Cap 10, parte 3

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Ya sé que tarde mucho, pero creo que vale la pena, hasta le pedía ayuda a otra de mis hermanas para el menú de la cena je, je. Ya no les entretengo al final les pongo los anucios. Provecho y disfruten. 

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Dam estaba en los brazos de su pareja, el rubio le acariciaba la espalda y jugaba con su cabello.

–Ya está muy largo ¿quieres cortarlo? –el omega negó con la cabeza y su pareja se extrañó de esa silenciosa respuesta –¿sigues preocupado por ellas? –en respuesta asintió, Arthur sujeto el rostro de su novio para mirarlo fijamente y darle una dulce sonrisa –pues de verdad fueron groseros con Adaya, esos asuntos son solo de ellas, además, Cery es una adulta, estará bien créeme –Damy no era celoso, pero había algo en la particular forma en que su pareja llamaba a su amiga que a veces alteraba su aura.

–Sí, tienes razón –dijo no muy convencido.

–Sé que ella te importa, son como hermanos después de todo, pero, hay cosas que no puedes vivir por Ceres y su relación o lo que tenga con Adaya y Sanna es solo cuestión suya o dime ¿te hubiera gustado que las personas opinarán sobre nuestra relación por nuestras castas? –el ojiverde soltó un suspiro.

–Es verdad amor, siempre eres la voz de la razón. Mañana me disculparé con ambas.

–Ese es mi chico – le dio un beso en la frente y después beso su boca, de un momento a otro sus lenguas se enredaron y Dam sujeto a Arthur de la camisa para acercarlo más. Sus corazones empezaron a agitarse y ambos podían sentir el calor de sus cuerpos hasta que un gruñido los hizo separarse.

–Mejor deberíamos hacer algo de cenar –el ojiverde asintió muy rojo, su estómago fue el ruidoso. Arthur salió de la habitación con rumbo a la cocina.

–Ay bebé, a veces eres tan impertinente como yo, pero aun así te amo –dijo acariciando su vientre.

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La dueña no podía evitar mirar a su anfitriona, Sanna tenía el efecto de una escultura de alguna representación mítica, entre más le mirará notaba detalles de la alfa, todo en ella era elegante y gracial. Su mente le traicionó al traerse el recuerdo de Adaya, la morena para ser alfa actuaba con una naturalidad que no solía poseer su casta, sus ademanes y gestos no eran como los de la mujer frente a ella, a veces era toscos, bruscos y hasta torpes, pero siempre procuraba hacerlo de forma tranquila y con una sonrisa. Sanna, en cambio, se notaba en un estado de pose y mantenerse siempre perfecta. Ceres pensó se debía a estar acostumbrada al ojo público. En este punto su aura estaba conviviendo sin problema con la de la pelirroja.

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Adaya estaba en una encrucijada, se encontraba en la calle que se dividía, por un lado, estaba la calle que le llevaría a casa y por el otro, estaba la calle que la conducía a donde se encontraban las mujeres que le estaban quebrando la razón.

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La cena había comenzado y ambas se dieron una tregua antes de continuar con la conversación. La verdad era que todo lucia exquisito, Sanna había ordenado por ambas y Ceres no tuvo problema con ello, al aparecer la omega también tenía un amplio gusto a lo que gastronomía refería. Para empezar, como aperitivo unos rollos vetaimn, como entrada sería matsukake y ensalada fría cappres; para el plato fuerte carne de venado en salsa hunters con atado de verduras y cavatapi en aceite de semilla de girasol con sal rosada.

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–Ey –Sofy contestaba el móvil –sí, yo también me sentí mal, apuesto a qué Tom no tiene remordimientos, ha de estar con alguna de sus amiguitas en este momento... yo también lo pensé, sí, pero ya mañana, por cierto ¿ninguna se ha comunicado contigo? ¿de verdad? ¿crees qué deberíamos preocuparnos? Está bien, buenas noches Damy.

El deseo de la estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora