tiraron té encima cierto?— frunció el seño.

—Tal vez si, tal vez no— reí burlón mientras él solo volteaba sus ojos molesto.

—Pervertido.

—Ya, no te enojes— besé su mejilla— espera aquí iré a encender la ducha para que puedas bañarte.

—¿Por qué? Puedo hacerlo solo— dijo confundido.

—Lo haré yo, se necesita una técnica rara para activar el agua caliente y tratar que no te queme o te congele de la nada.

—¡¿Agua caliente?!— reaccionó expectante.

—Trataré que esté tibia, si te bañas con agua muy caliente será malo para ti— expliqué un poco confundido por su reacción.

—Entonces me ducharé con agua tibia...

—Claro ¿O la prefieres de otra manera?

—Puedes hacer que esté más un poco más caliente de lo ehm... ¿normal?

—¿Un poco más caliente?— pregunté aún un poco perdido— claro, lo que tú me digas.

—No es mucho pedir ¿cierto?— su tono de voz se llenó de algo parecido a la ¿culpa?

De una manera tranquila acuné sus mejillas en mis manos y le di un pequeño beso al borde de su nariz de botón.

—No es nada flecos, tu solo debes disfrutar el baño— traté de calmar.

—Lo siento.

—No pidas perdón por cosas así— reí— espérame aquí te llamaré cuando el agua esté lista.

Inmediatamente me dirigí al baño que estaba alado de la habitación y preparé la bañera para Jimin. A un lado de ella dejé su cambio de ropa y sonreí.

Estaba muy entusiasmado por el agua caliente, apuesto a que le gustará bañarse más en la tina que con la ducha.

El agua un poco más caliente de lo normal... ¿Era la primera vez que se duchaba con agua caliente o tibia?

Con eso en la mente acabé mi trabajo y llamé a Jimin, él rápidamente vino y me corrió del baño apenas miró la tina y sintió con sus el borde de sus pequeños dedos la temperatura del agua.

El brillo en sus ojos al sentirla aclaraba mis dudas.

—¡Fuera!— exclamó pateándome hacia la puerta.

—¡Ya salí, ya salí!

—Si te encuentro espiando dentro del baño ¡Te mataré!

—¿Por qué querría hacer eso?

Medité lo que acababa de preguntar y me di una cachetada mental al ver lo absurda de mi pregunta. Mi lindo novio iba a bañarse en mi bañera, pero aún así ¡Yo no soy ningún aprovechado!

—Ahg ¡Ya entiendo!— grité avergonzado— ¡No lo haré!

Diciendo eso me senté en el piso apoyando mi espalda en la pared frente a mi piano.

Podía escuchar pequeños chapoteos que provenían del baño, y con ellos una linda voz cantora.

No pensé que a Jimin le gustara cantar.

Tenía una voz aguda y suave. Era tan dulce que me obligaba a cerrar mis ojos para admirarla con todos mis sentidos. Esa misma paz hizo que a los pocos minutos cayera en un sueño perfecto.

Un sueño que no puedo conciliar desde ese día y que solo lo hacía cuando bebía leche caliente.

Porque yo quiero... yo necesito... yo deseo... que esa voz... que ese todo... sea para mí.

Niño Problemas [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora