1. Él.

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—¡Otra vez llegando tarde, Sukuna! No podemos a veces con lo irresponsable que llegas a ser, si no fueras todo el atractivo de esta banda, seguramente nos iríamos y listo. ¿No es así, Mahito? —gritó un amargado Suguru, tomando de nuevo su bajo mientras comenzaba a recordar la canción con la que empezarían.

—Y por eso mismo es que los ensayos comienzan cuando llego yo. —Respondió el pelirrosa tomando su guitarra. —Además, no es tan tarde.... ¿No quieren ir a comer algo después? Yo invito. —respondió para subir un poco el ánimo de los integrantes de su banda.

Después de todo, si quería ser un buen líder tenía que hacer cosas como esas y aunque definitivamente, no lo era, de vez en cuando le gustaba actuar como si todo ello fuese posible y la banda no fuera a terminar en una disputa. De hecho, creía que algún día iban a acabar como cualquier banda famosa (y la primera que se le ocurría, curiosamente era One Direction) disueltos por las peleas. Soltó una risa corta por su propio pensamiento y comenzó a tocar para darle inicio a sus ensayos. Nada le hacía más gracia que su propia arrogancia y temperamento, cosa a la que los demás se lograban acoplar antes que el cambiara eso.

Por algo Suguru Geto era su mejor amigo y segundo miembro de su /tan/ querida banda. El otro, Mahito, se dedicaba simplemente a hacer su trabajo como baterista y no se quejaba mucho al ya recibir dinero de aquellas juntadas que comenzaron como algo casual y solo para divertirse en tocadas clandestinas con mucha adrenalina de promedio. ¿Su lema? "El post punk no ha muerto y somos nosotros." Sukuna reía cada que escuchaba eso y cada que presentaba así la banda, pues era claro que había quedado obsesionado con una gran influencia de bandas rusas cuyos ritmos al principio intentaron copiar, llevándolos a su propio estilo, cambiando luego abruptamente sus canciones. Aunque claro, la mayoría de sus temas sí que eran tristes.

Al terminar los ensayos, el pelirrosa se juntó como había quedado con ellos para ir a cenar y beber algo. Era común que hicieran eso los viernes y que así mismo se desestresaran de la universidad, que si bien recién iba a mitad de camino, comenzaba a mostrarse más difícil que cuando empezaba.

—Hey. Mira, Sukuna. —murmuró Mahito con una sonrisa poco usual en él. No era tema nuevo para ninguno de ellos que, a Ryomen no le eran indiferentes los chicos y que usualmente era a quienes "usaba" para divertirse un rato y después, simplemente no volvía a mantener contacto. Según el joven tatuado, él mismo se encargaba de avisar que, más allá de una noche, no estaba interesado en algo más. Cosa que sus compañeros y más íntimos amigos, no creían. Había algo en Sukuna que hacía que todos se obsesionaran por él. ¿Los tatuajes? Los tres tenían y aún así, no estaban ni cerca de conseguir el montón de números que a él le llegaban sin tener que pedirlos. Aún así, cada que Mahito veía un chico lindo sentía que su responsabilidad era avisar a Sukuna porque, eso era lo que hacían los amigos. ¿No?

La vista de los tres se posó en un lindo muchacho que esperaba sentado su comida. Sus pestañas largas y aquellos ojos azules que contaban el dinero para cerciorarse de que era el correcto, aquel cabello desarreglado negro y su vestimenta descuidada, era como si tuviera su propio soundtrack de fondo y fuera alguna canción de The Smiths.

Sukuna quedó flechado. Flechado, incluso era poco. Creyó haberlo visto de algún lado, pero no recordó exactamente de dónde y eso le taladraba la cabeza. Pronto sus pensamientos fueron interrumpidos por Suguru quién le asentó un golpe sobre la frente.

—No. Olvídalo. Muy bueno para ti. Incluso Mahito cree que es demasiado. ¿No es así, cabrón?

—Seee. Se ve como alguien que juntó ese dinero con mucho esfuerzo y le lleva esa cena a su familia luego de un día cansado de trabajo. El hijo con buenas notas y que no bebe ni fuma. Se ve como alguien que escucha... No lo sé, definitivamente no nos escucharía jamás.

Una risa uniforme se escapó de los labios de sus dos compañeros. Uno de ellos se alcanzó a limpiar una lágrima de la risa, pero era verdad, sólo le había hecho la seña porque el chico era demasiado guapo y como decía él: "no homo, pero siempre es bueno reconocer la belleza de los demás".

Eso solo había hecho que Sukuna se sintiera más atraído hacia él. Sin decirles nada, sacó dinero de su billetera y cumplió con su palabra, dejó dinero sobre la mesa y al verlo salir del restaurante, emprendió un camino mentalmente para seguir al chico apuesto que había visto.

—Ni se te ocurra.

—Amigo... Muy fuera de tu liga. De verdad, no se ve alguien con quien puedas ni siquiera acercarte sin que te meta una orden de restricción.

—Les apuesto lo que sea, a que éste chicocme aceptará una cita, o al menos le gustaré a final de mes. Lo sé.

—Uhh, una apuesta. Dinero. Queremos la siguiente tocada completa, para los dos. Sin rechistar.

—Hecho. De todos modos, se las hubiera dado si lo pedían de cualquier forma. —sonrió pesadamente luego de sacar un cigarrillo, dándose prisa para seguirlo. —Nos vemos mañana, para decirles que pude obtener su número, como mínimo. —soltó apresuradamente con una risa corta mientras se iba tras él.




[ Veo mucha gente nueva leyendo esto que salió de una idea de Sukuna siendo... Pues así, cómo se ve en el primer capítulo. JAJSKAJA. Amo los clichés así que entiendo si no es su gusto. Esta fue mi primer historia y entendería si tiene errores o algo, así que discúlpenme si algo no es de su agrado. A veces me pongo a leer nuevamente y edito alguna cosa repetitiva en la cuál me haya equivocado. Sin más preámbulo, gracias por leer!!

Tengo más historias si les gustó mi estilo.

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