Capítulo 7 Al séptimo día

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Había muchas dudas tanto en Adaya como en Ceres y ninguna quería hacer las preguntas por temor a las respuestas: ¿te acostaste con él/ella? ¿esto que tenemos es solo nuestro instinto? ¿me gustas? ¿te gusto? ¿por qué me molesta el hecho de imaginar que te anudaste con otra persona? ¿por qué no quiero alejarme de ti cuando es obvio que esto no nos hace ningún bien? Con ese torbellino en la cabeza ambas hicieron su rutina de aseo matutino y se preparaban para ir a la cafetería.

–Hoy entramos una hora después, por si tienes algún pendiente –le dijo la dueña mientras la morena se abotonaba la camisa.

–Realmente no tengo nada que hacer –pensó un momento –aunque debería devolver algunas llamadas de ayer, ¿tú qué harás?

–Yo debo ver con los probadores lo de la siguiente semana y planificar lo del inventario a fin de mes.

–Suena interesante ¿gustas ayuda?

–No, estoy bien, mejor deberías empezar a marcar –dijo viendo el móvil de Adaya.

–Vale, entonces nos vemos después –se acercó para despedirse, pero fue sorprendida con un abrazo por parte de la dueña.

–Solo, quiero tener un rato tu esencia, me ayudará a mantener alejados a otros alfas.

–Vale –se quedaron unos segundos disfrutando de cómo se mezclaban y sus auras se mantenían tranquilas hasta que tuvieron que separarse.

–Nos vemos después –la castaña se fue regalándole una sonrisa.

...

–Cuando te dije que debías estar en un hotel cinco estrellas con todas las comodidades no me refería a que sedujeras a la heredera de los Gomz –decía Victoria con su elegante y exquisita voz.

–¿Qué te digo? Me gusta hacerla en grande –Adaya hablaba al otro lado de la línea mirando la ciudad desde el balcón del departamento.

–Aunque debo admitir que tienes buenos gustos, por fin te andas con personas de tu nivel.

–No sé cómo tomarme ese comentario.

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–¿Sabes lo que pienso? –decía la serena y gruesa voz de un joven hombre beta –pienso que deberías pagarme más –su tono era neutro, pero bastante familiar para la alfa de cabello oscuro –lo único que agradezco es que tu nombre no sea parte de los libros que publicas o de verdad estaríamos en muchos problemas ¿sabes todo lo que me grito Victoria por teléfono?

–Tranquilo, ya la llame, de verdad lamento los problemas que te he causado David –decía apenada.

–Agradece que me caes bien o no sé cómo libraríamos estas batallas.

–Entonces ¿qué me recomiendas?

–Deberías seguir como estos días, no des la cara y mantente lejos de la prensa y, sobre todo no la contactes.

–Pero...

–Nada de peros, ella es una figura pública, ya sabes lo que significa, además, pensé que preferías el anonimato, no por algo usas un seudónimo en tus trabajos.

–Lo sé, pero –soltó un suspiro –está bien.

–Deberíamos ir por un café ¿sabes? dejando de lado el trabajo, te extraño y quisiera hablarte de Mónica.

–Suena bien, te contacto en la semana, de igual forma estoy por terminar con lo que comencé aquí –terminó guardando algunos papeles en su portafolio.

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–¿Enserio con la competencia? vienes a desayunar con Alba cada semana aquí y ahora irás al Gomz con tu noviecita.

El deseo de la estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora