Capítulo 10: Robo

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En el parqueadero intentaban encontrar el carro de Harry, el cuál no recordaba donde lo había parqueado. Daba traspiés con una sonrisa, él intentaba sostenerlo, pues él si estaba sobrio.

— Necesito encontrar mi auto — arrastraba las palabras.

— Dame las llaves — estiró su mano.

— Están en alguno de mis bolsillos.

Louis metió su mano en ambos bolsillos delanteros y no las encontró, hasta que se dio por buscarlas en su bolsillo trasero izquierdo. Harry lo miró con una sonrisa picarona.

— ¡Oh sí Louis toca mi trasero!

— ¡Estás tan jodidamente borracho!

Apretó las llaves para que el carro pudiera pitar y saber dónde se encontraba, sintió que el sonido provenía a mano derecha y agarró a él por el brazo para llevarlo a rastras al auto. Lo sentó en el copiloto y estando dentro del auto se encargó de ponerle el cinturón.

Cuando estaba dispuesto a arrancar, Daniel se le atravesó al carro. Tuvo que detenerse.

— Este tipo de nuevo — soltó un suspiro.

— Habla con él.

Se bajó del auto, sabía que no se quitaría de ahí, al menos que lo arrollara. Estaba sonriendo, pensando que de seguro era una buena señal que su ex se detuviera a hablar con él. Le apretó las mejillas, teniendo la plena intención de besarlo, él alcanzó a torcer la cara.

— Louis no sabes cuanto te he extrañado, pequeño.

— ¿Qué haces aquí hablándome? ¿Acaso no tienes novia?

— Tenía, le terminé por ti, al verte en ese centro comercial, reconocí lo mucho que te quise y empiezo a aceptar mi sexualidad, incluso empecé a cantar como drag queen. Me estoy aceptando para ser una mejor persona para ti.

— Primero que todo, esa aceptación debe ser por ti mismo, no por mí y segundo ya es demasiado tarde Daniel, no puedes pretender pedir una simple disculpa luego de lo que me hiciste pasar, años llorando tu abandono para que de la nada con un arrepentimiento se arregle todo. Me alegro por ti y tu aceptación, pero es algo que tendrás que hacer sin mí.

— Louis, pero yo te amo...

— Yo no, ya no.

Se montó de nuevo en el auto, dejando caer una lágrima que inmediatamente secó con su mano derecha. Harry lo detallaba a su lado, el hombre fuerte que creyó que era Louis, ahora se veía débil y adolorido. Sintió la necesidad de recostar su cabeza sobre sus piernas, además de que todo le daba vueltas.

— ¿Harry que haces acostado en mis piernas?

— Duermo. Por favor no vuelvas a llorar Louis, me gusta verte sonriente.

— Solo fue una lágrima, no me gusta llorar.

— Aunque también debes liberarte, sabes que más que tu socio soy tu amigo.

Se encargó de llevarlo hasta el aeropuerto. Esperaba conocer a la madre de Harry, quien era bastante parecida a él, solo que ella tenía los ojos de un azul marino. Su hijo se tiró en sus brazos cuando la vio con la maleta bajando las escaleras eléctricas.

— ¡Madre te extrañé tanto!

— Pero no pensabas invitarme a tu boda.

— No será por ahora, así que por eso no te dije nada. No tenía idea que los medios se encargaron de hacer llegar la noticia hasta Australia.

— Para que veas, las noticias vuelan.

Harry levantó sus maletas y las subió en la cajuela. Le alegraba mucho estar con ella, se aferraba a su brazo como un niño pequeño. Todos estos dos años que duraron separados, fueron como una eternidad para él.

¿Café o té? L.S Donde viven las historias. Descúbrelo ahora