Capítulo 7: La carta

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ZULEMA:

Ya le había confesado a Sandoval el paradero de Altagracia, y ella ya había ingresado en prisión, me comenzó a caer bien Jessica, pero no confiaba mucho en ella. Viendo el historial que tenía, de manipulación asesinato, tráfico de drogas... No es de muchas palabras pero ella me empieza a caer bien y me tengo que ganar su confianza para que ella confíe en mí y así poder largar de esta mierda de cárcel con su ayuda.

JESSICA:

Estos días estuve muy cercana a Zulema, ya que tenía que estar con ella para poder salir de aquel lugar repugnante, me cae bien, Zulema es una chica con un muy buen rollo, un poco siniestra y con un humor negro que la verdad me hacía mucha gracia, pocas personas me podían hacer reír y ella lo conseguía, podía sacarme una sonrisa cada vez que la veía, es una sensación rara, cada vez que la veo tengo como mariposas en el estómago...

ZULEMA:

El traslado de Fátima a una cárcel de presas poco peligrosas ya estaba en trámite, así Sandoval podía dejara ya de joderme constantemente, ahora ya tenía a Altagracia y podía dejar a mi hija de una vez por todas.

El traslado se realizaría en dos días...

Dos días después: DIA DEL TRASLADO

Unas horas antes...

Era el día del traslado de Fátima, había tenido una discusión con hierro acerca del tema de cuando Sandoval hizo que violaran a mi hija, y el no hizo nada para remediar aquel hecho. Él no estaba de servicio ese día...

- La van a trasladar a un centro de presas poco conflictivas. –dijo mientras yo estaba sentada en una de las mesas del pasillo del módulo mientras veía Fátima alejarse. – Zulema. Me voy a encargar personalmente de que este bien.

- No evitaste que la violaran. –dije replicándolo.- ¿ Y ahora te preocupas por ella? ¿Quién eres hierro? ¿El hijo de puta que manda a una niña a los cerdos? ¿O el niñato que se arrepiente después? – dije ya indignándome.- Te voy a decir una cosa... prefiero al hijo de puta. Prefiero odiarte que sentir lastima por ti. –me levante de la mesa y me dirigí a paso apresurado hacía las escaleras para subir a la parte de arriba del módulo.-

- Yo en cambio siento lastima por ti. –dijo siguiéndome.-

- ¿ah? Si, No me jodas.-

- Si, siento pena por ti. Si hubieses confesado antes donde estaba Altagracia, tu hija no estaría acá, pero eres tan orgullosa que ella esta pagando por eso. ¡siente la culpa!-

Me pare en seco en medio de las escaleras y me di la vuelta.

- La culpa no sirve de nada más inútil de todos. Además, tú y yo ya estamos en el siguiente nivel.

- ¿Ah, si? ¿y cual es?-

- Ahora somos enemigos. Tu me jodes a mi y yo te jodo a ti. Dicen que como enemiga soy maravillosa. Tranquilo, lo vamos a pasar de locos. – me levanto y le escupo al lado de sus botas.-

Llego arriba, y me encuentro con Saray que me silva mientras mueve entre sus dedos un trozo de papel.

- Ahora no Saray.- sigo como ya con mucha pereza.-

- Es de tu hija.- dice y me paro y la miro.- La a dejao encima de tu cama .- la miro, la cojo, le hago una leve sonrisa y me voy mirándola.-

Sango al patio mirando la carta que Saray me había dado, levanto un poco la vista y veo a todas las presas, pero solo me centro en una, en Jessica, le di una leve sonrisa y la salude con la cabeza y seguí concentrada en mi carta mientras caminaba hacía una de las mesas del patio para sentarme y leer la carta.

Comienzo a leer la carta mientras me siento:

Tenías razón, eres un madre de mierda. ¿Qué es entonces lo que me une a ti? ¿Un cordón umbilical que se olvidaron de cortar? Ya he intentado romperlo, con las manos, con los dientes... durante toda mi vida, y sé que tú también. Sé que has tratado de olvidarme, que aguantaste hasta el final antes de delatar a Altagracia. Sé que te has traicionado. Pero si algo tenemos en común, Zulema, es que ninguna de las dos a logrado cortar ese cordón. Estamos unidas, por mucho que nos haga daño a las dos. Quería abrazarte antes de irme, pero no lo voy a hacer. ¿sabes por que? Porque se que me rechazarías, aunque tu quieras abrazarme también, porque empiezo a parecerme a ti, supongo, empiezo a ser una hija de puta, y eso me gusta y al mismo tiempo me acojona.

Mientras leo la carta una ráfaga de viento fuerte empieza a mover mi pelo y los papeles que están pegados en la reja del patio, y de repente la carta que estaba leyendo se escurre de mis manos , y miro como se va volando con cara de perdida. De repente oigo un golpe seco en mi oído derecho, me quedo mirando al frente mientras mi pelo no se paraba de mover por culpa del viento, no reacciono hasta que empiezo a oír los gritos de las presas...

Antes de decir adiós, una pregunta, ¿Qué nombre me pusiste al nacer? Sé que Fátima me lo puso la abuela, pero ¿Qué nombre me diste tú? Quiero recuperarlo.

Me levante de la mesa, y no me di cuenta de que era ella hasta que me acerque al corrillo que habían montado las presas alrededor de cuerpo de Fátima todo ensangrentado. Me acerque y vi su cuerpo con un charco de sangre alrededor, se me empezaron a cristalizar los ojos...

- ¡¡¡¡¡¡ FUUUUUEEEERAAAAA!!!!!!!!. –grite para que aquellas zorras se fueran de allí.-

Me quede hipnotizada mirando el cuerpo de ella sin vida. Estaba rota por dentro, me senté en el suelo al lado de su cuerpo y llore, grite patee el suelo, pero ella se había ido...

Al cabo de un rato yo seguía en el mismo sitio, ya habían retirado el cuerpo pero yo seguía sentada en el suelo mirando el charco de sangre que había dejado ella en el suelo. De repente siento una mano que se apoya en mi hombre y se sienta a mi lado... me giro y veo a Jessica sentarse a mi lado apoyándose y a la vez acariciándome.

- Lo siento Zulema... yo se también se lo que es perder a una hija, así que me compadezco contigo, aquí me tenés para lo que necesites. –dice mientras saca una caja de cigarros.- ¿queres?-

- Asiento con la cabeza.- y ella me da fuego.-

- Mi hija se llamaba Daniela, murió hace unos años, se suicidó, la extraño mucho, ella para mí era lo más importante, si no fuera por ella yo no estaría en una cárcel española, si no en una cárcel colombiana, que es lo peor, ella me salvo muchas veces, hizo cosas que jamás debería a ver hecho por mí. –dijo consolándome.- si quieres que te deje sola lo entiendo, ahora estas pasando por un momento muy complicado. –dijo levantándose poco a poco. –ella al instante me freno cogiéndome un brazo.-

- No te vayas, fememos juntas. –dije con todo el rimmel movido de llorar.-

- No nos conocemos demasiado pero ambas perdimos a nuestras hijas, podremos ser amigas...

- La miro con cara extrañada... si tu lo dices...

- Zulema, esta empezando a hacer frio vamos dentro y date una ducha, así despejas un poco tu cabeza.-

JESSICA:

Entramos juntas a la prisión, nos dirigimos hacía la celda y Zulema entro y cogió sus cosas para ducharse, y se fue. Yo me quede tumbada en la cama y le dije...

- Disfruta esa última ducha que te vas a dar, por será la última que te des aquí dentro. –dije sonriéndole, y salió hacia las duchas.-

Yo mientras me acosté un rato, estaba un poco rara con Zulema sentía mariposas en el estómago cuando estaba con ella y me gustaba sentirlas. 
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Siento tardar tanto en actualizar, voy escribiendo cuando sacó tiempo. Espero que les vaya gustando mañana posiblemente tendréis otro capítulo. Si os gusta dejaros una estrellita 😊⭐.

ZULIABLA - Zulema X Jessica Beltrán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora