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CAPÍTULO 10: VAMOS A DAR UNA VUELTA, CHICA INOCENTE.

— ¡Mierda, joder, me cago en la…! — grité por toda la habitación.

Sí, mierda.

Había perdido mis calcetines. ¿Sabéis lo importante que son unos calcetines? Es decir, ¡son imprescindibles! Más cuando hace un frío que te pelas y lo que menos te interesa es congelarte y morir como Jack en Titanic. Cabe recalcar que de ninguna forma hubiera sobrevivido o al menos así me lo explicó mi padre:

Al subirse en la tabla, el agua los mojaría probablemente hasta las rodillas y los pies retienen la mayor parte de la temperatura corporal — la verdad es que las pastillas y el tiempo que llevo aquí me hacen olvidar algunas cosas, así que no lo recuerdo demasiado bien — por lo tanto entrarían en un estado de hipotermia y ambos morirían con el paso del tiempo.

Pero en fin, yo era solo una adolescente.

¿Qué pensábais? No es que fuera a dar una explicación cual científica.

¿Por qué estamos hablando de Titanic?

De cualquier modo, cogí otro par de calcetines y me acomodé el pijama. Estuve algo más alegre pues me permitieron ver a Alesha. Pero por otro lado, Aiden se iba a trasladar a la planta tres, mi planta. Eso significaba que lo iba a ver más tiempo y no me agradaba ni un pelo.

Estúpida, no dirás eso cuando…

¡Cállate Heaven del futuro y déjame a mí narrar la historia!

Está bien, me callo.

El caso es que me metí en mi camita, y cerré los ojos intentando dormirme, pero entonces un ruido me despertó. Venía del interior de la habitación, concretamente de la puerta. Me senté en la cama y vi como alguien entraba. Iba a gritar…

Menos mal que no lo hiciste.

¡Que te calles, coño!

—Shhh, soy yo Eav — era Alesha.

—¿Qué haces y cómo has entrado? — me levanté de la cama.

— No hay tiempo, vístete que nos vamos.

— ¿A dónde?

— ¿A Disneyland? ¡Joder Eav a dar una vuelta! — gritó susurrando.

No comprendía nada, pero me limité a asentir y rápidamente cogí una ropa de mi maleta — esta solo nos la dejaban en ocasiones muy concretas —. Me puse un sweater y unos pantalones ajustados junto a una zapatillas blancas básicas.

—Vale, solo te pones el pelo un poco así… — Asha jugó con mi cabello, lo acomodó de una manera muy linda. Me llegaba por los hombros, un poco más largo así que tampoco había mucho que hacer.

— Asha, respóndeme.

—Vale, vamos a ir a una pequeña fiesta, he podido entrar aquí gracias a Aiden y no nos va a pasar nada, ahora, vayamos.

Me quedé atónita, pero la seguí y salimos sigilosamente de la habitación. Recorrimos un pasillo largo y esquivamos a los guardias, a esa hora no había demasiados, pues todas las habitaciones tenían cerrojos y cámaras, todas excepto la nuestra.

Salimos del psiquiátrico y tomamos aire.

Realidad.

Supongo que hay cosas que son reales y otras que no. Bueno, no lo supongo, es la mera verdad.

De lo que estaba segura, era de que esa era mi realidad. Ellos lo eran.

¿Segura?

Exacto.

ADA [ COMPLETA ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora