Capítulo 7: Una pequeña pisca de amor

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Harry estaba tan agotado con esto de los preparativos del festival, llevaba horas sin poder dormir, porque sus suegros amaban poner música italiana a todo volumen cuando el pensaba dormir y despertaban tan temprano. Eran sumamente desordenados y entrometidos.

Ahora estaba justo sentado mirando la pared, completamente adormecido.

— ¡Yerno! ¿Cariño quieres un poco de omelette?

— Sí, gracias.

Era la cuarta vez que hacían uno de esos, pero no podía decir nada porque al final sólo le estaban colaborando. Se tumbó sobre la mesa y el sonido del plato lo hizo despertar.

Comenzó a comer de su delicioso Omelette y sintió como su suegra se sentaba cruzada de piernas a mirarlo, algo que lo incomodó.

— No entiendo porque quieres dar tanta demora para casarte con nuestra hija— dijo con su acento italiano.

— Estoy muy ocupado.

— Para casarse no se necesitaba de mucho tiempo, sino de disposición y veo que con mi hija tú no la tienes, hasta incluso no quisiste aceptar esa unión con nuestro restaurante.

— Si me disculpa, tengo que irme y con respecto a lo segundo que dijo, su hija y yo ya lo hablamos, mis sentimientos hacia su hija no tienen que ver con el negocio.

Estrelló la puerta completamente molesto con ellos, Fiorella estaba afuera con las bolsas de compra. Le dio un beso en los labios en señal de despedida.

— Pareces furioso Harry ¿Pasó algo?

— Que te lo digan tus padres, me voy.

Llegar al café y dormir en el sofá de su oficina, ahora era su rutina. Incluso ya no dormía con Fiorella porque esta prefería pasar tiempo con su madre en su alcoba, ya que estaban acostumbradas a dormir juntas en Italia.

Louis abrió la puerta y él se levantó abruptamente, viendo sus boxers amplios y su torso sin rompa. Se quedó mirándolo y luego comenzó a reír.

— Comprometido y durmiendo en  tu oficina ¿Hay algo mal?

Harry apresuró a ponerse la camiseta y los pantalones, ligeramente avergonzado. Su socio lo había visto de esa forma tan vergonzosa.

— Solo es que tenía mucho sueño y decidí dormir aquí, todo está bien con mi prometida. Espérame afuera Louis, voy en un rato y hablamos sobre que haremos hoy.

Louis esperó pacientemente en la mesa donde recibían a un par de clientes madrugadores a tomar café.

— Sígueme, iremos a un lugar que te va a encantar.

Subieron a su carro y el condujo hasta una gran fábrica de café, donde pretendía mostrarle a él, las bellezas de lo que es el café.

— Haré que ames al café.

— Lo veo difícil.

Harry agarró su mano como un niño pequeño y lo arrastró a las instalaciones de la fábrica de café.  Él sintió un breve cosquilleo al sentir el tacto de las manos cálidas de Harry, a diferencia de sus manos gélidas.

— Tienes las manos heladas.

Apretó más sus manos e intentó proporcionarle el calor de las suyas en las de aquél chico de ojos azules.

— Louis te ves un poco pálido ¿Estás comiendo bien?

— Sí.

Por supuesto que no diría la verdad, era demasiado orgulloso para aceptar que apenas comía una o dos comidas, el pan era su mejor aliado y rara vez le alcanzaba para comerse un trozo de carne.

¿Café o té? L.S Donde viven las historias. Descúbrelo ahora