Capítulo 23: La boda

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2 meses después

Un velo largo, un vestido menos ceñido para que no se notara su barriga. El gran día había llegado, su sueño desde hace muchos años. Sus padres sostenían el velo, ella se miraba al espejo con su Kiara de plata. Su cabello rubio en un perfecto peinado, sus ojos azules que estaban más brillantes que antes, sin embargo no era del todo feliz.

— Hoy estamos por completar el plan que siempre tuvimos— le dijo su madre.

— Que ustedes tuvieron.

— No comiences con los berrinches Fiorella, sabes que debemos estar unidos. Por cierto hija pásame dinero para al menos mantener controlado al dueño del casino.

Fiorella sacó de su billetera unos billetes y se los dió, estaba cansada de esto, de estar arreglando los problemas de sus padres, por la adición al juego.

— Gracias hija, ya sabes solo será un año, luego de eso que te den la mitad de lo que él tiene, nos devolveremos a Italia. Con nuestro negocio a salvó y libre de esos usureros.

Harry una y otra vez volvía a hacer el nudo de su corbatín, lo terminó tirando en la mesa cansado de que no quedara bien. Miraba al espejo y fingia una sonrisa.

— ¿Hijo estás seguro de lo que piensas hacer? — le dijo su madre.

— Sí mamá, solo estoy un poco nervioso.

Ella se fijó en su mirada triste, unos ojos vidriosos. Sabía que él no sería feliz casándose con ella.

— Harry, yo te diré algo. El día que me separé de tu padre, lo decidí porque sentía que no era feliz con él, no compaginabamos, a pesar de que te tenía a ti, lo decidí porque sé que tú deseabas una madre feliz, no alguien infeliz atado a alguien por obligación. Sé que Fiorella espera un hijo tuyo, pero sé que casarte con ella no te hará mejor padre.

— Mi hijo debe tener una familia unida.

— Solo mírate Harry, estás a punto de llorar, no quieres ir. Cuando se casen nada cambiará, serán tan infelices y desunidos. Yo sé que tu hijo entenderá que en tu juventud decidiste buscar la felicidad, él solo te pedirá que lo ames a él y le dediques todo tu tiempo de padre, al no casarte con ella, nada de eso cambiará.

— Pero ya es demasiado tarde —Él dijo, dejándose vencer.

— Nunca es demasiado tarde para enmendar un error. Yo me encargo de Fiorella.

Le extendió las llaves de su carro para que fuera por la persona que realmente quería. Harry las tomó y salió directo a la casa de Louis, quien estaba bebiendo solo en su casa. Llorando porque sabía que hoy se casaría él.

Sintió el timbre sonar una y otra vez y no quería contestar, cuando sintió que se le iba a reventar la cabeza, salió a ver qué querían.

— ¿Qué quieren?

Se quedó atónito de verlo en la puerta, con la mano sobre el umbral, tenía puesto el traje de matrimonio pero no llevaba corbatín. No podía creer que estuviera aquí.

— Hazz

— Lou, no quiero hacerlo, sé que fui un idiota, pero quiero estar contigo. No puedo casarme con alguien que no amo.

Louis no lo dejó terminar cuando lo besó, lo había extrañado tanto, el licor le hacía pensar poco, dejarse llevar por emociones y poco por la razón. Sobrio, quizás se hubiera hecho el díficil, pues le tomaron dos meses arrepentirse, meses que fueron realmente difíciles para él.

— Lou, hueles a trago y tienes los ojos rojos.

Pasó los dedos por sus mejillas y secó sus lágrimas, se sentía tan mal por ello. Acercó su frente con la de él, rozando sus narices, mientras los dos lloraban a la par. Sentía que podía volver a tener vida, porque sin él todo se volvía gris. Se le aceleraba el corazón en su presencia. Si antes no lo sabía, ahora sí, estaba enamorado de él.

— Te amo — le dijo en voz baja.

Louis soltó una risita y volvió a besarlo.

— Ven conmigo a casa.

Lo agarró de la mano, trasteando con los pies, casi cae a bruces, pero la mano de Harry en su espalda, lo impidió. Se miraron de nuevo, él sonrió. Le parecía realmente dulce u chistoso un Louis ebrio, pero a la vez le dolía que la razón por la que estaba así era por él. Si hubiera tenido las agallas antes, nada de esto hubiera pasado.

Subieron hasta su cuarto, él no había tenido la oportunidad de ver la casa desde adentro y realmente Louis vivía en pésimas condiciones. Los sofás rotos, las escaleras desgastadas y lo pequeño que era.

— ¿Louis por qué no has cambiado de lugar de vivir?

— No he podido, porque aún estoy pagando unas deudas que tenía antes de que consiguiera trabajo.

Harry pensó en ese apartamento que tenía arrendado y no usaba, pues decidió pasarse a dónde vivía actualmente Liam y luego el apartamento actual donde vivía con Fiorella.

— Louis, mañana te tengo una sorpresa, ahora que se te pase esa borrachera.

— ¿Ebrio yo?

Volvió a reírse y agarró a Harry para llevarlo a su cama. Esta estaba algo aguada. Lo empezó a besar, Harry le correspondió y empezó a tocar su cabello suave. Louis comenzó a meter su mano debajo de la camisa, él se apartó.

— Es mejor que duermas Louis, estás muy ebrio, quizás mañana no te acuerdes de lo que hiciste.

Él sonrió y cayó rendido en la cama, le quitó los zapatos y las medias. Le dejó un beso en la frente.

Fiorella llevaba el ramo de flores y esperaba en el altar, cuando apareció Anne sin su hijo, ella se acercó. Estaba histérica y llena de ira.

— Harry no vendrá.

— ¡Cómo que no!

Lanzó el ramo de rosas al suelo, miró a todas las personas de la boda que observaban todo de manera curiosa. Liam soltó una risa y el chico rubio que estaba a su lado, se lo quedó mirando.

— Lo siento, si supieras entenderías.

— Creo saber a qué te refieres, mucho gusto, soy Niall Horan.

— Liam Payne — le apretó la mano y sonrió.

Louis se despertó  5 horas después, olía a ese horrible aroma, quien estaría haciendo eso a esta hora. Se rascó los ojos y bostezó. Olía horrible en su cuarto. Dolía tanto su cabeza, recordaba haber bebido tanto porque Harry se estaba casando, pero sentía que algo más estaba pasando. Recordó cuando besaba a Harry, cuando estaban en su cama. Se le colocaron las mejillas rojas, Harry estaba aquí.

Salió del cuarto, preguntadose si sería un sueño.

— ¿Harry? — lo llamó.

Salió Harry con tan solo un bóxer y sosteniendo una taza de café en la mano.

— Preparé café fuerte, para la resaca que tienes.

— No quiero.

— Oh vamos Louis, es por tu bien.

Le dió la taza de café y lo obligó a beberla. Se bebió un trago, no sabía tan mal, no podía negar que él sabía preparar muy buen café.

— Veo que te estás acostumbrando a beber café, parece que estás aprendiendo a amarlo.

— No solo al café — carraspeo.

Alboroto su cabello como si se tratara de un niño pequeño.

— ¿Harry estás seguro de lo que hiciste?

— Muy.

Le quitó la taza de café y lo cargó en sus brazos, Louis se removía, queriendo que lo bajara.

— ¡Harry bajame! — gritó dándole puños en el pecho.

— Ahora que estás sobrio, terminarás con lo que empezaste — dijo sonriente.

— No recuerdo nada — mintió.

¿Café o té? L.S Donde viven las historias. Descúbrelo ahora