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CAPÍTULO 27: HUYE

Subí hacia arriba para coger la última maleta y meterla en la furgoneta. Íbamos a partir, eran las tres de la mañana aproximadamente, nunca había estado tan nerviosa como en aquel momento, necesitaba terminarlo de una vez.

Ethan se encargó de envolver a Walsh en con bolsas de plástico, lo llevaríamos a un río cercano. Era peligroso, podían encontrar su cadáver, pero según me comentó le hizo cierto retoque plástico para que no se reconociese, claramente no iban a mandar ningún aviso desde Italia hacia la policía de Canadá, sería absurdo.

« ¿Lo mataste tu? » Las palabras de Ethan sonaban repetidamente en mi cabeza, una y otra vez. No sé si en aquel momento él sabía la verdad, lo más probable era que sí, o al menos se lo podía imaginar.

Terminé de colocar el paquete, me di media vuelta y — cómo no — Aiden estaba detrás de mí, de brazos cruzados y con un rostro entre serio y apenado.

— ¿Estás bien? — hacía apenas unas horas que él murió, ¿cómo iba a estar?

— No.

— Siento...que tuvieses que verlo, fue una situación violenta y no actué con rapidez, lo siento, de veras.

— ¿No actuaste con rapidez? No entiendo a qué te refieres ni qué mierda quieres.

Dio unos pasos hacia mí.

— Hice mal, no debí dejarte, he sido un cobarde y lo admito, pero no quiero perderte.

Bufé, no podía estar diciéndolo en serio. ¿Ahora sí le importaba? Hipócrita.

— El problema, es que me olvidé de tí, al igual que me he olvidado de quien era hace meses, porque esa no soy yo. No soy la que iba a tus brazos, ya no.

— Heaven...por favor.

— ¿Por favor qué? Si estás pensando en que volvamos o algo así vete olvidando — mi tono era frío y de burla.

Hizo un silencio, o sea, eso era exactamente lo que pensaba. A veces no sé si es que yo parecía estúpida o la gente era demasiado manipuladora.

— Voy a ver qué tal están los demás porque quiero irme cuanto antes — me acerqué, quedando a pocos centímetros de él —, olvídate de mí, deberás hacerlo, porque cuando todo termine tú y yo tendremos caminos diferentes. Me aseguraré de eso, créeme.

Me abrí paso y entré en la casa, Otis y Nea estaban hablando en la cocina, se habían hecho bastante amigos últimamente, de hecho Nea parecía ser mucho más abierta y agradable junto a él.

— Eav — hice un gesto a el chico, no me apetecía hablarlo —, estamos aquí, lo sabes, ¿verdad?

— Sí, pero no quiero hablar del tema ahora mismo, debes comprenderlo.

Se levantó de la silla y se acercó a mí. Iba a darme la típica charla, cómo no. Ahora todo el mundo llevaba la asertividad en sus venas, tenían la moral por el cielo y eran filósofos.

Para mi sorpresa, me cogió de los hombros y me dio un abrazo, me gustaría decir: "un cálido abrazo, lo necesitaba, me estrechó entre sus brazos como hace tiempo nadie lo hacía". Pero yo no lo necesitaba, no mejoró nada, me limité a corresponderlo por compromiso y después subí las escaleras.

ADA [ COMPLETA ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora