(+18) Stripper [Kookmin] ✔️

Capitulo: 10

||Jeon Jungkook

Llegamos con cinco minutos de retraso. No era sorprendente que Jimin se retrasara por escoger la ropa adecuada. Lo más insólito fue cuando pidió que Andrea lo acompañara al camerino para que yo no lo viera con su conjunto. ¿Era tonto? Estábamos en mi propio establecimiento; podía verlo si lo deseaba. Sin embargo, respeté su solicitud y dejé que Taehyung se encargara de colocarle los transmisores para que ninguno de los demás chicos viera su cuerpo desnudo. Cuando terminó, salió al escenario, no sin antes decirme:

—Espero que te quedes a verlo. Estoy seguro de que te sorprenderás con lo bien que puedo hacerlo —dijo, con una actitud arrogante. Estaba actuando diferente.

Apretando el puño, me dirigí al escenario, apartado de los hombres ansiosos por ver la nueva atracción del Club.

—Esta noche, damas y caballeros —comenzó el locutor—, tendremos el honor de conocer a un chico, mejor dicho, “el chico” que tiene revolucionados a todos nuestros clientes. Se hace llamar Doll, porque le gusta ser tratado como un indefenso muñeco. ¿Están listos para conocer a nuestro nuevo ángel?

La multitud estalló en un bullicio mientras la música comenzaba a sonar. La tarima se alzó y reveló a un Jimin desinhibido. Caminó por el escenario con movimientos provocativos que dejaban a todos boquiabiertos. Tragando saliva, lo observé arreglarse la máscara con orejas de conejo y aferrarse al tubo de pole dance. Su cuerpo se deslizaba con una destreza que parecía innata. Sonreía y miraba a la audiencia de una manera que nunca antes había visto. Se estaba mostrando y recibiendo billetes de los clientes que le aclamaban.

De repente, los hombres que debían escucharle se colocaron alrededor, mirándolo de forma lasciva. Jimin, para aumentar el espectáculo, empezó a desnudarse lentamente. Cuando el líder del grupo lo agarró por el boxer y lo empujó contra su cuerpo, sentí cómo mi sangre hervía. No soportaba la idea de ver a Park en los brazos de otra persona, especialmente en los de ese hombre. Entonces, Jimin hizo algo que no esperaba: me miró mientras colocaba un fajo de billetes en su ropa interior, desafiándome.

¿Qué estaba haciendo esa víbora?

Deslizó el dinero por su cuerpo y se inclinó para que el hombre lo pusiera en su parte delantera. Los gritos de la multitud aumentaron, y vi en los ojos de Jimin que quería prolongar su tiempo con Park.

¿Acaso se había vuelto loco?

Me levanté del asiento y me dirigí hacia él. Mi respiración estaba agitada y sentía que mi corazón iba a salirse de mi pecho. Si se desnudaba completamente, los cables quedarían expuestos y nos delataría. Además, estaba provocando a ese hombre que podría hacerle daño, y no iba a permitir que nadie se metiera con lo que era mío.

Tenía que detener el espectáculo que estaba montando con su desfachatez. Subí los escalones rápidamente, forzando a Jimin a detenerse. Las luces bajaron un poco y, enfadado, me acerqué a su oído y murmuré:

—¿Qué carajos estás haciendo?

—El gran show que prometiste a tus clientes.

—No me refería a esto. ¡Deja de hacerlo ya! —ordené, mientras él tomaba mi mano y la colocaba en su cintura, deslizándola deliberadamente por su cuerpo hasta que la dejó quieta en su cuello.

Negué, pero mi cuerpo reaccionó de manera diferente.

—¡Detén esto ya! Estás fuera de control.

—Veo que tus clientes están muy satisfechos y entusiasmados —dijo en un chillido que sonó más como un grito, mientras los hombres seguían aclarándole.

De repente, se escuchó un “bésense” desde el público, y miré hacia la audiencia.

¿Acaso sabían quién era yo?

Jimin no dudó ni un segundo. Me tomó de la cintura y unió sus labios con los míos en un beso furioso, cargado de furia, mientras introducía su lengua en mi boca y mordía mis labios.

No me separé, pero él lo hizo cuando vio que no correspondía. Solo en ese momento me di cuenta de algo: Park estaba drogado.