Capítulo 2: Cadenas

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La Luna, Nuevo Milenio de Plata — Palacio de  Cristal

¿Cuánto tiempo tenía que no visitaba aquel salón lleno de recuerdos? Quizás el mismo tiempo que llevaban sus padres muertos, sonrió al mirar el vestido de su madre en un maniquí, la corona dentro de un cofre de cristal, la llave del tiempo y el anillo de su padre en otro cofre junto a su espada. Pero en medio de aquella habitación se encontraba una llave plateada con un pequeño rubí en medio, cuantas veces la vio colgando de su cuello, en cuantas ocasiones se la quito para jugar con ella siendo una niña. La tomo en sus manos sintiendo una fuerte opresión en su pecho, sus ojos comenzaron a humedecerse. No podía entender aún como aquella flecha dorada apareció en medio de su boda arrancando su vida. Cerró sus ojos recordando aquel momento.

Flash back

Ambos se tomaban de las manos sonriendo, ella usaba un largo y hermoso vestido color melón adornado con pequeños hilos de oro y zafiros, sus labios pintados de un suave color rosa, su cabello adornado con una pequeña tiara plateada, su cabello suelto parecía brillar. Él por una vez en mucho tiempo, sonreía verdaderamente feliz, había pasado mucho tiempo desde que la amo y tuvo que perderla, ese día frente a sus padres  y hermanas, justo ante toda la corte real se unía en matrimonio con ella, Selene era la mujer que amaba y hacia que su vida tuviese sentido.

— ¿Arger? — Todos se sorprendieron al sentir una fuerte energía ir contra ellos, Chibi-Chibi cayó al suelo mientras él la cubría con su cuerpo, pequeñas gotas carmesí caían sobre sus mejillas, la flecha atravesó su estómago.

— N-No...— Tomó sus manos entre las suyas impidiendo que sacara la flecha. — M-Me mantiene aquí...

— ¡Mamá, el cristal de plata! — Negó. Serena se arrodilló junto a ellos al igual que Artemisa.

— así debe ser...— De su boca brotó un pequeño hilo de sangre que causó más temor en su recien convertida esposa. Llevo una de sus manos hacia su mejilla acariciandola. — Tan hermosa...sigue sin mí, te amo tan...to — Sus ojos se cerraron después de aquella frase, todas las sailor y guardianes salieron en la búsqueda de quien disparó aquella flecha, sin embargo, quien fue ya no se encontraba cerca. Sólo apareció en aquel instante para destruir la felicidad de la futura reina del Milenio de Plata.

Fin flash back

Se tumbó en el sofá cercano, la llave aún entre sus manos. Miró el cuadro cubierto en una de las paredes, conocía bien aquella pintura, su madre abrazando a su padre quien sostenía en brazos a su pequeño hermano Dean, mientras ella y Diana se encontraban sentadas a sus pies con Luna y Artemis. Otro de los cuadros representaba a sus abuelos y Artemisa, pero el último de ellos le provocaba un jadeo, quiso contener los sollozos que amenazaban con romper el silencio en la habitación. Arger la abrazaba desde atrás, su cabeza reposaba sobre su hombro, su  expresión serena, mientras ella sonreía enamorada. Aquel cuadro había sido su regalo de bodas de parte de su hermano Dean días antes de su boda.

— Se supone que en esta vida estaríamos juntos...quisiera saber que cambió. — Apretó la llave contra su pecho, las lágrima caían mojando su vestido, deseaba ir a su lado y renunciar al trono, dejarse morir hasta que su semilla estelar viaje al caldero donde nacen las estrellas, entonces volver a encontrar su brillo entre tantas luces.

— ¿Selene? — Limpio sus lágrimas al ver la puerta abrirse por completo, su hermano corrió a su lado al verla llorar, la envolvió en sus brazos. Dean era más alto que sus hermanas, su cabello era de un calor rubio ceniza, sus ojos grises, él era lo contrario a sus hermanas, a pesar de ser un heredero de la corona decidió alejarse de todo aquello y ser un guerrero, poseía toda una armada que se encargaba de proteger a los reinos de cualquier amenaza tanto externa como interna. Poseía un brillo mucho más cálido que el de su hermana Diana, aunque era capaz de usar el cristal de plata, nunca deseo depender de su poder, Dean había creado sus propias armas, nacidas del polvo de las estrellas. Su cristal de poder yacía en su cuello colgando, un pequeño cristal azul que despertó cuando aprendió a usar las llaves del tiempo bajo la tutela de su abuelo. Su misión en el mundo era proteger a todos, en especial a sus hermanas y sobrinas, para él la familia era lo más importante.

— Lo extraño demasiado. — Dean acarició su cabello, él la entendía  perfectamente. La mujer que amaba había elegido otro destino y tuvo que hacerse a la idea de nunca tenerla consigo. — Siento que algo se acerca.

— Las puertas del tiempo temblaron hace unas horas, no pude entrar al corredor del tiempo pero sentí sus cadenas, estoy seguro que era él.

— Arger y los caballeros siempre sintieron miedo de él. — La voz de Diana les sorprendió. — Las nuevas sailor scout comenzarán a despertar. Los caballeros...— Dean y Diana miraron a su hermana, la llave aún en sus manos no parecía emitir ninguna reacción. — Tendremos que ir a Tokio de Cristal, en la tierra estaremos más seguros.

— Si bajamos sabrán que algo pasa, estaremos aquí hasta que estemos seguros, Diana encargate de convocar Artemisa, nos reuniremos en secreto. — Selene apretó las manos de su hermano. — Quiero que seas la protección de la galaxia.

— Preparare mis tropas para lo que sea.

Ambas asistieron. Los tres sabían del miedo que los caballeros sentían por ese ser en particular, su abuelo había muerto con el temor que algún día las cadenas se rompieran, ese día parecía haber ocurrido sin ellos haberse dado cuenta.

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Comenzamos una nueva aventura, espero la disfruten.

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