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CAPÍTULO 7: SI JUEGAS CON FUEGO TE QUEMARÁS

Después de que Alesha y yo nos perdonásemos, todo fue para bien. Ella se enteró de mi traslado y lo comprendió perfectamente. Aún así intentaríamos vernos. A los días no volví a saber nada de aquel hombre que me secuestró - bueno, diría que no fue tanto como un secuestro, pero nunca encontré otro nombre así que... - e incluso mi estado mental iba mejorando.

Aquellas pastillas hacían efecto, para qué mentir. Pero noté algo extraño con algunos enfermeros.

Un día estábamos desayunando, cuando un chico, algo menor que yo, empezó a armar un escándalo por alguna razón y los enfermeros le inyectaron un líquido. Por cierto, los enfermeros de Coven son realmente guapos, es decir, tengo diecisiete y los chicos de mi instituto no eran precisamente guapos ni agradables, pero aquellos enfermeros....

Heaven, estúpida vuelve al tema.

Eso, el caso es que fue un líquido de un tono violáceo. Jamás había visto algo así y me sorprendió. Pero también el hecho de que no volví a ver a aquel paciente. Al principio pensé que lo habían castigado y metido en aquella sala, pero luego recordé las palabras del enfermero el día que le entregué la nota a Aiden. Solo los tenían allí unas horas, luego volvían a su habitación. Tras no obtener ninguna respuesta lógica, pensé que lo cambiaron de planta.

-Heaven - me avisó Patricia, pues aunque cambié de planta y la veía menos, ella a veces venía a la tercera - es hora de cenar, esta noche la cuarta planta se une debido a algunos problemas.

-¿Qué problemas? - dije mientras me levantaba de la cama y acomodaba mi ropa.

-No puedo decirlo, ya sabes, información privada.

Asentí, pues tampoco era su trabajo chismorrear todo lo que pasaba.

Aunque seamos sinceros, a todos nos gusta el chisme.

Quien diga lo contrario nunca ha escuchado un buen drama.

Bajamos a la cafetería y ya habían algunos pacientes sentados, por no decir la mayoría. Entre ellos también estaba Aiden, por un momento cruzamos miradas y él me dedicó una sonrisa, pero no genuina, era con maldad, como si disfrutase mi estado.

Desvié la mirada y me dirigí a una mesa al lado de la ventana. Por algún motivo siempre me sentaba sola. Supongo que admirar aquel lugar me traía los recuerdos más lejanos, me daba nostalgia pero me gustaba recordarlo todo, lo que había vivido, junto a Megan y a mi familia.

Me pusieron la bandeja con la comida: un puré y papas asadas. Ni tan mal.

Y lo que en el fondo - muy fondo - de mí deseaba, ocurrió. Aiden se sentó en frente de mí.

- ¿Qué haces? - me limité a preguntar sin apartar la mirada de mi plato.

-Comer.

-Digo que qué haces sentándote aquí.

-No recuerdo que las mesas tuviesen nombre.

Decidí ignorarlo y seguir comiendo, pero el no cambió de sitio. En realidad, ¿por qué debía hacerlo?

Recordé un momento en el que Meg y yo fuimos a un restaurante. El clima era igual de frío y tomamos una comida riquísima. Pero de pronto la llamaron. Y solo me quedé con el tono de su teléfono. Aquella canción que Megan amaba.

Why would you ever kiss me?
Im not even half as pretty...
You gave her your sueter...
It's just polyester
But you like her better...
I wish I were Heather.

ADA [ COMPLETA ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora