Capítulo 31: Enemigos en el trabajo

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Con el ceño fruncido revisaba el balance de la red de cafés en su ausencia, miraba de vez en cuando a Louis, quien estaba con los brazos cruzados dando vueltas en aquella silla giratoria, lo estaba poniendo de nervios con ese movimiento.

—Detente que me fastidias— dijo con su voz grave.

Louis entorno los ojos y dejó de moverse tanto, estaba esperando la respuesta de su jefe y socio.

—Estas cifras no son lo mejor, me arrepiento de haberte dejado a cargo.

—¿Cómo?

Louis estaba molesto, era el colmo que le dijera eso cuando en su estadía como jefe las ventas se habían incrementado en un 20%.

—Yo hice que la empresa tuviera un incremento.

—Error, el invierno ayudó a que no se fuera a pique con tu mala administración. Todos deseaban beber una taza de café con este frío tan voraz. Algunos buscaban calentarse, sobre todo aquellos que alguien los dejó helados y no tuvieron más remedio que calentar su corazón con una taza de café— dijo lo último casi inaudible y entre medio de los dientes.

—Solo dices esto para fastidiar.

—Tal vez, quizás sí hiciste un buen manejo de la empresa pero me gusta estar a cargo yo. Eso era todo Louis, puedes irte, encárgate de buscar un nuevo contador, ya que Erick renunció, quizás por un tal mal jefe.

Revisaba los papeles sin mirarlo, quería cogerlo por el cuello, pero no haría nada, se contendría y actuaría como un profesional.

—Eso haré.

Cerró la puerta y Harry miró con nostalgia detrás de ella, era tan difícil estar cerca de él y no sentir esa punzada en el pecho, sentía tantas cosas por él aún. Se sirvió un poco de café de la cafetera, era eso lo único que lograba calentar su frío corazón.

Louis había creado un hábito a beber café por las mañanas desde que terminó con Harry, quién diría que llegaría a amarlo, cuando no estaba con la persona que se propuso a hacerlo cambiar de parecer. Claro que este café estaba cargado con algo más, whisky por supuesto.

—Dame un poco de ese café, se ve delicioso— le dijo Elliot.

En la ausencia de Harry se habían hecho muy buenos amigos él y Stefan, quien ahora tenía una linda relación con el chico de rostro delicado.

—No.

Elliot le robó la taza y bebió un trago, sintiendo el sabor amargo y fuerte del whisky, un trago seco.

—Louis, no puedes beber esto en el trabajo, por favor.

Él se encogió de hombros, esto de lidiar con su ex en el trabajo lo estaba poniendo de nervios y necesitaba calmar su ansiedad con un poco de trago, por suerte no había retomado ese feo hábito de fumar.

—No pasa nada Elliot, este café hace parte del menú, solo hago control de calidad. Iré a encargarme de buscar un buen contador o sino tu amigo empezará a gritarme.

Bajó por las escaleras, para salir del café donde funcionaban las oficinas del gran dueño de la cadena de cafés.

Elliot decidió meterse en la oficina de su amigo para hablar con él, realmente le preocupaba que estuvieran separados ellos dos, eran el uno para el otro y bueno merecían estar juntos.

—¿Qué quieres Elliot?—dijo Harry al sentir entrar a su amigo.

—Hablar contigo.

—No tengo tiempo, Louis hizo un verdadero desastre, no lo saco de la empresa, porque es un socio que me ha ayudado mucho con su tonto té.

Elliot soltó una carcajada.

—Hablas como alguien que se acaba de pelear con su esposo.

Harry levantó la cabeza y lo miró con esa expresión de molestía que le causó más risa.

—Mira querido amigo, sé que ustedes se aman, déjense de peleas estúpidas y arreglen las cosas.

—Lo dudo, Louis me terminó y decidí aceptar la decisión, me acoplo a ello, ni siquiera lo extraño.

Elliot se acercó para mirarlo más de cerca, por supuesto que los extrañaba, esa mirada llena de melancolía lo delataba.

—Por cierto Harry, vi a tu ex, iba con tu hijo entrando a una tienda de bebés, quise acercarme a hablarle, pero despareció entre medio de la gente.

Harry sintió que se le aceleraba el pulso, su bebé estaba cerca, quería verlo, conocerlo, compartir con él.

—Elliot por Dios hubieras corrido tras ella, me muero por conocer a mi hijo.

—Creeme Harry esa mujer está aquí para algo, seguro que te buscará, espero que no use el niño para obtener lo que desea. Liam me contó que realmente le preocupa su instancia aquí.

—Tratare de buscarla y tú me vas a ayudar.

Fiorella cargaba a su bebé y le cantaba un canción de cuna, en un viejo apartamento que había logrado pagar la renta con un poco de dinero robado de una tienda de bebés. También robó una cuanta ropa para Luca.

Sacó una foto de su ex pareja y se la mostró a su bebé rubio y ojos azules.

—Mira amor, este es tu papá y muy pronto lo conocerás.

Sonrió sabiendo que el bebé que tenía en sus brazos la iba a ayudar mucho a conseguir lo que tanto deseaba.

¿Café o té? L.S Donde viven las historias. Descúbrelo ahora