En el instante que piso los jardines del palacio selenita, miles de imágenes de un pasado muy lejano vinieron a su mente, las sonrisas de dos niñas corriendo entre las flores, un pequeño dormido en brazos de la mujer que amo en ese tiempo, mientras él tocaba su guitarra para ellos. El haber recuperado sus recuerdos le causaba un vacío extraño, quizás y sólo quizás se debía al hecho de que ella no estaba, recordaba aquella joven princesa tan parecida a su bombón, pero no era Serena y su atracción por la princesa podría deberse al hecho que eran muy parecidas.
Miro a los guardias correr hasta ellos, Ethan aún se encontraba en shock al ver en lo que se había convertido de la noche a la mañana, pensó que su hermano moriría y aquel extraño solo jugaba con él, en el momento que vio a su hermano con esas ropas no supo que decir, solo se limitó a verlo y alegrarse de que no estuviese muerto, pero ahora ver a los guardias reales apuntarlos con esas lanzas como si fuesen delicuentes peligrosos no estaba seguro de que estuviesen completamente a salvó.
— ¡Bajen sus armas! — La voz de Diana atrajo la atención de los soldados, quienes hicieron una reverencia antes de alejarse y darle paso. Su mirada paso de Ethan hasta la persona que lo acompañaba, su mundo dió un giro de 180° grados al verlo, sus recuerdos volvieron a ella, las canciones para dormir, los juegos en el jardín y todas las travesuras que su padre era capaz de cubrirle para salvarla de algún regaño.
— P-papá. — Seiya saco de sus ropas una llave del tiempo que solo hizo sonreír a Diana. — Todos estarán felices de verte.
Asintió, tanto él como Ethan siguieron a Diana al interior del palacio, varios sirvientes caminaban de un lado al otro mirándolo con desconfianza, él solo sonreía detrás de su máscara al verlos, sentía tanta nostalgia al estar caminando esos pasillos, por un segundo pensó que su bombón saldría de alguna habitación discutiendo con Haruka y Arger por algún asunto diplomático que no quería revisar por estar jugando con sus hijos.
— Madre...— Diana se detuvo al ver a su hija correr hacia ella, miro a Ethan por un segundo y luego a Apolo — ¿Quién es él? — Negó. — No importa, mamá por favor ayúdame, deben ir por Seiya, deben buscarlo no puedo relajarme sin saber si está bien.
— Hija, yo no...— Serenity la abrazo llorando. — ¿Serenity?
— Te prometo que no volveré a levantar la voz a mi tía Selene...pero por favor salvenlo, es lo único que me importa...— Seiya quería decirle que estaba bien, que era él, pero las reglas le impedía decir su identidad.
— Serenity, él está bien. Ya fueron en su búsqueda. Que te parece si mejor vas con Ethan y se relajan comiendo algún pastel.
— Vamos Serenity, necesito comer algo dulce. — Ethan la tomo del brazo sacándola de allí, se sentía muy confundido, además que el silencio entre su hermano y la embajadora le indico que ella no podía saber quién era él. Seiya no pudo evitar suspirar al verla irse con su hermano, por el momento debía ser precavido, nadie podía conocer su identidad por la seguridad de sus seres queridos.
— Es raro saber que fuiste mi padre y ahora...— Seiya le dió una palmada en sus odangos haciéndola reír. — Siempre hacías eso cuando me sentía mal.
— Lo sé, ¿Dean? — Diana le miro con una expresión de tristeza. — ¿Qué pasa?
— Está muy mal, pensamos que por haber despertado estaba bien, pero hace unas horas quedó inconsciente. — Seiya golpeó la pared a su lado con impotencia. — Tiene una inflamación en el cerebro debido a los golpes.
— Si hubiese despertado antes quizás yo...— Todo su mano negando. — está así y no puedo ayudarlo.
— Selene no pudo usar el cristal de plata después de destruir a nuestros enemigos, solo esperamos un milagro que nos dé esperanzas. — Seiya no pudo evitar sentirse mal al oír aquellas palabras, recordaba vagamente las capacidades de cada uno de sus hijos en el pasado y sobretodo la facilidad con la que Selene fue capaz de dorminar el cristal legendario por encima de su hermana gemela. Un suspiro de parte de Diana atrajo su atención nuevamente. — Sí hubiese sido fuerte, si su corazón no siguiera preso de ese amor del pasado, Dean no estuviera así, este ataque no fuese sucedido.
— ¡Basta! — El tono autoritario de Seiya la dió un escalofrío. — Nadie entiende el dolor de otros, tuviste una vida rosa, una hija, un esposo, se te quito la responsabilidad de ejercer como la reina del Milenio de Plata dándote un cargo menor, querías ser libre de gobernar un reino de tener que lidiar con el poder que el cristal de plata poseía.
— Yo lo...— Seiya alzó la mano impidiendo que interrumpiera.
— Selene nunca pudo tener esa libertad, entreno para ser sailor, estudio y se íntegro en cada reino. No puedo sentir un hijo en su vientre crecer, se le arranco ese derecho...perdió a su prometido. Dime, ¿Sabes que se siente eso? — Por un vez en mucho tiempo llegó a sentirse una estúpida, nunca antes se había detenido a pensar en el dolor que su hermana cargaba y en lo afortunada que ella era sobre sus hermanos.
— Lo siento, me deje llevar. — Seiya le dió una palmada en su hombro. — No debí decir eso.
— No, no debiste. — Sin una nueva palabra entre ambos, continuaron su andar a la habitación de Dean, una de las guardianas salió de ella cargando una pequeña bandeja con medicamentos. Mercury era quien se encargaba de ayudar, había nacido en medio del seno de una familia de médicos y conocía como trabajar en esos casos. Miro sorprendía a Seiya, su máscara y el símbolo en ella le provocaron un deje de nostalgia que no pensó llegar a sentir en esa nueva oportunidad de vida, en sus memorias viajaban cortos fragmentos de su pasado.
— Apolo, Lady Diana.— hizo una leve reverencia. — La reina junto al resto de los caballeros se encuentran dentro.
— ¿Algo cambio? — Negó ante la pregunta de Diana, haciéndose a un lado dejo que entrarán a la habitación. Seiya fue el primero en pasar, Yaten y Haru se encontraban de pie mirando por el balcón hacia el cielo, ambos con la mirada perdida en un punto de este, Selene se hallaba de rodillas sosteniendo las manos de su hermano entre las suyas, sus ojos cerrados, meditaba en silencio mientras el cristal de plata reposaba en el pecho de Dean sin emitir ningún tipo de brillo.
— Selene. — La joven abrió sus ojos al oírlo. Tanto Haru como Yaten se apartaron del ventanal al verlo, Seiya dejo caer su máscara revelando su rostro. Sin una duda corrió a sus brazos, lo conocía como el amigo de su sobrina, pero lo reconoció instantáneamente como su padre, aquel que siempre estuvo para ella en sus momentos más tristes así como los más felices. Seiya correspondió el abrazo, sabía que ella lo necesitaba, la dejo llorar en sus brazos hasta que pudo desahogar todo ese sentimiento que guardaba en su interior.
— ¿Apolo? — Haru se acercó cauteloso, él le sonrió enseñando su llave. — Gracias a los dioses, al menos estamos tres.
— Si, pero aún faltan dos titanes esenciales. — Observo a Selene, no sabía si hablar sobre lo que sus ojos habían visto, pero tampoco podía ocultar secretos.
— Hay cuatro titanes, — Sus palabras atrajeron la atención de Selene. La tomo de los hombros separandola de él, la miro a los ojos. — Escucha, ví a Thanos, pero hay algo extraño en él creo que el titán que volvió no es quien estamos esperando.
Yaten y Haru se observaron, estaban confundidos no entendían a qué se estaba refiriendo, a diferencia de las sailor si una dejaba el deber nacía una nueva en algún momento, pero con ellos era diferente, cada vez que una amenaza de la primera era volvía ellos debían volver, renacer en una nueva vida para enfrentar su destino. Diana, había permanecido ajena a todo, simplemente escuchaba las palabras de los caballeros, ni su hermana se había atrevido hablar aún después de oír que Thanos había aparecido, Selene en cada momento que pasaba se veía más inestable para seguir con la batalla que les esperaba, ni siquiera el cristal de plata le respondía y eso significaba un peligro para todos. Quería pensar que en algún momento esa esperanza que tanto querían mantener daría frutos y un milagro ocurriría, el despertar de Sailor Moon llegaría y la pesadilla acabaría, pero los días pasaban y veía a quienes le rodeaban sufrir, el ejemplo más claro era su hermano, quizás moriría o tal vez no.
— ¿Qué vamos hacer? — Decidió interrumpir al ver que todos parecían meditar. — Estamos en desventaja y en cualquier momento podemos ser atacados de nuevo.
— Debemos despertar a uno más, — Yaten asintio a las palabras de Haru, mientras Seiya solo suspiraba, pues no podían seguir esperando. — Hades debe volver de ese lugar.
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Gracias por leer, perdón por la tardanza, nos leemos en el siguiente: Inframundo
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Renacer
FanficPrimero que nada, para quienes no leyeron "destellos de luna" les recomiendo leerla pues está es la continuación de esa historia. Habían pasado mil años desde la muerte de Caos, el nuevo Milenio de la Luna fue fundado bajo el mandato de la princesa...