Capítulo 24: Pistas

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Tokio de Cristal

Era conocido por ser el príncipe regente de Tokio de cristal, descendiente del rey Endimion guardián de la tierra durante mucho tiempo, aunque lo consideraban físicamente casi parecido a su antepasado no era como él, Dylan era un gobernante frío, protegía Tokio de cristal con mano dura haciendo cumplir las leyes era por eso que la ciudad seguía adelante libre de disturbios por cualquier causa ajena, las pequeña bandas habían sido desmanteladas bajo su mano y la guardia real procuraba proteger cada espacio y velar por la seguridad de la población, aún más desde los conocidos ataques que se produjeron en el reino de la luna y la visita de la reina Selene al palacio de cristal.

Para él, la reina de la Luna era la mujer que amaba aunque muchas veces era sabido que podía resultar una obsesión de su parte cosa que no le parecía cierta se negaba a pensar que ese amor era una obsesión, estaba seguro que era amor lo que sentía por la reina. Ese día en particular no dejaba de pensar en la dueña de su corazón, Selene le había pedido leer los diarios que Endimion tuvo en su poder, cada uno de ellos hablaba sobre los antiguos dioses y por ende podría haber un pista sobre Atlas, algo que les ayudará a vencerlo.

Las puertas del salón se abrieron, uno de sus guardias entro cargando otra caja, en su interior se encontraban los diarios de su antepasado. Sonrió agradecido por la ayuda, miro a su alrededor cinco cajas de diferentes tamaños se encontraban en el salón de reuniones, ya había enviado un mensaje a la reina avisándole de tener su pedido listo y esperaba que ella viniera personalmente, por órdenes antiguas no podía subir a su reino, los guardianes de la tierra tenía prohibido dejar su puesto, aquella ley que consideraba inútil fue creada por su tatarabuelo Endimion y ese motivo le impedía ir para ver a su amada reina buscando conquistar su corazón.

— Alteza. — Alzó la mirada de su café al escuchar la voz de su asistente, una mujer de cabellera rojiza, ojos café y piel blanquecina. Vestía un largo vestido rojo ajustado en el pecho con un cinturón blanco. Le hizo una seña para que se acercara y dejara las carpetas en la mesa.

—  ¿Respondieron del palacio lunar? — Asintio levemente. — ¿Qué han dicho?

— La reina vendrá con toda la corte de guardianes. — Sonrió complacido. — ¿Quiere que prepare algo especial?

— Sí, la habitación de la antigua Neo reina por favor preparenla para ella y a sus invitados también dales una habitación apropiada, además...— Observó la fotografía en su mesa. — Necesito que prepares una cena para ambos en la terraza del palacio.

— ¿Seguro? — Asintió. Hizo una reverencia antes de salir. Dylan miro la foto de él con la reina el día de su nombramiento como guardián de la tierra, fue ese día que sus ojos quedaron hipnotizados por ella, desde ese momento no pudo dejar de pensar en Selene. Dió un suspiro antes de seguir revisando el mapa de la ciudad, hace unos tres días habían descubierto una energía extraña en el antiguo parque número 10, quizás es pista  diera con la localización de Atlas.

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Palacio lunar - Habitación de la reina.

El médico real abandonó su habitación siendo escoltado por Sailor Mercury, Jupiter y Mars investigaban en compañía de Venus en el museo cualquier pista posible del como Atlas había podido llegar allí sin ser descubierta su presencia, la puerta de habitación era vigilada por dos guardias mientras los tres Titanes a sus órdenes reforzaban la seguridad del palacio, quiso preguntar por su sobrina pero Diana se encontraba enojada debido al hecho que su hija si comenzaría a entrenar para desempeñar su papel como Sailor Moon, aunque al menos entre tanto estrés por fin había recibido noticias buenas sobre su hermano,  había despertado.

Miro hacia su balcón, las cortinas se movian suavemente con el viento. Dió un suspiro cansado, aunque no pudo usar el cristal de plata para luchar, estar rodeada de la energía oscura de Atlas la debilitó hasta el punto de tener que permanecer en cama, no sabía que le pasaba, quizás todo se debía al estrés que sufría y su miedo en luchar, después de muchos años sentía miedo. Ella no era su madre, era diferente a ella, aunque todos se empeñaban en recordarle que debía ser valiente como ella, luchar hasta el final pasará lo que pasará, pero ella tenía miedo, miedo de morir y no poder proteger a nadie, de cometer un error grave que acabará con todo lo que amaba.

— Ya no se que más hacer, como puedo volver a tener su dominio. — Tomo su broche de transformación abriéndolo, mirando el cristal de plata oculto en su interior. — Mi corazón tiene tantas dudas que nos afecta a los dos.

Volvió a recostarse en la cama, un escalofrío recorrió su cuerpo al ver la sombra oculta detrás de las cortinas, quería gritar y pedir ayuda, pero al mirar quien era solo pudo tranquilizar sus nervios antes de meterlo en un problema seguro.

— ¿Te he dicho que eres imprudente? — Ethan sonrió avergonzado. — ¿Por qué estás aquí?

— Supe que fuiste emboscada, mi hermano me dijo que estabas bien, pero no le creí. — Ethan se acercó a ella, tomo asiento a su lado, su mirada recorrió la habitación topandose con una foto de Arger y ella, una extraña punzada atravesó su corazón.

— Si alguien viene tendrás problemas. — Antes de otra palabra volvió a levantarse y fue a la puerta colocando el cerrojo, acto que sorprendió a la reina. — ¿Qué haces?

— Impidiendo que me descubran. — Su corazón se detuvo al ver su sonrisa despreocupada.

Sí yo no estuviera, ¿Volverías amar?

El recuerdo de aquellas palabras acudieron a su mente como un rayo atravesando la noche en medio de la tormenta. Ethan observo sus ojos con curiosidad al notar su sorpresa y tristeza, acortó la distancia entre ambos abrazándola contra su pecho. Selene le abrazo sin saber porque, en otra oportunidad le hubiese rechazado y llamado a sus guardias. Por una vez lloro y no al sentir tristeza, se sentía feliz sin saber el motivo exacto de su felicidad.

¿Qué pasaría si volviera a ti con otro rostro?

Entonces tendrías que ser terco para que pueda verte y amarte.

Cerro sus ojos sonriendo, dejando que sus dudas se fueran de su corazón con aquellas lágrimas de alegría. Sin ambos notarlo el cristal de plata volvió a brillar así como la insignia en la frente de Selene.

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Seiya seguia mirando como Serenity practicaba karate en solitario, debía admitir que ella no era nada parecida a su antiguo amor. Se acercó lentamente a ella deseando hablarle, pero de un movimiento imprevisto Serenity se giro pateando su máscara, Seiya observo con sorpresa como la máscara que lo distinguía cómo Apolo caía al suelo.

— Eras tú...— Seiya sonrió avergonzado. — Lo sabía.

— Hola bombón. — Serenity se acercó a él, sus manos fueron a sus mejillas confundiendo a Seiya. — Serenity no puedes...

— Soy Sailor Moon, estamos igual. — Se acercó a sus labios lentamente deseando dar ese beso que con tantas ansias tenía esperando. — Seiya.

El golpe de algo caer los hizo alejarse, Sailor Venus los miraba con sorpresa, ambos acabaron sonrojados.

— ¡Oh por dios! — Mercury se acercó al oírla gritar pero solo alcanzo a ver cómo alguien huía y su princesa parecía un tomate de lo roja que estaba. — ¡Serenity eres una pícara!

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Muchas gracias por leer ☺️

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