(+18) Stripper [Kookmin] ✔️

Capitulo: 18

No me arrepentía en absoluto de lo que había pasado en la orilla del mar. Los labios de Jeon habían sido una experiencia placentera, y aunque me preocupaba que mi mente se aferrara a esos pensamientos, no podía negar que había sido algo muy intenso. Jeon estaba enamorado de mí, lo cual, lejos de ser un obstáculo, se presentaba como una ventaja para los planes que se avecinaban.

Sin embargo, había algo que no terminaba de encajar.

Sentado en la cama, me golpeaba la cabeza contra la pared mientras debatía conmigo mismo qué hacer a continuación. ¿Debería ignorar a Jeon o fingir que sentía algo por él?

Opté por la primera opción: ignorarle. Siempre había escuchado que ignorar a alguien podía hacerlo sentir más atraído. Mi objetivo era tener a Jeon Jungkook comiendo de la palma de mi mano.

La puerta del baño estaba entreabierta. Jeon estaba a punto de salir, y aunque me resultaba extraño compartir la habitación con él, me estaba acostumbrando. Su torso sin camisa se hizo visible a mis ojos, y el agua que caía de su cabello mojado resbalaba lentamente por su pecho. Me sorprendió que, a pesar de mi observación, sus ojos ni siquiera se posaran en mi dirección.

Quitó la toalla de su cuello y la pasó por su cabello. Luego se dirigió al baño y, desde allí, a la cocina. No le presté mucha atención y me recosté en la cama, permitiendo que el cansancio me venciera.

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Era el segundo día en la casa de la playa. Al despertarme y no encontrar a Jeon, fui a la cocina, pero tampoco estaba allí. Lo busqué por todos lados, pero parecía que había desaparecido. Intenté distraerme y me dirigí al refrigerador. Tomé cereal con leche, pensando que eso sería suficiente. Mientras servía el cereal, escuché la puerta abrirse y vi a Jeon entrar como si un foco mágico iluminara su figura.

Al entrar, se quitó la chaqueta y se dio la vuelta para cerrar la puerta, mostrando su espalda ancha y musculosa.

—Ya sabes dónde están los utensilios de limpieza —dijo con tono seco y amargado, señalando la leche derramada sobre la mesa—.

—¿Ya desayunaste? —pregunté, intentando sonar amigable.

—No.

—¿Te preparo algo? —insistí, esperando una respuesta diferente, pero no obtuve éxito.

—No —su respuesta fue tajante, y sus ojos evitaban los míos. La situación me inquietaba. ¿Por qué todo había cambiado de un día para otro?

Jeon se dirigió al baño y luego tomó las llaves de su auto. Salió con paso firme, dejando la casa en silencio y a mí con una sensación de vacío.

El tercer día amaneció y Jeon aún dormía. El tiempo parecía ir a paso lento. Me sentía perdido y aburrido en la casa. Decidí salir a la playa. Tal vez me daría un chapuzón o simplemente me sentaría en la arena a dejar pasar el día.

No quería aceptar que en la casa anterior me sentía más a gusto, aunque no hacía nada diferente. Todo había cambiado desde que llegamos a este lugar. Sentía la necesidad de tener la atención de Jeon, algo que no estaba en mis planes. Quería que me mirara, al menos por unos segundos, pero eso no sucedió.

Recogí una piedra de la arena y la lancé al mar. Repetí el gesto varias veces, hasta que no quedaron muchas piedras. Sentí pasos cercanos y sonreí. Pensé que Jeon había venido a estar a mi lado. Pero al volverme, me di cuenta de que no era así. Me sentí tonto por pensar que él se había acercado a mí.

Jugando con la arena, tomé una roca afilada y la lancé al mar, sintiendo el dolor de las espinas en mis manos. Me pregunté por qué lloraba por algo que no era el daño que me había causado a mí mismo. Cerré los ojos y comprendí que sí sentía algo por Jeon Jungkook. ¿Cuándo pasó de ser mi plan B a alguien por quien sentía algo real?

Mi corazón podía estar en lo correcto. Debía vengarme, él debía pagar. No podía enamorarme de alguien como él. Las lágrimas seguían saliendo, no por una desilusión, sino por mi propio conflicto interno. Mi corazón estaba ganando a mi mente en estos momentos.

¿Por qué aún esperaba que él viniera hacia mí?

Me maldije una y otra vez. ¿Qué podía hacer si mi corazón ya había tomado una decisión? Me puse de pie, dejando atrás mis planes de venganza y el trato con ellos. Corrí, rápido y decidido, hacia la habitación donde Jeon aún dormía plácidamente.