Primero que nada este capítulo iniciará con un recuerdo de Selene, quizás de algunas pistas de la historia.
Sin más preámbulo el capítulo 14.
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El violín era tocado magistralmente por él, amaba verlo tan concentrado en su música, Arger no era como sus tíos o su padre, siempre dejando ver su afición por la música, por componer nuevas canciones o simplemente dejarse llevar por la poesía, él prefería trabajar en sus aficiones en secreto y relajarse por medio de su violín. No dudo en sentarse a su lado, esa noche la luna se veía más hermosa que de costumbre, ellos se encontraban en la tierra disfrutando de un pequeño escape de sus obligaciones en el reino lunar, sus padres seguro estarían como locos buscándolos, pero Venus mejor que nadie conocía su paradero y eso los mantendría relajados al menos por una noche. El palacio de cristal se encontraba en silencio mientras ellos disfrutaban de la vista en el jardín. Arger sonrió al verla, dejó a un lado su instrumento.
— Tan hermosa como la luna. — Su sonrojo lo hizo sonreír. — El viento me hablaba al tocar.
— Creí que esa habilidad era del tío Haru y la tía Haruka. — Selene sonrió divertida al verlo desviar la mirada. — oh vamos sabes que tengo razón.
— Algunas veces ere igual que Seiya. — Tomo su mano acariciando su anillo de compromiso. Su semblante se había vuelto triste llegando asustarla. — Como sigues amándome si en cada vida no logro salvarte.
— Esos tiempos quedaron atrás, ya no somos esas personas. — Él suspiro. — ¿Qué pasa?
— Ese es el problema, yo siempre seré esa persona porque soy Thanos, en cambio tú puedes ir y venir olvidando todo, reiniciando cada etapa nuevamente. — Junto sus frente con la suya, podía sentir el olor de su perfume, el aroma de las fresas le encantaba, le hacía ver lo inocente que era la mujer que amaba. — ¿Aún quieres casarte?
— Es obvio que sí. — Beso su mejilla, se abrazo a él mirando el cielo estrellado. — Tenemos una hermosa época de paz.
— No durará mucho. — Cerro sus ojos, él más que nadie deseaba la paz siguiera existiendo pero conocía a ese demonio durmiente, Atlas no era alguien que dejaría el mundo lo olvidará. — El día que Atlas regrese el universo sufrirá mucho.
— Entonces estaremos para detenerlo. — No dijo nada, solo se acercó a sus labios. Selene acabó sonrojándose al darse cuenta que la besaría. — Si haces eso acabaremos en una habitación.
— ¿Por qué no en este lugar? — La pelinegro se alejo nerviosa, miraba a todos lados. — Siempre eres igual, ya he visto tu cuerpo y sentido cada parte de ti.
— Pero alguien puede vernos, pervertido. — Sonrió divertido al darse cuenta de los nervios de su prometida. — Arger, te siento diferente.
— Lo sé, quizás sean los nervios de nuestra boda. — Selene asintió. — Si yo no estuviera, ¿Volverías amar?
— No podría, mi corazón siempre esperaría por ti, — Aquella respuesta le hizo sentirse el hombre más dichoso del universo, aunque en el fondo sabía que la casería había iniciado y Atlas no se detendría hasta poder acabar con su vida, solo deseaba que al menos pudiese disfrutar la vida junto a la persona que amaba y tener la dicha de formar con ella la familia que siempre deseo tener con ella.
— ¿Qué pasaría si volviera a ti con otro rostro?
— Entonces tendrías que ser terco para que pueda verte y amarte. Me haces preguntas raras.
— Es solo que cuando estamos así tengo mucho tiempo para pensar en diferentes cosas, como por ejemplo que nuestro bebé será una niña.
— ¿Niña? Yo digo que será un niño. — Ambos rompieron a reír, aquel momento íntimo era único de ellos, para nadie era mentira que lo primero que harían al unirse en matrimonio era agrandar la familia. — Se llamará Ethan.
— Selene, ese nombre no me gusta. — Beso sus labios antes de apartarse de él y correr hacia las rosas. — ¡No huyas!
Fin del recuerdo.
No supo cuánto tiempo estuvo durmiendo, su cuerpo estaba adolorido. Observo a su alrededor notando que estaba en su habitación, había regresado al palacio lunar, la fotografía de sus padres estaba a su lado, posiblemente Diana la había dejamos allí. Sus brazos estaban llenos de vendajes, alguien le hacía vestido con su pijama de ositos, recordaba que su padre fue quien le obsequió aquel regalo, se levantó de la cama sintiendo su cabeza dar vuelta, cayó sentada nuevamente. Afuera ya era de noche, volvio a levantarse para ir a su balcón, en el exterior solo brillaban las estrellas, recordaba perfectamente todo lo sucedido al escapar de Atlas, la muerte de Artemisa, su regreso a la luna y como había caído en brazos de aquel jóven que apenas conocía. Selene no sabía cómo pero el amigo de Serenity le causaba una familiaridad que pocas veces sentía con alguien, las escaleras que daban a su jardín apenas habían sobrevivido al ataque, bajo al jardín observando la fuente hecha pedazos, las flores habían sufrido daños igual a todo lo que se encontraba a su alrededor. Se acercó a la única banca que no había sido reducida a cenizas.
— Me alegra verte de nuevo. — Ethan se encontraba sentada en un tronco caído. — La vista de la tierra desde aquí es hermosa.
— ¿Qué haces aquí? — Sonrió levemente al verla. — Deberías estar con tu familia.
— Seiya está con su bombón, yo no tengo mucho que hacer ahora. — Selene observó como sacaba de entre sus ropas una pequeña armónica y comenzaba a tocarla. Verlo tocar le hacia sentir relajada, olvidaba sus problemas nuevamente. En ese momento pensó en su madre, ella siempre le había impulsado a seguir su vida, había hecho prácticamente lo contrario. Aquel chico le seguía pareciendo extraño pero al mismo tiempo le irradiaba seguridad.
Serenity miraba a su tía desde la distancia, la batalla en el reino le había causado un fuerte dolor de cabeza que trajo a ella varias imágenes confusas, en todas se veía luchado con diferentes enemigos, tenía miedo de que esas escenas fuesen verdad, que en algún momento ella hubiese sido la antigua guerrera sailor moon y de ser así, la encarnación de su abuela Serena. Seiya dormía en uno de los sillones de su habitación, él no quería alejarse de ella y lo agradecía, su apoyo era algo que le hacía bien. Miro el broche de transformación en sus manos, de un color rosa con una pequeña estrella adornada en puntas por pequeños cristales de colores. Luna la miraba en silencio comprendía sus sentimientos, estaba segura que ella era sailor moon y era por esa razón que le otorgó el broche de transformación.
— De ti depende, debes tomar una sola decisión. — Sentía sus emociones eran un torbellino que no tenía intención de detenerse, acepto tener el broche a la espera que su verdadera dueña apareciera en algún momento.
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Nos leemos en el siguiente capítulo, gracias por leer ✨🌘
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Renacer
FanfictionPrimero que nada, para quienes no leyeron "destellos de luna" les recomiendo leerla pues está es la continuación de esa historia. Habían pasado mil años desde la muerte de Caos, el nuevo Milenio de la Luna fue fundado bajo el mandato de la princesa...