Niño Problemas [YoonMin]

Capítulo 24

Narra Yoongi

Probar los dulces labios de Jimin era un deleite total a mi paladar quisquilloso. Odio las cosas dulces, pero podría pasar mi vida entera inhalando y saboreando el tipo de dulce que emanaba el cuerpo de Park Jimin.

Porque era asfixiante... asfixiante y adictivo.

Nunca me imaginé que me correspondería iniciando nuestro primer beso juntos. Me sorprendió tanto que tuviera ese tipo de iniciativa, pero lo que me hizo enamorar más de él fue la timidez que me mostró al no poder tener el verdadero control de nuestros labios. Así que lo ayudé un poco.

No podía entender aún muy bien que era lo que estaba pasando. Tenía un muy lindo y avergonzado flecos sobre mí, sosteniendo su cintura para que no caigamos y sobre todo... besándolo.

¿Cómo fue que llegamos a esta situación? Bueno, ¿acaso importa?

Labios suaves, rellenitos y cálidos bailaban sobre los míos. No podía pedir otra cosa en ese momento, estaba completo.

Nuestros esencias juntas solo completaban mi agonía y debilidad.

Y justo cuando correspondió a mi corazón... sonó el timbre de la puerta principal.

Flecos y yo saltamos de la impresión al escucharlo, e inmediatamente la vergüenza por las acciones que estábamos realizando hace unos minutos y el miedo por la persona que estaba afuera de mi casa se apoderó de nuestros cuerpos.

¿Era Lee? No, él esperaría una mejor situación ¿Es alguien que nos quiere hacer daño?

—Min— llamó Jimin mientras aún estaba sumido en mis preocupaciones— ¿Serán tus papás? Tal vez olvidaron algo.

Su voz quería aparentar tranquilidad, pero sus pequeñas manos se aferraban a mi camisa con fuerza, su olor paso de ser dulce y tentador a evocar miedo y sus rodillas temblaban inquietas sin darse cuenta.

—No creo que sean mis padres— levanté mi mano hacia su cabeza acariciándola mientras mantenía la otra posada en su cintura.

—Tal vez... ¿un familiar tuyo?

—Ellos nos dejaron de hablar hace mucho tiempo.

—¿Entonces?...

—Solo lo descubriremos viendo quién es.

—¿Y si no lo hacemos?

—Está tocando demasiado el timbre...

La cabeza de Jimin bajó y mantuvo una mirada triste, lo levanté un poco de su dorso para quitarlo de encima mío y lo senté en el mismo lugar asegurándome que se sintiera cómodo.

—Espérame aquí— sonreí— no tardo.

—Pero ¿y si es...?

—No digas su nombre— traté de calmar— tus preciosos labios no deben pronunciar tal barbaridad.

—Pero...

—Vuelvo enseguida— interrumpí acariciando una de sus mejillas.

—Ten cuidado.

—Sí, si escuchas algo sospechoso no salgas, cierra la puerta con seguro, ve al armario y llama a mis padres.

—¿No sería mejor llamar a la policía?

—Contratamos los servicios de una empresa de seguridad hace tiempo y su trabajo es más eficiente que el de la policía.

—Entiendo.

—Tranquilo todo estará bien— declaré— vuelvo enseguida.

Seguido de eso aparté mi mano de la mejilla de Jimin y salí de mi habitación con manos temblorosas, pero con espíritu firme.