Canción de Amor 2/2

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Y desilusión

Narradora:

Leila caminaba insegura hacia el edificio, sus oídos estaban llenos de las voces desconocidas que sólo nombraban a su novia y decían lo linda que era como persona, aunque era algo amable, sabía que esa clase de personas también eran muy mierdas y con un solo fallo de Amelia ya estarían juzgandola.

Siempre fue así...

Algo llamó su atención, una conversación en especifico de un chico que era de la facultad de medicina e iba a las mismas clases que su novia.

—Estoy muy seguro, será un baile de mascaras y anda entregando invitaciones , invitó a la fea de Emma, no lo dudes amigo, haré hasta lo imposible por conseguir una invitación al palacio.

Si Amelia entregaba invitaciones no dudó un segundo en pensar que tarde o temprano que recibiría una, estaba nerviosa pero admitía que quería verla, claro que quería! "Me debe muchos besos" pensó, según ella sería un pago por ocultarle quien era en verdad.

Unas horas más tarde:

Una chica de cabellera rubia con ya no visibles cabellos castaños caminaba con una gran sonrisa en su rostro, era momento de ir al edificio de leyes y le pidió a Dennis junto con Mike que cuidaran que nadie entrara a la parte del salón 6, muchos estudiantes veían curiosos pero los guardias cumplían bien su trabajo.

Cerró con sigilo la puerta y emocionada pero silenciosa abrazó a su novia por detrás produciendo que la contraria diera un leve salto de sorpresa.

—Hello my love - saludó dándole un beso en el cuello-

Leila volteo para verla y se cruzó de brazos mientras la miraba interrogante, Amelia entendió y rió nerviosa.

—Perdoname

—No

—Por fis - puso una mirada suplicante-

—Odio cuando pones esa mirada

—Me amas lo sé - dijo besando su mejilla-

Rodeó su cintura con sus brazos y la acercó para plantarle un beso en los labios, Leila acariciaba el cuello de su novia mientras ambas profundizaban el beso.

Al separarse Amelia se quita la mochila sacando de ella una tarjeta blanca con decoraciones doradas y letras cursivas con su nombre.

—Iré encantada - sonrió -

Toda duda, todo miedo se había esfumado, Amelia si que sabía cómo calmarla y adoraba estar con ella.

Septiembre, día del baile 6:22pm

Finos autos llegaban al palacio, era obvio que los nobles estarían allí puntuales, uno que otro corrupto y doblegado ante tanto poder.

Sus amigos fueron recogidos en una lemosina abanderada, todos menos Víctor quien insistió en ir en su motocicleta.

Mozart, cuanto le agradaba a la chica la música clásica, le traía paz y concentración, era divertido también explicó.

Dulce PeligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora