ADA [ COMPLETA ]

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CAPÍTULO 6: NADA ESTÁ BIEN AQUÍ, MENOS FUERA

Lo siguiente que recuerdo al despertar fue ver un rostro. Pero no cualquiera, sino el de Aiden.

¿Cómo me había encontrado?

Él se acercó cerrando ligeramente la puerta de la sala. Yo estaba tumbada boca arriba, en la posición en la que una persona se queda cuando muere o le disparan: un brazo extendido, la cara mirando hacia un extremo y mi otro brazo estaba posicionado sobre mi vientre.

Abrí algo mas los ojos pero la luz era demasiado fuerte.

— Heaven despierta — me dijo Aiden mientras me daba algunas palmadas suaves por el hombro y mi mejilla.

— No puedo…moverme — susurré.

—Mierda. Es un calmante.

Y sí, lo era. Pero muy fuerte, me inmovilizó todo el cuerpo, esa sensación de no poder controlar tus movimientos, de simplemente no poder hacer cosas simples como girar un poco el cuello o mover algún dedo, todo eso se había esfumado.

—Te voy a sacar de aquí, ¿vale? – me dijo, pero como me costaba incluso hablar, no respondí.

Lo siguiente que hizo fue cogerme en brazos. Posicionó mi cabeza sobre su hombro, supongo que para estar mas cómoda y me sacó fuera de esa sala.

— Tu habitación esta cerrada con llave, así que estaremos en el baño hasta que el efecto se pase.

Nos dirigimos a los servicios, pero entonces un guardia se dirigía hacia donde estábamos. Aiden decidió bajar las escaleras aún conmigo encima e ir hacia mi habitación – yo le indiqué con balbuceos donde estaba – la cual se encontraba cerrada.

—Lee, voy a robar las llaves de tu habitación, pero tienes que estarte aquí y no hacer ruido.

—No...no quiero estar sola — pude recuperar un poco mas de habla.

—Será solo un momento, no te pasará nada.

Tampoco le iba a suplicar que no me dejara allí en medio del pasillo, pero afortunadamente tardó unos cinco minutos. Entre tanto, pensé que tal vez nos estaban viendo a través de las cámaras, pero luego pensé y evidentemente, Aiden borraría las grabaciones. No sé cómo, pero si podía robar llaves, también podría hacer eso.

Abrió la puerta y me volvió a coger en brazos. Cuando entramos cerró y me colocó sobre mi cama.

—¿No hay nadie más contigo?

—Dicen que soy — carraspeé un poco mi garganta — un peligro para los demás.

—Entonces ya tenemos algo en común.

Me tapó un poco con la sábana y después me dormí. Supongo que él se fue.

Vale, lo admito, tendría que inventar unas cien excusas para todo el tiempo que estuve ausente. Pero aprendí a mentir un poco mejor, ya sabes, la adolescencia te hace un boom.

Cuando desperté, como imaginaba, tenía a Patricia en frente de mí.

— Heaven, ¿me puedes explicar qué hiciste durante unas…cuatro horas? — estaba cruzada de brazos, pero su tono era calmado.

— Verás, cuando hicieron las filas no podía aguantarme y fui al servicio, pero me encontré a otra chica y nos pusimos a hablar hasta que le dije que si no entraba, me iba a mear encima y entonces ella lo comprendió y se fue, hice pis pero cuando quise abrir la puerta, esta estaba cerrada, pues se había atrancado, esperé allí hasta que otra chica vino y le pedí ayuda.