Capitulo: 19

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—¡Jeon! —grité, buscando el encendedor que aún no encontraba.

—Déjame dormir, joder —protestó él.

Pero ese no era el momento en que me importaran sus protestas, ni lo que pudiera decir o no.

—No, no lo haré. Ya estoy cansado de que me ignores todo el día como si fuera un fantasma. Lo único que haces es regañarme o llamarme la atención por lo que he hecho mal.

—¿No sé a dónde quieres llegar con todo esto?

—¿A dónde quiero llegar? ¿A dónde quiero llegar? —repetí, sin creer sus palabras—. ¿A qué estás jugando? Primero dices estar enamorado de mí, y luego me ignoras como si no fuera nadie, como si no estuviera aquí. ¡Joder! Mírame.

—Park, te dije que me alejaría de ti mientras estuviéramos en este lugar. Prometí no acercarme si no lo querías, ni siquiera iba a volver a hablarte. Solo cumplo mi promesa.

—Pero yo no te pedí que prometieras eso. No quiero que me ignores o que dejes de hablarme. No quiero que te alejes o que simules que no existo. No lo soporto más, Jeon. ¡Me tienes mal! Te extraño. Extraño tu mirada, tus palabras, tus risas, tu forma de ser, tu perfume, tu presencia.

—¿Entonces, qué es lo que quieres?

—Quiero que estés conmigo, y no quiero que te alejes más —dije, y finalmente, después de dos días, sus ojos volvieron a encontrarse con los míos.

Su mirada era cálida y sus labios esbozaron una ligera sonrisa, aunque esta desapareció cuando se levantó y caminó hacia mí.

—¿Realmente me quieres? —preguntó, mientras su mirada buscaba la mía.

Sus labios estaban entreabiertos y solo deseaba besarle.

El plan B se había ido al traste.

—Sí. Y no entiendo por qué no te das cuenta de que no puedo estar más seguro de lo que siento después de esto.

Agarré su cintura y volví a besarle como aquella vez al atardecer, pero esta vez de verdad. Sus labios se movían al ritmo de los míos, como si aquel beso nunca se fuera a acabar, hasta que se separó, soltando una risa.

—Park, yo también quiero estar contigo.

Jeon tomó mi mano y me arrastró con un impulso hasta que ambos quedamos tumbados en la cama, con él encima de mí. Colocó sus manos abiertas y, con fuerza, se apoyó sobre mí. Su cabello caía sobre su rostro, dándole un aire adorable.

—No sabes cuánto he esperado que llegara el día en que admitieras que querías estar a mi lado.

—¿Ah, sí? —pregunté, dudoso.

¿Cuánto tiempo habría estado esperando ese momento que ni siquiera imaginaba?

—Sí —afirmó, dejándose caer a mi lado.

Ambos estábamos acostados en la cama, mirando el techo. El silencio no era molesto.

—Para ser sincero, nuevamente —rió—, siempre he sido una persona sincera, ahora que me doy cuenta. Nunca pensé en esperar este momento años atrás. No sabes cuánto te he llegado a odiar desde que nuestros padres se reunían. Recuerdo que nunca querías jugar conmigo ni prestar ninguno de tus juguetes. Pensabas que los rompería todos porque era mayor que tú, pero era todo lo contrario —rió en voz baja, rememorando recuerdos de nuestra infancia, aquellos que ni siquiera yo podía recordar.

—Yo no pienso así.

—¡Mírame!

—Realmente no he dejado de hacerlo.

—Me refiero a que te mires a ti mismo. ¿No parezco mayor?

—Solo cuando te pones exigente. Puedes ser demasiado molesto por eso. Sobre todo cuando me tiraste agua aquella madrugada.

—No me arrepiento de eso —rió a carcajadas, mientras yo le miraba con desdén.

—Para mí no es nada gracioso recordar eso.

—Es que debiste ver tu cara.

—La recuerdo perfectamente, y aún me resulta molesto que me hicieras sufrir en esas semanas. No te imaginas cuánto tuve que soportar de los chicos.

—Estoy al tanto de todo eso. Y lo siento, ¿vale? En ese momento no sabía controlar mis impulsos. Aún me cuesta, pero ahora lo manejo con más cordura.

Silencio.

Después de esa conversación un poco incómoda, nos quedamos en la misma posición. No me atrevía a decir nada más, y fue entonces cuando Jeon tomó la iniciativa.

—¿Quieres dar una vuelta? —preguntó, sentándose en la cama con las piernas cruzadas en posición de loto, mientras me miraba fijamente, esperando una respuesta.

—¿A dónde?

—¿Nunca dejarás de hacer las mismas preguntas?

Copié su posición, con nuestras rodillas frente a frente.

—Parece que es algo natural en mí —dije, poniéndome de pie—. ¿Quieres desayunar?

—Sí, pero no aquí. Iremos a comer fuera. Será parte del paseo.

(+18) Stripper  [Kookmin] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora