De fiestas y muérdago

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Ya sé que ya no es Navidad, incluso ya estamos a mitad del segundo mes, pero quería publicar algo lo antes posible, ya que me he motivado mucho por ustedes, mis lectores. He visto en redes que buscan o recomiendan mi historia y eso me hizo muy feliz. Además, este especial ya estaba en proceso antes del cap 10, así que espero les guste.

Nota: este especial tiene continuidad con el de Halloween. Damian no está embarazado, Adaya vive con Ceres, pero sale con Sanna (aunque todavía no son algo oficial).

Se supone todo esto corre entre el 23, 24 y 25 de diciembre.

...

Desde hacía unas semanas, todos en la cafetería habían notado la actitud de Adaya y Ceres algo irregular, primeramente, la dueña se había estado comportando más amigable con la alfa, y la alfa mucho más atenta y servicial con la castaña. Si alguien viera sin saber contexto, bien podría apostar a que ya eran pareja. Ninguno de los otros empleados quiso decir algo, aun siendo conscientes de que Day había estado saliendo con Sanna y de que era extraño ver una actitud tan dócil por parte de la omega.

En un momento en que Adaya se fue a atender mesas, el ojiverde se acercó a su socia y amiga.

–Muy bien, ¿qué está pasando? –dijo sin rodeos.

–¿De qué hablas?

–Ay por favor, no seas tonta, a mí no me engañas, es más a nadie de nosotros nos puedes mentir tan descaradamente. Si acaso a Adaya, pero porque ella aun no te conoce del todo.

–De verdad no tengo idea de lo que hablas –siguió fingiendo inocencia.

–Algo pasó ente tú y esa mujer y sé qué no fue sexo, sino ambas estarían incomodas, debió ser algo aún más importante –sin poder ocultarlo, la dueña sonrió divertida.

–Tardaste mucho en preguntar, vamos a la oficina, hablaremos más cómodos –ella se encamino y el castaño le seguía de cerca. Una vez dentro Ceres cerró la puerta y le contó con lujo de detalle lo que había pasado esa noche, el panecito, las velas, la foto.

–Okey, eso fue demasiado bello –admitió el castaño una vez que su amiga terminaba de hablar. Ella se mordió el labio y él observó ese gesto nervioso.

–Hay algo más –Damy le miró sorprendido –pero esto ni siquiera lo sabe Adaya –ella suspiro y comenzó –en la madrugada de Halloween...

Ceres volvía a la cama después de colocar el retrato en su lugar, quería dormir cómodamente en los brazos de la alfa de melena oscura. Sonrío pensando que un gesto tan hermoso debía ser recompensado, movió ligeramente a su compañera y comprobando su estado totalmente de inconsciente, en un acto de osadía rozó sus labios con los de Adaya. Fue solo un instante, un parpadeo duró aquel rápido beso, pero su corazón se aceleró como si hubiera corrido todos los kilómetros del mundo y estaba segura de que por el sonrojo bien podía brillar en la oscuridad. Miró a la morena que ni se inmuto, respiró profundo y le dio un segundo beso, duro unos segundos más, se separó ligeramente y su compañera seguía igual, con un tercer beso decidió parar y se metió entre las sábanas sintiéndose como una niña que acababa de hacer alguna travesura. Por su parte Adaya seguía en el quinto sueño, ni enterada se dio que ahora su alfa se había apegado más a la castaña por ese acto.

–No me mire así –el ojiverde tenía la boca abierta en una total expresión de incredulidad.

–Ceres –llamo a su socia –¿te das cuenta de lo qué le hiciste y ella ni siquiera sabe? –la dueña volvía a morderse los labios.

–Sé que debería decirle, pero... pero ella salió a la mañana siguiente a buscar a Sanna, pensé que no había pasado gran cosa, sin embargo, mi omega también se vio afectado.

El deseo de la estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora