Mejor Amiga [44]

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Sistine Hitman:

Cuando ví las noticias aquella tarde nublada, me arrepentí de haber dejado a mi mejor amiga al cuidado de la princesa Neriet, quien claramente estaba interesada en ella, pero siempre se limitaba a apoyarla y alagarla.

No puedo decir que la culpa la tenía ella, pero si tan solo la hubiera detenido antes, si tan solo Neriet pudo haber reaccionado de inmediato y seguirla, tal vez así, cuando Amelia estaba en peligro, ella hubiera peleado.

Verla dormida en aquel lugar sólo me trajo los amargos recuerdos de un sábado por la mañana donde tuvo el rostro vendado. Y ahora, solo me limito a pedir al cielo que ella no me olvide.

Me dolió cuando vi que llamaba a Leila por su apodo, levantó ligeramente su mano derecha en busca de la de ella, lloró cuando no escuchó su voz y lloró cuando no persibió su tacto. Luego estuve yo, llamandome por mi segundo nombre de una manera más dulce.

Le dije que no la necesitaba, no tenía idea si era capaz de escucharme, si podía sentir el eco de mi voz, pero luego de un beso y un dulce sueños, una pequeña sonrisa con la última lagrima, se asomó en su lindo y hora herido rostro, una porcelana agrietada y maltratada.

Que si odio a Leila Turner? No tenía claro cómo me sentía con ella, tal vez me molestó el hecho de que no valoró cada detalle que mi amiga le regalaba, cada paseo, cada rosa, cada sonrisa llena de amor puro. Leila, es una tonta, pero me trataba de poner en su lugar para no llenarla de insultos.

Ya pasaron tres días donde mi querida mejor amiga sigue en su sueño profundo. No dió de nuevo restos de actividad y fue lo que más golpeó a su padre, fue lo que más golpeó a todos los que la conocían tanto, porque aquella sonrisa que tanto adoramos, no está.

La universidad no suspendió las clases a pedido del rey, debido a que el director planeaba hacerlo como modo de inspeccionar más a fondo las cámaras de seguridad desde la facultad de medicina hasta todo lo que correspondía al camino a aquella zona sin vigilancia.

Al segundo día, Mark me pidió que lo llevara al hospital para verla, luego del permiso del señor Henritch, entramos al hospital y los guardias lo revisaron para que ingresara a la habitación, lo que pasó dentro solo quedó entre el y el silencio.

Hoy la clase de anatomía no se sintió igual sin Amelia. Tal vez sea coincidencia, pero desde que no se a visto de nuevo la alegría desbordante de mi amiga, el cielo seguía adornado de nubes grises.

Las gotas de agua sólo me recuerdan al fatídico día donde la encontraron desangrandose.

-Emi - saludó Neriet-

Cuando Amelia le había comentado mi segundo nombre, ella solo optó por decirme Emi al igual que mi amiga.
Neriet tenía un parecido a Amelia, en el sentido de que no le importaba si fueras o no de la nobleza, eres un amigo u amiga y punto.

La prensa me localizó para hacerme preguntas con respecto al estado de Ams pero como siempre, me he negado a colaborar.

-Has entrado? - pregunté -

-Si, se ve tan pacífica y su cabello a vuelto a crecer un poco.

Aún podía recordar que antes el cabello castaño claro de Ami, era una belleza bajo los rayos del sol, delataban uno que otro cabello rubio que se veían como rayitos.

Luego se tornó al rubio, parecía una princesa de cuentos de hadas pero con excepción de que tenía un abdomen marcado brazos fuertes y podía dar miedo cuando sus ojos se tornaban carmesí.

El pasillo con lo que respecta la habitación de Amelia, seguía vacía, el día de ayer no había visto a Leila y por lo que veía ahora que eran las cuatro y media de la tarde, no aparecería.

Dulce PeligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora