||Park Jimin
Al caer la noche, vi a todos los chicos saliendo hacia el auto deportivo de Francesco: un modelo rojo que rugía con fuerza, como el rey de la ciudad. Amaba ese auto, pero más amaba la idea que se me ocurrió al darme cuenta de que me quedaría sola en la casa. Jeon se había ido por la tarde, seguramente a su espléndido trabajo, así que no debía preocuparme por si me atrapaba. Mi plan era sencillo: me pondría la mejor lencería y me escondería en el maletero del auto de Francesco. Los seguiría a donde fuera y, una vez allí, me uniría a lo que estuvieran haciendo.
Mi sorpresa fue mayor cuando me di cuenta de que habían estacionado frente a un karaoke conocido por las fiestas clandestinas que se llevaban a cabo dentro. Me bajé con cuidado y estiré mis piernas; el trayecto había sido doloroso y mi cuerpo había recibido algunos golpes que de seguro dejarían moretones. Luego, los seguí hasta que entraron en una cabina VIP. Respiré profundamente antes de entrar, sin saber qué esperar, pero… Solo eran chicos siendo chicos.
Andrea estaba abriendo unas latas de cerveza mientras Alessandro tomaba el micrófono para poner una canción. Cuando me vieron, se sorprendieron por mi forma de vestir, pero no dijeron nada, solo me extendieron una cerveza. Después de unos tragos, escuché a Alessandro decirme:
—Era más cómodo el asiento trasero que el duro maletero, Jimin.
Los demás estallaron en risas con su comentario. Yo, en cambio, me morí de vergüenza al darme cuenta de que siempre supieron que estaba allí. Pasó al menos una hora, y todos estábamos bebiendo y cantando como locos. No supe en qué momento empecé a divertirme y reír con sus desafinadas voces. De repente, pensé en Jeon y me pregunté si estaría bien, si volvería. El ambiente era perfecto sin su presencia malhumorada, pero algo dentro de mí deseaba verlo.
—¿Les gustaría que les hiciera un baile? —propuse, mientras me ponía de pie—. Después de todo, me gusta ser stripper; es algo excitante.
Los chicos dejaron lo que estaban haciendo y asintieron con la cabeza, repitiendo una y otra vez que estarían encantados de ser mi público esa noche. Di un último sorbo a mi bebida y, con dificultad, comencé a subir al escenario. Me imaginé sosteniendo un tubo de pole dance y di algunas vueltas alrededor. Poco a poco, fui ganando confianza con mi pequeño público y terminé seduciéndolos con mis movimientos algo exagerados. Uno de ellos lanzó un pañuelo al escenario y, sin pensarlo, lo coloqué alrededor de mi cabeza. Los escuché gritar al compás de los movimientos de mi trasero sobre el tubo, dando volteretas y bailando al ritmo de la música.
De repente, un ruido extraño interrumpió la música; el volumen bajó y desde las sombras de la puerta apareció una figura masculina, empapada.
¿Estaba lloviendo?
Las gotas caían desde la punta de su cabello, recorriendo su ropa hasta llegar a sus zapatos.
—¿Te agarró la tormenta? —bromeó Andrea mientras todos reían, pero a él no le hizo ni gracia.
Su vista se dirigió al escenario, donde me encontraba bailando. Su boca quedó medio abierta mientras sus ojos no se apartaban de mí.
—¿Víbora? —sus labios temblaban al pronunciar esa palabra, y yo opté por sonreír por lo bajo.
—¿Ahora soy suficiente o sigo sin llegar a tus estándares?
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(+18) Stripper [Kookmin] ✔️
Teen FictionJungkook guarda un oscuro secreto que podría cambiarlo todo. Jimin, determinado a liberarse de las garras de un peligroso mafioso, se convierte en el encargado de desentrañar la verdad oculta. Su primer intento, el Plan A, resulta un completo fracas...