Capítulo 13: Rumbo a la tierra del café

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Ropa esparcida en el suelo, trataba lo más rápido posible en recogerla. No podía creer el comportamiento tan infantil que estaba teniendo ella.

— No puedes irte sin hablar.

— Ya hablé y dije que necesito tiempo.

Fiorella pateó el mueble y agarró el brazo de su prometido con fuerza tratándose de aferrar a él, sentía que estaba perdiendo su salvavidas. Estaba perdiendo la cordura.

— Suéltame Fiorella.

Se soltó a la fuerza y salió con sus maletas listas del apartamento, con la mayor desilusión.

Puso las manos sobre su cabeza y comenzó a dar vueltas, dando gritos comenzó a tirar los platos que estaban sobre la mesa. Recibió un mensaje de su padre exigiendo más dinero para saldar la deuda con los dueños del casino.

Cogió las llaves del carro que le dió Harry y salió disparada para ir allá. No tenía dinero, les dió todo lo que pidieron, pero su padre y su madre no dejaban de jugar, a pesar de todo lo que había pasado. Los mafiosos de ese casino, los tenían amenazados.

Entró a aquel lugar clandestino, con una falsa apariencia de restaurante que en el sótano venía siendo un casino, dónde mafiosos y gente adinerada apostaba jugando poker y otros juegos del azar. El juego favorito de sus padres era la ruleta.

— Vine la princesa a buscar de sus padres viciosos.

— Ya te di el dinero que pediste.

El hombre levantó el arma y se la apuntó a la cabeza, ella temblaba. Estaba realmente asustada, pero no había venido desarmada. Llevaba una navaja en el bolsillo, pero antes de que pudiera sacarla, podía recibir un tiro en la cabeza, tenía que ser astuta.

— Lleguemos a un acuerdo de pago por cuotas, recuerda que soy cumplida.

— Tú sí, ellos no. Deberías olvidarte de tus padres, a veces la familia es una carga demasiado pesada.

Ella ignoró lo que él decía y soltó a sus padres, que se encontraban amarrados por cuerdas. Los abrazó con fuerza y los montó en su camioneta.

— No puedo seguir pagando cada vez que quieran, ahora ni siquiera tengo a Harry que me ayudaba a pagar sus deudas ¡Cuando dejarán de jugar!

— Cariño, tú tienes que recuperarlo, por el bien de todos. Sabes que todo esto son artimañas del Dragón.

— Ahora eso está difícil, porque él se fue de viaje y no quiere arreglar las cosas.

— ¿No te has puesto a pensar que tenga otra?

— No lo sé, no creo.

Ella apretó e volante recordando cómo Harry miraba a Louis, tal vez no era una chica sino un chico . Sabía de sus gustos y no era descabellado pensarlo.

Harry llegó al aeropuerto y su madre lo recibió con un abrazo. Luego un pellizco en el brazo.

— ¡Mamá! — exclamó como reacción al pellizco fuerte de su madre.

— Cariño, no puedo creer que haya venido hasta aquí y tú te vayas inmediatamente cuando vengo, me hace pensar que estás huyendo de mí.

Con sus grandes ojos azules, se veía que no estaba del todo molesta, sino que más bien ser trataba de una simple broma de su parte.

— Asuntos de negocios, además madre quiero alejarme un corto tiempo de aquí. Creo que unas semanas bastarán.

— Ya sé de quién te alejas y por quién.

Miró en dirección hacia el chico de baja estatura y cabello lacio que cargaba unas pesadas maletas. Él sonrió al sentir la mirada de la madre de Harry.

— No, no puedes pensar eso. Somos socios y amigos, eso es todo.

— Yo no he dicho nada, cariño.

Le dió un beso en la frente como despedida, se quedó esperando hasta que él subiera por esas escaleras y se perdiera junto con su acompañante.

Harry sostenía una guía turística en su mano, los lugares por dónde pasarían, que comprendía toda la zona cafetera. Su primera parada luego de hacer varias escalas sería el museo del café.

Sintió un aroma dulzón que porvenia de Louis, pensaba estar alucinando pero ese perfume olía a café o era su parecer.

— Hueles muy rico ¿Es café?

— Era el único perfume que me quedaba, es insoportable. Me lo regaló mi mejor amigo en una broma.

— A mí me gusta, casi desearía ...

— ¿Qué?

— Es un chiste un poco doble sentido, iba decir beberte, porque hueles a lo que más me gusta.

Louis bajó la cabeza apenado y se sentó en las sillas a esperar que llamarán. Le parecía haber visto sus mejillas rojas, pero debían ser ideas suyas.

Mencionaron el número de su vuelo y subieron directo al avión. Sentados juntos, un largo viaje los esperaba. En las largas horas de vuelo, Louis se quedó dormido y se recostó en el hombro de Harry y el puso su cabeza encima de la de él. La auxiliar de vuelo los miró con ternura.

En la escala que hicieron a Bogotá, pasaron a comparar unos dulces. Obviamente Harry pidió unos de café e intento que Louis comiera unos. Comieron bocadillo de guayaba y unas cocadas que jamás habían probado.

— Son cosas muy deliciosas, me gustan.

— Quiero algo caliente, tengo frío.

— Iré por café y un poco de té para ti.

Le trajo té hirviendo mientras esperaban su otro avión. Dónde volverían a dormirse. Al llegar ai hotel donde se quedarían, Harry era el que hablaba por él, pues sabía muy poco español.

Aunque muchos de los que vivían allí sabían un inglés aceptable para hablar.

— Solo hay una cama disponible, si quiere podemos pedir una colchoneta.

— No tenemos problemas para dormir juntos.

Louis se lo quedó mirando atónito, no quería dormir acompañado, odiaba hacerlo.

— Bueno entonces está es su habitación.

Les entregó una llave con el número 300, subieron el ascenso y Louis no paraba de bostezar.

— Tengo tanto sueño, espero que no te muevas demasiado.

— La cama es extra doble, hay espacio de sobra, despreocúpate.

Louis se avanzó sobre la cama y lo único que hizo fue quitarse los zapatos y dejarse las medias.

— Deberías quitarte la ropa, esos jeans son tan apretados que serán muy molestos para dormir.

— Date la vuelta.

— Como quieras.

Se dió la vuelta y él se empezó a bajar los pantalones y la camiseta, quedando solo en un boxer blanco y medias. Se tapó de pies a cabeza con la sábana.

— Yo acostumbro a dormir desnudo, pero hoy cambiara eso.

Se quitó la ropa pero dejándose el bóxer y las medias.

— Hace demasiado frío ¿No crees que deberíamos acurrucarnos?

— ¡No! Buenas noches Harry.

Él apagó el foco y cerró los ojos. Sería un poco extraño dormir con alguien a su lado después de tanto tiempo siendo su gato él único que dormía con él.

¿Café o té? L.S Donde viven las historias. Descúbrelo ahora