Cap 11 parte 2

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La habitación del hotel estaba a media luz, afuera la noche había caído y el clima amenazaba con llover, la cama estaba hecha un desastre. La puerta se abrió de golpe, una de las mujeres que yacía sobre el colchón se levantó de inmediato para recoger rápidamente algunas prendas del suelo, un guardia la escolto mientras la figura que había entrado miraba a la dama que aun yacía en la cama. Se observaron de forma retadora, ambas tenían su esencia mezclada con otra. Se notaba la tensión, algo similar a la ira, pero de forma más pasional.

–¿Ya terminamos?

...

24 horas antes

La cafetería del centro había tenido un día bastante normal, algunos clientes de siempre, algunos nuevos, todo bastante habitual, a excepción de la visita de Mary. En cuanto la mujer termino de contar la historia, se acercó a Ceres para susurrarle unas palabras que Dam no alcanzó a escuchar, le dejo un beso maternal en la frente a la dueña y pago su té antes de retirarse de la misma forma en la que había llegado.

–¿Así que Day fue a visitar su tumba? –el castaño se acercó a su amiga quien permanecía sentada con el aura indescifrable. Ella asintió –¿Cery? –le movió ligeramente y la ojimiel se levantó.

–Tenemos un negocio que atender –dijo estoica mientras se colocaba un delantal.

–¿Es todo lo que dirá señorita Ceres? –hasta Tom había podido escuchar en la cocina.

–Sí y no me vengan con sus tonterías, ya lo escucharon, no soy la predestinada de Adaya –en cuanto dijo eso, sintió una húmeda calidez en sus mejillas y noto el llanto que salían de sus ojos. Dam de inmediato la abrazo y ella se aferró a su amigo mientras se desahogaba como una niña pequeña y maldecía su instinto.

Después de un rato así, donde Tom se sumó al abrazo, Ceres se separó para limpiar sus lágrimas, les dio las gracias y les pidió que dejarán el asunto por la paz. Ellos asintieron. Por la tarde llegó Sofy y las cosas marcharon como todos los días.

...

Después de despedirse, Adaya había decidido pasar esa noche en alguna de las posadas del centro de la ciudad, le fue agradable recorrer las calles y pensar en su adolescencia. Una vez en su habitación, llamó a Alba, ella siempre le contestaba el teléfono, a diferencia de con Denisse, ellas dos tenían un extraño vinculo de "hermanas", Adaya nunca lo admitiría, pero siempre había admirado a Alba y Alba la apreciaba, aun cuando a ambas les gustaba jugarse bromas de vez en cuando, obviamente Denisse nunca participaba. Justo cuando terminó su llamada, alguien llamo a su puerta, le pareció extraño, pero pensando podría ser algún empleado abrió para encontrar a tres personas que no esperaba.

–¡ADAYA! –le saltaron encima y los cuatro cayeron al suelo.

–Manada –susurro correspondiendo el abrazo.

...

"Lo siento padre. Discúlpeme Emperador,

pero es nuestra decisión irnos para conocernos mejor y a nuestro regreso prometemos llenarlo de nietos.

Le enviaremos lobos con cartas. Cuídese.

Con cariño:

Assel y Alkay II"

Sofy leía su libro al borde del llanto. Definitivamente amaba la forma de escribir de A.R. Bestardy, observó en su biblioteca los primeros tomos desde El Reino de la Joya del Mar, Canción de Tar, Los hijos de la Luna rota y ahora Aulladores Negros. Por un momento cerro los ojos y abrazo el libro para imaginar a la Princesa de las Hadas Nocturnas huir con el Lobo Guardián. Suspiro con una sonrisa en el rostro y abrió para seguir leyendo en la página donde se había quedado. Por un momento pensó en la descripción de los personajes y sin querer su mente imagino a Ceres y Adaya, le pareció descabellado en un principio, pero al seguir leyendo notó bastantes similitudes. Termino por dejar eso de lado y siguió perdiéndose en la historia, aun cuando ya era tarde y mañana tenía clases.

El deseo de la estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora